La República Dominica, desde su nacimiento, ha sido víctima de los políticos y de los diferentes gobiernos que ha tenido. En todos los gobiernos se ha enriquecido gente y cada vez son más las personas que muestran habilidades para robar dinero del Estado sin la más mínima pena o vergüenza y presentándose ante la sociedad como personas inmaculadas, honestas y trabajadoras. Todo esto ha hecho que el dominicano sueñe con un gobierno serio, trabajador y transparente, donde se formulen políticas a favor del desarrollo del país, en todos los sentidos, y que la calidad de vida de los ciudadanos mejore.
En los últimos cuarenta años de nuestra historia, en cada una de las elecciones, los más optimistas han acudido a votar, no por el candidato que ha prometido hacer las cosas bien, sino rechazando a los que en ese momento están en el poder. Cada vez al final de cada período, vemos como una vez más se burlan de nosotros.
Después de los Doce Años de Balaguer, con el ascenso al poder del PRD en el 1978, la esperanza vino al pueblo dominicano. Pero ni “El presidente agricultor”, ni “El hombre de las manos limpias”, pudieron parar los escándalos de corrupción, atrasos en los pagos de préstamos, endeudamiento e hiperinflación, que llevaron a la Poblada de Abril en 1984, donde más de un centenar de dominicanos murieron.
Si es cierto que en estos ocho años del PRD fenómenos atmosféricos, alza del petróleo, la caída de los precios del azúcar y la Década Perdida los acompañaron, no es menos cierto que las políticas desacertadas, sobre todo el “borrón y cuenta nueva” y no sometimiento a la justicia a los corruptos del gobierno anterior, llevaron al pueblo a una frustración que culminó con la vuelta de Balaguer al poder.
Con el fracaso en el intento de sacar a Balaguer en el 1990 y en el 1994, producto de un fraude electoral en ambas ocasiones, en el 1996 llega el PLD por primera vez al poder. En dicha ocasión, con la pena de que José Francisco Peña Gómez no llegó a la presidencia, el consuelo fue que se salió de Balaguer y aunque con la ayuda de este último, ganó “El nuevo camino”, cerrando así el camino malo, según ellos. Vuelve la esperanza del pueblo, esta vez con un hombre joven, quien sedujo a la población con sus dotes de orador y tenía todo para hacer un buen gobierno, ya que recibió un país económicamente sano.
Lo primero que hizo fue aumentar la cantidad de subsecretarios -esa vez hasta uno vivía fuera del país- y aumentar todos los sueldos y no pararon los actos de corrupción. A tal punto se aumentó la nómina y el gasto, que un estudio que se dio a conocer en ese entonces, reveló que era el doble de cuando Balaguer con todo y corrupción. Eso llevó al PLD a perder el poder en el 2000 y contrario a lo que quieren decir ahora, el Dr. Fernández no intentó la reelección, porque los números no le daban, hasta Balaguer sacó un 24.6% de los votos válidos y dijo que no prestaba su sombrero dos veces.
Regresa en el año 2000 el PRD con Hipólito Mejía. El desorden, desde el primer día, cuando se le perdió o se le quedó, quién sabe qué fue lo que pasó, con una hoja en su primer discurso. Prepotencia, arrogancia, corrupción por parte de los funcionarios y la protección del presidente al expresidente, conjuntamente con los problemas intra partidario por la reelección presidencial y la inestabilidad en los precios de todo, trajeron una vez más la desilusión al pueblo. Si es cierto que los primeros dos años de este gobierno fueron buenos, no es menos cierto que los siguientes dos fueron tan malos que parecieron muchos más.
Vuelve Leonel sin ninguna promesa, tan solo se dedicó a preguntar en todos los mítines que quién había subido todo y con el “E’ pa fuera que van”. Si en 1996 se produjeron actos de corrupción, comparado con estos ocho años, eso fue un ensayo. Es indescriptible lo que sucedió en ese período. Se rompieron todos los parámetros, hicieron de todo y se puede llenar páginas tratando de contar. Hasta se cogieron el vacacional de Jarabacoa. Mejor dejémoslo ahí, porque dan ganas de llorar.
Llega en el 2012 el presidente que más caro le ha salido a la nación, se gastó mucho, pero mucho dinero para que Danilo pudiera ganar. De todos modos, en su discurso de toma de posesión, se alejó tanto de su compañero, que la gente vio luz al final del túnel. Ocho años en donde no sólo se comió el tiburón podrido, sino que hasta un pulpo salió a relucir. Estaban tan lejos de la realidad, que perdieron la perspectiva de todo y se encontraban embriagados de poder. Estos dieciséis años se podrían resumir en CORRUPCIÓN TOTAL.
Todos estos fracasos hacen posible que Luis Rodolfo Abinader Corona, con la promesa de “El Cambio”, logre la victoria en las elecciones presidenciales del 2020. A pesar de que no ha transcurrido el primer año de su gestión y que recibió un país en estado crítico, económicamente hablando, y en medio de una pandemia, las designaciones y acciones llevadas a cabo dicen mucho.
Siguen familias completas en el tren gubernamental, algo que se criticó mucho en los gobiernos del PLD. Se ha aumentado la nómina y el gasto en los diferentes ministerios. Entiendo que no a todos los miembros de ese partido que llevó al poder a Abinader se le puede dar empleo, tampoco cancelar a alguien por ser del otro partido, pero mantener en posiciones a personas, funcionarios medios sobre todo, que fueron puestos por el gobierno anterior y en la mayoría de los casos fueron y son unos corruptos que no están preparados para ejercer dichas funciones y en otros casos se ha nombrado a personas que en los años del PLD tenían sus botellas y ahora se le acoge, porque son amigos del ministro o director, eso sí no lo entiendo.
Se les sigue pagando a las famosas “bocinas” y dándoles dádivas, disfrazadas de publicidad. Salen cada día los nombres de hijos de los altos dirigentes del PLD cobrando en el Estado. El servicio exterior sigue lleno de personas que no son de carrera. Algunas designaciones, desde ministros, hasta directores, de personas ajenas y con un desconocimiento, no solo del campo de trabajo, sino de la realidad. Y, lo que ha salido ahora, la conexión que existe de algunos funcionarios actuales con exfuncionarios, de quienes se presume cometieron actos de corrupción.
Todo esto pone a pensar a muchos de los que votaron por Luis Abinader y no por un puesto, sino esperanzado de que un cambio vendría. Incluso, los más escépticos dicen que se arrepienten de haber votado, porque el único cambio que han visto hasta ahora es el de personas, lo demás sigue igual.