“En mí siempre tendrán un Procurador que procurará justicia”. Jean Alain Rodríguez (Rueda de Prensa d/f 15/08/19)
Después del señor Víctor Céspedes Martínez, ex Procurador General de la República (2003-2004), me era difícil imaginar alguien menos cualificado para ese cargo hasta la llegada de su actual incumbente.
De hacerse un estudio histórico sobre las descalificaciones y epítetos despectivos que desde medios de comunicación masiva han recibido nuestros funcionarios públicos mientras ocupan sus cargos, es probable que ninguno sume una mayor cantidad que el Lic. Jean Alain Rodríguez. Entre los tantos vituperios que comúnmente recibe, la denominación de “mentiroso” es sin quizás el más reiterado, y esto en razón de que en sus más de dos años en el cargo, ha mostrado cierta proclividad a expresar y defender falsedades. Pero esa actitud, debo decir en su defensa, no lo hace por sí sola un mentiroso.
Mentir es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa. De manera que, siendo la intención del hablante una condición necesaria para que pueda ser considerado un mentiroso -correctamente-, es claro que no todas las expresiones falsas o contrarias a la verdad constituyen una mentira. Incluso, si la expresión es falsa, pero quien la comunica lo hace convencido de que es veraz -evento siempre posible si admitimos que nuestra capacidad de conocer es por naturaleza falible-, no cabe en nuestro concepto hablar de “mentira”; podrá tratarse de una falsedad que se advierte en una opinión incorrecta, un paralogismo o una falacia, pero en cualquier caso, simplemente una información producto de un error o equivocación de su autor.
Por lo anterior, el profesor norteamericano Harry G. Frankfurt, en su famosa obra On Bullshit, explica que es imposible mentir si uno no cree conocer la verdad. Partiendo de esta idea, es incluso correcto denominar mentiroso a quien expresa un enunciado verídico, aún (i) sin certeza de la veracidad del mismo, pero (ii) con la intención de engañar, independientemente de que (iii) la veracidad de dicho enunciado resulte comprobada; es decir, un mentiroso que dice la verdad.
No obstante la aparente simplicidad del concepto “mentira”, se trata de un término tan vago como ambiguo, que en el lenguaje natural comúnmente utilizamos para denominar también otras formas de tergiversación o manipulación de la verdad, como charlatanerías, exageraciones, paparruchas, sinsentidos, sofismas, faroleos, etc.
Aunque no contamos con una fórmula científica que permita resultados exactos para determinar la intención fraudulenta o no en cada acción humana, para evaluar el caso del Procurador Jean Alain podemos ampararnos en los criterios de logicidad que comúnmente utilizan los jueces para identificar el dolo en las conductas juzgadas, aplicando el sentido común, máximas de la experiencia y reglas de razonabilidad práctica.
En ese orden, respecto del caso Odebrecht y el señor Procurador, tomemos como muestra cinco de sus conocidas afirmaciones falsas -pues así verificables-, en algún momento criticadas como mentiras en algún medio de comunicación:
1. “están todos los que son y son todos los que están” (en discurso d/f 29/05/17). Aunque semejante afirmación no merece menos que la sanción de la risa, me parece incorrecto por sí sola identificarlo como un mentiroso más allá de toda duda razonable. Sin embargo, se trató en definitiva de un acto de temeridad del personaje y que dice mucho de su pobre sentido común.
2. “hoy en día, la gran mayoría de esos países [donde existe un expediente Odebrecht] nos llaman a nosotros a pedirnos referencias (…) y a saber como nosotros estamos guiando (…) colegas nuestro (…) y nos llaman y nos dicen como lo han hecho (…) les damos referencia y los ayudamos también en como como hacer las cosas para que tengan los resultados que tenemos” (en entrevista al periodista Roberto Cavada d/f 3/7/17). Aunque un exprocurador brasileño ya se ha pronunciado censurando nuestro modelo de investigación, entiendo que difícilmente pueda alguien desmentir ese dato, de hecho, su certeza explicaría por qué en esos países las investigaciones resultan muy diferentes a la dominicana; pues -con las explicaciones que reciben del Procurador- quizás nos han tomado como modelo de lo que no debe hacerse en una investigación objetiva y responsable. Dije quizás.
3. “(…) será sometido a la justicia (…) cualquiera que tenga indicios (…) caiga quien caiga, por eso no tenemos que ver con que sea quien sea, no tenemos ningún compromiso que no sea con el pueblo dominicano” (reiteración de las declaraciones dadas en rueda de prensa d/f 26/12/16, en la antes citada entrevista d/f 3/7/17). Estando aún en el cargo y en sus manos la suerte inmediata del caso, debe censurarse el “mentís” que por esta afirmación le han dado algunos críticos; dejémosle trabajar a su manera y quizás a todos nos sorprenda. [Imagino que pensar así es no ser pesimista, pero tampoco optimista razonado o informado, por ello no pondré objeción si para alguien soy solo un iluso].
4. “El Ministerio Público ha hecho la investigación más seria y más amplia de la historia de República Dominicana y los hechos lo demuestran” (en respuesta a la periodista Hogla Enecia Pérez d/f 3/7/19). Al respecto, tuve la oportunidad de expresarme en otro escenario considerando esta opinión una muestra de ceguera ética y disonancia cognitiva de su autor. Pero dejando margen a otro diagnóstico, confieso que tampoco tengo base para desmentirlo. Lo triste es que de ser cierta esa afirmación, contando todas las deficiencias y gazapos de esta investigación, quedan muy mal paradas todas las gestiones históricas de la Procuraduría General de la República.
5. “No pueden apelar conforme al artículo 303 del Código Procesal Penal (…) los imputados apelaron a sabiendas que no procede, lo hicieron como táctica dilatoria” (en declaraciones d/f 22/7/19, sobre los recursos de apelación presentados por los acusados contra la resolución núm. 005-2019, del Juez Francisco Ortega). Tampoco esta consideración puede identificarse como una mentira a priori, resultando más prudente tomarla como otro desacierto del personaje dado su claro desconocimiento de nuestra jurisprudencia y cuestionable capacidad de razonamiento jurídico para interpretar la ley.
En fin, por las razones que he expresado, no creo que (aún) sea correcto considerar mentiroso al señor Procurador General. Pero les recomiendo no convencerse de eso solo por creerme, que [y esta es mi segunda confesión en este artículo] sí he mentido ocasionalmente, y es posible que la última vez no sea la última. Mejor esperemos el nuevo capítulo que nos trae “El Informe” de Alicia Ortega esta noche, y ya veremos.