El gobierno central entregará 17 mil 085 millones de pesos de regalía pascual, o sea que en el año la nómina pública es de 222 mil 105 millones.

En el año 2013, el monto de la regalía fue de unos 8 mil millones de pesos, por lo que la nómina al año sería de 104 mil millones.

Esta es menos de la mitad que en este 2018.

Como no ha habido aumento general de sueldos más que algunos pírricos en uno que otro sector específico, por caso a los policías en el 2017; esto quiere decir que la cantidad de empleados aumentó en 100% en cinco años.

Sin contar la cantidad de millones que se paga a empleados que, por razones de edad, u otras, son contratados y no hacen parte de la nómina oficial.

Dado el carácter clientelar del sistema político dominicano, y el abuso y uso del Estado por parte del PLD, se puede inferir que en cinco años este partido ha multiplicado por dos su ejército de votantes cautivos adscritos a la nómina pública.

En el Sistema de Subsidios Sociales, integrado por diez modalidades de tarjetas, tenía hasta hace poco un millón 190 mil 849 favorecidos directos; que, en realidad relacionan a 949 mil 586 hogares.

Si en cada hogar hay un mínimo de tres personas, entonces es mayor el número de relacionados con ese sistema.

Esta  realidad incide de una manera significativa para que, a pesar de sus malos gobiernos,  las encuestas señalen al PLD como una marca política con cierta valoración favorable; porque son millones las personas que podrían dar una opinión favorable a ese partido  al  ser consultadas.

Esas magnitudes desafían a una calidad y magnitud  determinadas  de oposición,  si se plantea el cambio de gobierno en el 2020 como una necesidad para dar nuevos aires políticos al  país.

Las propuestas políticas de oposición, tienen que ser cualitativamente diferentes y más atractivas que las del gobierno. Proponer lo mismo que este, o algo parecido, es una pérdida de tiempo.

Se puede y se debe lograr el cambio, pero hay que ver en esos datos de la nómina y el presupuesto públicos, la magnitud y la calidad del discurso político, de la fuerza que es necesaria contraponer a la que ostenta el poder; y esta sólo puede lograrse en una unidad amplia, forjada en el debate de ideas-propuestas y en la movilización del partido más grande, que es el pueblo.