Tan pronto el presidente dominicano da un discurso, los periodistas emprenden la búsqueda de reacciones de la oposición, la sociedad civil y los analistas políticos. Y eso es bueno para el debate democrático, claro que lo es, pero es un poco más de humo sobre las volutas que ya ha emitido el mandatario.

Hasta que en República Dominicana no haya un mecanismo serio de fact checking o verificación de hechos será imposible evaluar la palabra del presidente con algún tipo de rigor profesional. Todo lo que se diga como evaluación es opinión. Y como ha sido establecido antes: “Las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados”.

Los fact checkers son plataformas en línea, sin fines de lucro y no partidarias, que se encargan de verificar si lo que dicen los políticos (y también los medios de comunicación) es verdad o es mentira, es una media verdad o una verdad a medias, es preciso o no lo es, ha sido descontextualizado o ha sido manipulado de alguna manera.

En el caso de la alocución del presidente Abinader de la semana pasada, por ejemplo, la primera mitad de su discurso fue una lista de logros, sujetos a confirmación; y la segunda mitad, una lista de promesas, sujetas a realización.

Personalmente, creo que el fact checking es más verificación de datos que verificación de hechos.

De lo que contó el mandatario, ¿qué son evidencias que rompen los ojos? Los avances en la vacunación y un Ministerio Público que enfrenta la impunidad, especialmente si se trata de la corrupción de la pasada gestión. Todo lo demás está sujeto a confirmación, no porque sea falso, sino porque no es evidente ni fácilmente comprobable por un ciudadano promedio. Alguien tiene que hacerlo por él.

Eso es justamente lo que hacen las entidades de verificación de hechos: contrastar lo que dicen los políticos y los medios, a partir de fuentes estadísticas, documentos legales, informes o investigaciones científicas, otros discursos del mismo o de otros voceros gubernamentales, websites oficiales, indicadores cuantitativos o evaluaciones objetivas emitidas por organismos técnicos independientes.

¿Quién financia la labor de verificación de hechos? El público (crowfunding), mecenas individuales, fundaciones y plataformas tecnológicas de información. Algunos fact checkers también aceptan fondos de corporaciones, publicidad en línea y auspicios de grandes medios de comunicación.

Nunca los fact checkers reciben fondos de partidos políticos; todas sus fuentes y montos de financiamiento son transparentados al público, y bajo ninguna circunstancias aceptan ningún tipo de censura o condicionamiento a la verificación que ofrecen al público a cambio de financiamiento.

Personalmente, creo que el fact checking es más verificación de datos que verificación de hechos. La verdadera verificación de hechos se logra volviendo al periodismo de campo, que es tan simple o tan complejo como asignar un periodista y un fotógrafo para constatar en el terreno qué son hechos y qué es humo de lo que dicen los políticos.

Para empezar con lo que dijo el presidente la semana pasada, la verificación de hechos consistiría, por ejemplo, en visitar una muestra representativa de las 400 obras de infraestructuras que, según el mandatario, ya están en marcha; verificar en los hospitales las experiencias de los pacientes, y hacer dos o tres visitas guiadas en los parques de zonas francas para dar testimonio de su dinamismo. Si lo hay.

El autor es consultor en comunicación.
melvinpena.do
@melvinpenaj