El padre Alemán pasó a mejor vida un domingo 24 de diciembre del 2007. Maestro de profesores en la PUCMM desde 1968, y autor de más de 20 libros. Este visionario jesuita tuvo una carrera docente y científica de primer orden, siendo en dos ocasiones asesor económico del Poder Ejecutivo.
José Luis Alemán no necesita presentación. De una forma u otra, a todos nos caló su sabiduría y la mesura de sus hábitos religiosos y académicos. Gobiernos, ministerios y empresas, además de conservarlo a su diestra, debieron gratificar sus consejos en “mirra y especies”.
En 2001 en una valiente entrevista concedida a la periodista Adriana del Conte describió realidades que podrían facilitar la redacción de una “Guía Ciudadana para entender los Gobiernos”. Citamos sus “máximas”, y al punto, osamos en analizar algunas de sus enseñanzas.
14 asesores con “buena química interna, pero no hacen lo que desearían hacer”. La asesoría estratégica de cualquier empresa o gobierno está condenada al fracaso si no se fijan los problemas concretos y los métodos para canalizar las sugerencias. Consultores visionarios pueden sucumbir por ausencia de espacios en la voluntad del ejecutivo. El que considero uno de los asesores más geniales del Siglo XX, Henry Kissinger, contó en materia de seguridad nacional, con la venia y la audición oportuna del Presidente Nixon. Saber auscultar consejeros con tino y serenidad es una virtud del gerente exitoso.
El padre Alemán termina afirmando “yo tengo la sensación, la hipótesis, aunque no puedo asegurarlo, de que muchas de las asociaciones de la sociedad civil son perredeistas, o por lo menos tienen fuertes conexiones con el partido, y por eso no se atreven a criticar al gobierno”
Las organizaciones sociales quieren un “paquetazo social real y tangible”. Para diseñar esta propuesta, los 14 asesores no fueron consultados; se “contrataron expertos chilenos y españoles”. Experto es una persona con “experiencias”; habilidades que se aprenden en la vida real y que muchas veces no pueden ser replicadas indistintamente.
Recordemos que en la Red por la Descentralización hay más de mil organizaciones con una agenda de lucha contra la pobreza. La mejor política pública es la que nace del consenso de la ciudadanía. Si se fracasa la responsabilidad es de todos; si impacta exitosamente, todos reconocen la visión, capacidad y voluntad política de quien la puso en práctica.
Faltan “líneas maestras y no hay una gran estrategia”. El presidente promulgó la Ley de Seguridad Social, esa es parte de la línea maestra. La participación social, la autogestión, el apoyo a la microempresa, oportunidades de empleo a mujeres, la focalización y el seguimiento a la salud familiar, son líneas que podrían dar sentido de cuerpo estratégico a la lucha contra la pobreza.
Trujillo repartía “macutos con alimentos y jabón” para los pobres. Estos operativos vigentes desde inicios del siglo XX no son “la estrategia”. Un operativo es un inmediatismo, la estrategia enrumba la sociedad hacia un fin.
“Los gobiernos delegan competencias a empleados que no están capacitados”. Escasos son los gabinetes con mayoría de ministros eficientes. Estudios divulgados en el V Congreso de Reforma del Estado y de la Administración Pública del CLAD, indican que en América Latina no llegan a 20%, los ministros que están preparados para sus funciones. Muchos gobiernos ni siquiera se acercan a este nivel, y pocos directores saben qué hacer para cumplir sus planes.
El juego académico “El Destructor del Déficit Fiscal” del programa de especialización del INDES-BID, simulaba situaciones donde actúan funcionarios y ministros del área social, incapaces de persuadir al gabinete económico.
“No hay monitoreo, no se le da seguimiento a lo que se hace”. Es muy escasa la cultura de supervisión y seguimiento de los funcionarios gubernamentales. Pocos ministros tienen claro hasta dónde pueden llevar las tasas e indicadores de la economía y menos qué metas cumplieron los gobiernos precedentes.
Otros se deslumbran cuando directores locales hacen “cosmética gerencial” al pintar y limpiar sus dependencias. La famosa frase, “lo que no se controla no se cumple”, sindica a los que olvidan establecer puentes entre pasado y futuro, y en cada acción pretenden descubrir la “panacea universal”. El partir siempre de cero es funesto para el desarrollo de los países.
“Lo peor de los gobiernos es la ejecución”. Hay gobiernos brillantes para formular y visionarios para programar. Pero al momento de poner en práctica lo escrito en el papel, viene la ausencia de lógica en las decisiones, el uso ineficiente de recursos, la designación excesiva de acólitos y ausencia de efectividad en las intervenciones. Facilitan que el caos gerencial se aposente en el Estado. La ejecución es un arte que impone gestión de equipo, motivación, liderazgo y ritmo.
La Comisión Barrial y Provincial de la Presidencia, Comunidad Digna, Procomunidad, DGDC, el Plan Social, CONAU, CONARE, SESPAS, SEE, PROMIPYME, en fin el Gabinete Social, debe organizar la ejecución, evitando que cada institución ande por ahí compitiendo por hacer lo mismo.
La máxima final es un epitafio: “en este año (2001) ha disminuido la participación de la sociedad civil”. La formación de la Red por la Descentralización con más de mil entidades comunitarias, es un indicador positivo, pero este proceso es muy tierno.
El padre Alemán termina afirmando “yo tengo la sensación, la hipótesis, aunque no puedo asegurarlo, de que muchas de las asociaciones de la sociedad civil son perredeistas, o por lo menos tienen fuertes conexiones con el partido, y por eso no se atreven a criticar al gobierno”.
La sociedad civil además de recibir fondos oficiales para sus programas, no puede perder el sentido participativo y crítico que explica su origen.