La semana pasada la firma encuestadora Mark Penn realizó una encuesta vía telefónica, que ha causado gran revuelo en los distintos litorales políticos, especialmente en la oposición. Sin embargo, la nota discordante no fue en sí los resultados de la encuesta, sino la metodología utilizada dada la realidad del mercado dominicano que fueron expuestas un mes antes por su representante en el país, el economista Bernardo Vega.

La realidad es que, realizar un levantamiento muestral por teléfono en un país como la República Dominicana que posee una particularidad muy singular, ya que las autoridades intervienen de manera constante los teléfonos, ya de entrada agrega un ingrediente distorsionador a la muestra que la contamina de plano. Muchas personas que fueron entrevistadas tienen el temor a expresar sus verdaderas simpatías, por temor a perder una ayuda de las que proveen los programas asistenciales del Gobierno o a ser perseguidos por las autoridades tributarias, aquellos que pertenecen a estratos sociales más encumbrados. En síntesis, el dominicano es muy temeroso y desconfiado a la hora de proveer cualquier tipo de información por teléfono, y es más, cuando es un extraño el que está al otro lado de la línea. 

Otro elemento que dificulta el levantamiento de una muestra por la vía telefónica es que, en la República Dominicana, no existen empresas que provean datos de personas a través de grupos focales o paneles debidamente estratificados que hayan sido seleccionados utilizando un muestreo de probabilidad de área, como base para una muestra de provincias múltiples de igual probabilidad de hogares dominicanos. Al utilizar este marco, Mark Penn pudo haber tenido una mayor cobertura de la población general, ya que le permite obtener ciertas ventajas tales como:

  1. Mayor cobertura de población que el muestreo estándar basado en direcciones.
  2. Mayor cobertura de población que el muestreo estándar de teléfonos celulares y fijos.
  3. Mayor cobertura de población que el muestreo de encuestas por correo estándar.

Para las provincias del país que carecen de un listado de direcciones confiable, las encuestadoras pueden utilizar el muestreo basado en direcciones para agregar direcciones y garantizar la representación de la muestra para todas las provincias del país. Si se aplican pesos estadísticos adecuados se puede permitir el uso completo de la muestra combinada.

Sin dudas, realizar un levantamiento utilizando esta metodología es muy costoso, por lo que, dudamos que Mark Penn haya utilizado este método, porque el padrón o lista de electores no permite un nivel de estratificación tan sofisticado como el método que señalamos anteriormente, que utilizan empresas especializadas en datos en los países desarrollados, especialmente en los Estados Unidos.

En la entrega que Mark Penn realizó la semana pasada no reveló su ficha técnica, ni tampoco hizo hincapié en la utilización el método de muestreo probabilístico como han hecho históricamente. Sin la utilización del muestreo probabilístico, los resultados de la muestra no se pueden extrapolar a la población general, por lo que esos resultados no serían del todo confiables.

Vale la pena destacar que, la firma Mark Penn queda varada en medio del fuego cruzado que se ha suscitado con las guerras de encuestas que han inundado el mercado electoral dominicano en los últimos días, que se venden al mejor postor con el simple propósito de llenar sus arcas mercuriales. Sin embargo, aún tiene el tiempo suficiente para realizar una muestra al nivel de los estándares científicos a los que nos tiene acostumbrados, para así poder salvar su reputación que ha sido construida en los últimos 39 años por su ineludible apego al máximo rigor científico.