“Conducta errática. Hay veces quisiera ser piedra o árbol para carecer de memoria, para no sufrir mirando tanta conducta ERRÁTICA.”

Muchos de los lectores estarán preguntándose qué hay de malo en el uso de “errática” porque la palabra es harto vieja en la lengua corriente. De inmediato hay que aceptar que el vocablo es antiguo en el español común.

Aquí el interés se centra en el hecho de que se ha hecho un empleo impropio de la palabra porque se le atribuye a esta una significación que no posee. Se evidenciará más abajo que con el significado en español de la voz del título en el pasaje esta no sirve para imprimirle sentido a la oración.

Antes de entregar las acepciones establecidas desde hace siglos se hace interesante recordar que este errático del título tiene relación con otros vocablos de la misma familia, como por ejemplo: errante, errabundo.

Una vez despertada la curiosidad con los dos términos que constan en la última oración anterior a esta hay que traer los significados de errático que son tres. Primero “vagabundo, ambulante, sin domicilio conocido”. Esta acepción es la que tiene directa relación con las dos palabras que se destacaron antes.

La segunda acepción pertenece al campo de la medicina: con la calificación de errático se conoce el dolor crónico que va de una parte a otra sin tener asiento fijo. De nuevo aquí está presente la conducta de algo que no sienta reales en un solo sitio.

La tercera acepción que se sitúa también en el ámbito de la medicina, alude a la calentura que se produce sin período fijo. Esta vez de nuevo en la definición entra el concepto de algo que no es fijo. Los franceses conocen muy bien este tipo de dolor al que llaman erratique.

Una vez terminada esta peregrinación por los predios del español común hay que llegar hasta el meollo del asunto para discernir si una conducta puede ser errática en el español corriente, que a eso se contrae el pasaje que se reprodujo en cabeza de esta sección.

En el ejemplo de la cita lo que hizo el articulista es que tradujo directamente del inglés, más específicamente la voz erratic, que en buen español aquí sentaría mejor con versiones como “inconstante, voluble, variable, imprevisible, caprichosa”.

En inglés se entiende por erratic lo que se caracteriza por la falta de constancia, regularidad o uniformidad. Como se comprende enseguida esta versión del significado del inglés permite que se utilice uno de entre los términos propuestos antes.

En otros casos la voz del inglés podría llevarse al español con la ayuda de: irregular, desigual, aleatorio. Son muchos los ejemplos en los cuales dependiendo de las circunstancias la traducción se aleja de lo trillado por la similitud de las dos voces en las dos lenguas.

Como se ha hecho antes se aconseja desconfiar de estos parecidos engañosos que conducen a traducciones que fomentan confusión. Para evitar los errores de este tipo hay que guiarse por el sentido de lo leído, es decir, más por el sentido que por el parecido de las palabras.

UNDÉCIMO – DECIMOPRIMERO

“Pero a la DÉCIMO PRIMERA vez lo aceptaron. José fue al espacio con la misión del Discovery en el 2009.”

No hay secreto bien guardado en esta sección; aquí se va a tratar lo relativo a las dos palabras del título que se consideran adjetivos ordinales.

El primero de los dos vocablos -undécimo- es el más antiguo en el uso del español. Era y quizá es todavía la forma preferida por el uso culto. Etimológicamente es la forma de expresar que lo que así se menciona es lo que sigue inmediatamente en orden al décimo. No debe olvidarse que el modo aceptado para expresar lo que sigue después de undécimo es duodécimo, aunque ya se acredita como válida la forma decimosegundo.

El ordinal undécimo también puede funcionar como numeral fraccionario, en lugar de onceavo; lo que NO se acepta es que onceavo a su vez pueda funcionar como ordinal.
En la actualidad se considera válida la forma decimoprimero por su analogía con decimotercero, decimocuarto y otros.

Todos los tratadistas de estos asuntos de la lengua escriben los ordinales en una sola palabra, de modo tal que debe considerarse ese como el uso culto en el seno de la lengua. Es un ejemplo que debe seguirse y evitar escribir los numerales en dos palabras como apareció en la cita.

ANDADERA – BURRO

“Luego, vestido con una camiseta, pantaloncillos cortos y calzado deportivo pudo usar una ANDADERA ortopédica y hablar con frases breves”.

En el español de todos los días, dependiendo del país, se utiliza la forma masculina o la femenina para referirse a la armazón metálica que sirve de soporte para ayudar a alguien a andar. En el caso de la oración reproducida al principio de esta sección le han colocado un modificador a la andadera para que se entienda bien el uso a que está destinada.

En el español antes solo se usaba el masculino -andador- para el aparato o armazón sobre ruedas que servía para ayudar a andar o para “enseñar” a andar a los niños. El DRAE hasta hace poco definía esto como un “utensilio” para enseñar a andar a los niños.

En la vigésima tercera edición de la recopilación oficial de la lengua la redacción correspondiente a andador, ra  se publicará con la acepción modificada: “Artefacto para enseñar a andar a los niños o para ayudar a desplazarse a los discapacitados”. Como se nota enseguida la nueva redacción abandonó la palabra utensilio y la reemplazó por artefacto, al tiempo que  amplió el empleo para incluir a los discapacitados.

