En la nota 1 del capítulo I, sobre la versificación en las lenguas romances, PHU señala que:
“La versificación de las lenguas romances se enlaza con los metros silábicos latinos, ya populares, ya eclesiásticos, y el verso español debe su origen unas veces al latino, otras veces al románico extranjero, otras, en fin –al menos en parte-, a tendencias autóctonas. Pero aún los orígenes latinos o románicos no encadenarían el verso español al isosilabismo: al pasar de una lengua a otra, el verso pudo fácilmente perder la regularidad silábica y apoyarse en la rima como elemento primordial, según ocurre con frecuencia en los refranes, en los juegos y en las adivinanzas infantiles. Cabe mencionar, a este propósito, el proceso de descomposición que ocurre en la poesía francesa de la Edad Media, esencialmente silábica, cuando los normandos, la trasplantan a Inglaterra: según unos (Gaston Paris, Johan Vising, Paul Meyer), se trata sólo de irregularidades producidas por cambios de pronunciación y tal vez mala inteligencia de la métrica; según otros, la irregularidad va más hondo, y se debe a la influencia del verso acentual de los ingleses ( Atkinson, Suchier, Förster). Tobler resume así la cuestión: “Aun las obras más imperfectas dejan adivinar más o menos la especie de verso francés que les ha servido de modelo, pero hay que reconocer, asimismo, que aun las mejores no pudieron llegar a una imitación perfecta.” (pp. 30-31).
Una observación que encontramos en la misma cita, más adelante, es la relativa a los orígenes del verso español como expresión romance. Según PHU:
“Debe recordarse que en el latín de la Edad Media se encuentran ejemplos de versificación llena de irregularidades, a veces como degeneración de los metros cuantitativos (Especialmente en España: véanse los hexámetros que trae Hubner en las Inscriptiones Hispanae Christianae, Núm. 123), y se encuentra prosa rimada, que hasta servía para el canto: su popularidad durante los siglos IX a XII explicaría su posible influencia sobre el verso español…” (Ibídem. Op. cit.)
La cita conduce a un enfoque y composición donde lengua y poesía van construyendo los estados de un surgimiento caracterizador y definidor de la Romania como espacio lingüístico y literario, pero sobre todo poético. Como romanista Henríquez Ureña encontró en el Centro de Estudios Históricos en 1920, un estímulo de colegas filólogos, lingüistas, fonetistas, gramáticos, historiadores de la lengua, geógrafos, paleógrafos y otros especialistas que influyeron de una u otra manera en su ejercicio profesional como investigador.
La condición de investigador de PHU se deja sentir en La versificación…, libro este que no ha tenido en América hispánica el éxito que han tenido otros, debido a su carácter de tratado y de tratamiento estricto en el campo de los estudios métricos y poéticos. La tradición de estos estudios sobre el verso español remite a un área de la Romania que abre distintas investigaciones en cuanto a estrofa, rima, verso, música, lengua, conjunto cultural, dialecto, geografía literaria regional y lectura sociocultural.
El impulso que anuncia una visión específica de la poesía culta y la poesía popular castellanas, fue lo que hizo de los estudios filológicos de PHU un trabajo que lo convirtió en un consumado hispanista y que como tal impuso en América y España su personalidad como filólogo y romanista. Su perfil como estudioso se reconoce en sus colaboraciones en publicaciones como: Revista de Filología Española (Madrid), Repertorio Americano (Costa Rica), Florilegio (Costa Rica), El Fígaro (La Habana), Unión Iberoamericana (Madrid), La cuna de América (Santo Domingo), Boletín la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística de México, Revista de Educación (Santo Domingo), Instituto de Filología Hispánica (Buenos Aires), Centro de Estudios Históricos (Madrid), Cursos y Conferencias (Buenos Aires), La Nación (Buenos Aires), Humanidades (La Plata), El Mundo (México), El Heraldo de la Raza (México), Revista de Revistas (México), La Gaceta de Guadalajara (Guadalajara), Revista de México (México), Revista Bimestre cubana (La Habana), y otras.
Uno de los temas más apasionantes de los que asumió PHU fue el de la versificación, tanto regular como irregular. Los estudios métricos y poéticos del maestro, fundador no sólo de “una provincia” en este sentido, sino también de un norte de estudios en la América de habla española, fue lo que, entre otras cosas constituyó un gran aporte al llamado verso romance en América y en España.
Sin embargo lo que quiso demostrar PHU en su conocida tesis, fue el habla de los poetas españoles y las diversas formas del verso romance hispánico. La versificación y la métrica son técnicas, modos y formas de “decir” lengua. Tanto la métrica, como el ritmo y la prosodia constituyen asuntos y aspectos de lengua y habla expresivas. De ahí que en La versificación… Henríquez Ureña insista en analizar particularidades fonopoéticas y fonoestilísticas del verso romance español.
La polimetría romance, los acentos, el isosilabismo, el versolibrismo, el verso de gaita gallega, los villancicos de iglesia, la rima, versificación acentual, los cantares paralelísticos y otros asuntos internos del verso y sus poetas proliferantes en el contexto peninsular y americano conforman su trabajo analítico. Los ejemplos de la versificación se hicieron en dicha obra, a partir de un estudio de selección de textos en su contexto, en proceso y en coyunturas históricas de producción. El seguimiento a problemas de métrica poética se inició bien temprano en la formación literaria y lingüística de PHU.
En 1914 publicó PHU su trabajo “La métrica de los poetas mexicanos en la época de la independencia” publicado en el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (México, Tomo 7, pp. 19-28, 1914). El trabajo fue leído el 2 de octubre de 1913; véase Tomo IV, O.C., UNPHU, pp. 323-333).
El ensayo resulta novedoso por lo que a varios años de haber participado en la Antología del Centenario, PHU prosiguió su investigación sobre poetas mexicanos no sólo de la época de la independencia, sino también de poetas que utilizaron procedimientos propios de la poesía romance (Dante, Garcilaso, Jáuregui, Navarrete, Gil Vicente, Luis Vélez de Guevara, Diego Pisador, Diego Sánchez de Badajoz, Luis Milán, Gonzalo de Berceo, Juan Ruíz y otros que cultivaron el verso romance y contribuyeron en la creación y difusión del verso hispano-romance.
Los ejemplos de poetas mexicanos que encontramos en el ensayo sobre “La métrica de los poetas mexicanos en la época de la independencia” son más que elocuentes y diríamos que ejemplares para entender la métrica y el registro poético de los mismos (Ver pp. 326-331).