A través del Epistolario íntimo de Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes podemos leer y comprenderla vida literaria espiritual, política y social de Hispanoamérica. Pues cada carta, postal o mensaje de estos autores presentan los signos e imágenes no sólo de la América hispánica, sino también de toda la América continental.
Los ritmos y tiempos de una textualidad epistolar visible en el contacto verbal que teje y desteje territorios literarios y culturales, contribuyen a entender la vida pública y privada de América. De ahí que en todo el corpus del Epistolario… se observe la pujanza por lo literario, lo editorial y lo académico en tanto que instancias productoras de la cultura letrada.
Se podría decir que la relación establecida por ambos autores está marcada, como ya lo hemos advertido en ensayos anteriores, por un “deseo de escritura” que encontramos en varias y surgentes cortas sobre el particular. Se trata, pues, de una necesidad explícita e implícita de escribir, encontrar tiempo para escribir, posibilidades de vida para escribir y constantes apuestas para lograr o poder escribir. Todo un mundo espiritual en ebullición en torno al escribir y la escritura se puede encontrar en los diferentes momentos de las páginas del Epistolario… Aspectos logísticos, institucionales, burocráticos diplomáticos, oficiales y oficiosas aparecen a todo lo largo de la correspondencia entre los dos autores, a propósito de sus perfiles profesionales y las diversas ubicaciones en contextos diversos de producción intelectual, de tal manera que, cualquier desplazamiento de eje en el trabajo personal o institucional implica un cambio que incide en sus proyectos, al momento de ser asumidos o llevados a cabo.
Pero es importante destacar en cuanto a las amistades literarias de Henríquez Ureña y Reyes su calidad moral, profesional, cultural o creadora subrayada por los interlocutores; la misma se pone de manifiesto de manera recurrente en su comunicación interpersonal:
“Relaciónate con Onís –le escribe AR a PHU en su “carta magna” –muy amistosamente: tiene planes editoriales para España, a través de solalinde. Este, aunque tiene algunos defectos, es un buen hermano z me cuenta todo. Es de fiar. Escríbele a José Mª Chacón diciéndole que por mí sabes que hay nuevas flores en su jardín franciscano. Y dale a entender que lo estimas realmente. Porque él a veces se figura que tú lo tomas por un erudito pura y simplemente. He recibido una bella coleccioncita de romances Julio en Cultura z los “ensayos” (aunque a él le pese) de Vasconcelos: muy declamatorio y, a veces, anticuado en ideas, pero muy serio. Ya respeto, pero lamento aratos; su gravedad. “carta cit; 27 de enero, Madrid, 1919, p.140)
En efecto, la constancia de AR en su oficio invita a tomar en cuenta los consejos que le pone a disposición a su amigo y colega PHU para fines de contexto y ubicación en las empresas literarias que el mexicano administra o tiene cierto poder de decisión. En cuanto a España para vivir o trabajar, AR le pone las posibilidades que le envía para su ida a Espaöa:
“Se me pasaba hablarte de que aquí también haz para ti el camino de la crítica musical: aquí cada día haz más conciertos. Tengo en mente un formidable libro sobre el baile español. Harías bien en enviarme bibliografía. El cazador se comienza a imprimir cualquiera de estos días ya había salido para tu vuelta. Te daré el gusto de escribir El Hombre Desnudo. Y ahora dime si eso de venir casado es una manera de hablar. ¿Puedo esperar amplias explicaciones? Manuela y yo ardemos en curiosidad: una curiosidad. ¿Y tu hermana Camila? ¡Ah! Se me pasaba: después de todo lo que te llevo dicho debo añadir que aquí vivirá a con tu esposa con 500 ptas. Al mes, todo comprendido. Y solo, con 300 ptas. Suspendo esta carta que he de continuar después con algunas precisiones. Hasta pronto”. (İbídem).
En efecto, las precisiones y hasta reclamos que le hace AR a PHU a propósito de ir casado a España revela no solo afecta o dificultad de vivir mejor solo que acompañado, sino por las implicaciones de ubicación en un medio complejo y sobre todo en un país con criterios sociales de acogida muz contradictorio z cambiantes. Muchas hipotecas y supuestos de tipos personales y afectivos que se mueven en este sentido, ya que, en algunos momentos, el juicio de cierta crítica y cierta doxa psicoafectiva desvía la atención hacia otros rumbos, tal y como se puede leer en Susana Quintanilla (“nosotros”. La Juventud del Ateneo de México, Ed. Tusquetr, México, 2008).
AR fue toda mi vida un escritor de proyectos, propósitos de vida y trabajo. Su práctica intelectual expansiva iba más allá de México o España. Sus iniciativas estuvieron ligadas a una tradición de lectura y escritura productora de ideas, bienes, intelectuales y búsquedas fructíferas. La historia misma de sus libros y empresas intelectuales fue enriquecedora en sus variados aspectos, trayectos y “deseos de escritura”. Y así, todos sus epistolarios íntimos dejaron de serlo al momento de proponerlos o asumirlos para la publicación.
En efecto, luego de suspender, por el momento, la “carta magna”, le anota a PHU que:
“cualquier día, me parece que voy a formar un pequeño epistolario tuyo (cuidadosamente escogido) para El convivir. Ya se lo anuncié a García Monge”. (İbíd. loc. cit.)
Continuada la carta el día 28 del mismo mes, AR le informa a PHU otros datos complementarios que, a titulo de propuesta, son de interés para su amigo. “Anoche ha venido Antonio G. Solalinde a decir (pues es, privadamente, el asesor de Jiménez Fraud) que Jiménez Fraud te invita a traducir, lentamente, todo Dickens. Yo le dije que te lo propondría y esperaba que aceptaras: ahí tienes otra renta fija. A Solalinde no quise decirle nuestros planes para tu venida, pues persisto que del centro te llame Castro. Pero hoy en la mañana hable con Jiménez Fraud, quien me dijo que si tú venias, como tendría mil cosas que pedirte, podría darte un pequeño sueldo fijo, si así te convenía. Ya ves tú”. (Carta, día 13 de febrero. 1919), pp. 141-142)