Los cubanos adaptaron un vocablo muy bien conocido de la lengua común -burro- para otorgárselo a la armazón que sirve de apoyo a personas con dificultades para caminar. Por una parte la versión cubana hace el armazón de madera, lo que limitó en exceso la descripción; aunque por otra parte ensanchó el uso al atribuírselo a “personas con dificultades para caminar”.

Los artefactos modernos son fabricados con metal ligero y algunos son algo más que una simple armazón porque están provistos de asientos y ruedas, aditamentos que ayudan en el uso del aparato.

En la oración de la cita a la andadera le añadieron el adjetivo “ortopédica” para acercarla a la medicina sin tener en cuenta que la ortopedia en sí misma es el arte de corregir o de evitar deformidades del cuerpo humano. Como se comprueba con la lectura de las definiciones de la andadera el propósito principal de esta es servir de apoyo a personas con dificultades para caminar.

En la práctica las personas llaman “burrito” al andador que les permite desplazarse por sus pies este apelativo es quizá movidos por el cariño que le toman al aparato que los ayuda a deambular.

ALGUNA OTRA

“La mayoría de los comercios no reembolsa el dinero pero sí da un cupón por el valor del regalo rechazado con el cual se puede adquirir ALGUNA OTRA cosa.”

En el texto copiado al principio de esta sección se ha resaltado la combinación “alguna otra” porque es un sometimiento servil que hace el redactor a un tipo de construcción que no se viste con todo el ropaje del español tradicional.

El servilismo al que se alude en el párrafo anterior se refiere al que llega al español desde las costas del inglés. En esa lengua es muy común que no se conformen con la palabra “otra” para expresar que queda algo más.

Tan común como el tipo de combinación del título se oye a menudo en el español de los Estados Unidos, y se lee en las traducciones, que alguien inquiere si el interlocutor tiene alguna otra pregunta que desea hacer.

Durante siglos en el español ha bastado hacer la pregunta que se utilizó como ejemplo solo con la ayuda del término “otro”, para que termine de esta manera: “¿Tiene otra pregunta?

La inclusión de la palabra “alguna” obedece a que en la lengua inglesa encuentran la voz any other y esos desaprensivos no logran desprenderse del fardo anglicista y malogran el español colocando ese “alguna” que “no tiene vela en ese entierro”. No la tiene porque no hace falta; la comunicación es perfecta sin recurrir a esa palabra intrusa.
El fenómeno que se observa entre las personas que son bilingües en español e inglés se reproduce entre los bilingües del español francés cuando en algunos casos semejantes colocan el artículo indefinido “uno-una” antes de ese “otro-otra” y terminan diciendo “*una otra vez” en lugar del sencillo y auténtico “otra vez”.

Hay que despojarse de las malas influencias cuando se redacta en español. Sobre todo si quien redacta es un profesional de la escritura o redacción que tiene el deber de ilustrar con su prosa. Esa obligación no admite excepciones.

OFICIAL EJECUTIVO

No es asunto nuevo que los títulos causen problemas a los traductores. Son muchos los ajustes que hay que hacer para lograr una buena traducción para los nombres que despliegan algunos funcionarios de empresas privadas.

La combinación del título no debe aceptarse y llamar a alguien por el rimbombante título de “Principal oficial ejecutivo” de un establecimiento de salud. Lo de que sea ejecutivo ya no hay quien se oponga a ello porque hasta secretarias las hay que son ejecutivas.

El escollo principal con el título que se copió en el párrafo inmediatamente anterior a este es que figura allí la palabra “oficial” que no tiene explicación. Hace ya largo rato que este “oficial” está causando dolores de cabeza entre los hablantes de español.

Los empleados de empresas privadas que ocupan puestos prominentes en la administración de esas empresas o corporaciones reciben comúnmente el nombre y título de director. Hay que recordar que cuando la persona trabaja para una institución del Estado generalmente recibe el nombre de funcionario.

No hay que ir muy lejos para percatarse de que en algunos casos basta con nombrar al empleado importante con el nombre de administrador o gerente general. La madeja se enreda al querer traducir todos los elementos que forman parte del título del inglés.

En la lengua española la palabra oficial acepta varias acepciones que van desde el carnicero que corta y pesa la carne, hasta el empleado que bajo las órdenes de un jefe estudia y prepara el despacho de los negocios de una oficina; pasando por el operario que en un oficio manual ha terminado el aprendizaje y no es maestro todavía. Con este recuento se pone en claro que el oficial en español no es un empleado de alto rango.

Puede aceptarse aquí que el ejecutivo en este caso es la persona que desempeña un cargo de alta dirección en esa organización. En español corriente el vocablo principal lleva en sí, cuando se refiere a una persona, la consideración del primer lugar de estimación o importancia y se antepone a otras. Esto se trae a colación para concluir que basta y sobra decir y escribir que el señor es: Principal ejecutivo o Director ejecutivo y ya es bastante. Así se designa a la persona que ocupa la función de  autoridad  y traza la política para el buen desenvolvimiento de los negocios de la organización.