En estos días, el pueblo indefenso contempla la imposición de un paquetazo tributario a todas luces impopular y repudiado por la mayoría de los sectores nacionales.

Esto sucede porque un partido político controla de forma unánime las decisiones en el Congreso Nacional, lo cual le facilita imponer una mayoría mecánica que aprueba leyes aunque sean impopulares y la ciudadanía las rechace.

Todo esto ocurre porque en el Estado Dominicano no hay un equilibrio de fuerzas. Si en el Congreso Nacional tuviéramos una situación en la que un partido o grupo controle la Cámara de Senadores y otro la de Diputados, o que en estos organismos existiera una correlación de fuerzas políticas e ideológicas, entonces habría más garantías para que las medidas, reformas, leyes y modificaciones constitucionales se realicen mediante el consenso y el diálogo.

De esta situación muchos políticos se lamentan, pero como decía el doctor: “lloran como mujeres, lo que no supieron defender como hombres”. Esto así porque es un hecho que los miembros del PLD trabajan como caballos de batalla en las elecciones, se han constituido en una poderosa maquinaria electoral que no descansa ni un segundo en pro de sus objetivos.

¿Y los demás?, bien gracias. Yo observaba al PRD en el año 2010 y le decía a unos amigos, ¿pero es que esta gente no sabe que son seis años que van a estar fuera del Congreso?.  Y “pum”, les dieron el tiro de gracia.

¿Fue inmerecida la aplastante victoria del PLD en el 2010?. Diría que no lo fue tanto. Alguien podría argumentar que tenían el poder y los recursos del Estado para comprar conciencias. Sí, es cierto, pero eso no justifica que los demás se sienten y no hagan el trabajo, entregándose a una desidia propia de los cobardes. Por la actividad que se veía en el trabajo político de las elecciones del 2010, el PLD parecía estar en la oposición y el PRD en el gobierno.

Y ahora estamos pagando los platos rotos de esa desidia y falta de coraje. Tenemos un Congreso que se muestra sin la suficiente luz propia y sin la  idónea fuerza moral que debe estar plenamente revestido, al obedecer  no a  las directrices del pueblo que eligió a sus componentes, sino a las  de la alta instancia de un único partido, lo cual no sólo es perjudicial para los ciudadanos y el país, sino para el propio partido en el gobierno que ha estado perdiendo rápidamente y  en una forma muy preocupante, el favor de la fe y confianza depositada en él por todas las dominicanas y los dominicanos.

Y es que a nadie le gusta ser avasallado por el poder, eso crea un sentimiento de impotencia que luego se traduce en un rechazo enérgico que puede conllevar a acciones lamentables..

Ahora, al pobre pueblo maltratado y agobiado, que esperanzado eligió a sus representantes, sólo le queda protestar y esperar, pero ojalá también reflexione que esto ocurre porque le entregó todas las decisiones en el Congreso Nacional a un solo partido político, y cuando eso pasa, las consecuencias son muy negativas por la ausencia del equilibrio social y político que debe primar dentro de la sociedad y en los estamentos estatales.

Lo lamentable es que como se ve el panorama en la oposición, habrá que esperar un milagro para que esta situación cambie, ya que nuestros partidos han perdido lastimosamente el rumbo que justifica su razón de ser, al  mostrarse en resistencia a  revisarse y renovarse para ser instrumentos eficaces de las transformaciones que amerita el país, para enrumbarse  por senderos que faciliten un mejor Estado y una eficaz promoción humana garante del real desarrollo.

De todas formas, es importante que todos hagamos conciencia de lo fundamental que es tener ese equilibrio de fuerzas, principalmente en el Congreso Nacional, para que la sociedad civil, los empresarios, sindicalistas y pueblo en general puedan estar realmente representados, para que sean escuchados y sus propuestas tenidas en cuenta.