“Esta es la carta magna
a que se refieren mis tarjetas
posteriores, que tal vez te han
llegado antes.” (Alfonso Reyes,
27 de enero de 1919. Madrid)
La “carta magna” que le envía desde Madrid Alfonso Reyes a Pedro Henríquez Ureña de fecha 27 de enero de 1919, es un ejemplo de proyectos y esperanzas compartidas por ambos hispanistas y escritores. La misma resulta un panorama estratégico de ubicación, modos y fórmulas que reinaron en la España de las primeras tres décadas del siglo XX, a propósito de acceder al dominio literario y cultural de entonces.
Las posibilidades y niveles de acceso al espacio literario, editorial e intelectual en aquella España a la que se refería Ortega y Gasset como la “España invertebrada”, era la que percibía Reyes, tal y como se hace visible en las cartas de éste a su amigo Henríquez Ureña que, en aquel momento, estaba ansioso por conocer y compartir vivencias en aquellos momentos de tribulación económica y falta de seguridad institucional y editorial para cualquier escritor o intelectual extranjero con aspiraciones de ubicarse en España.
Ambos intelectuales miraban España como un modo de saltar a lo universal, a lo que se podría entender como aquella Europa gloriosa de rupturas, vanguardias, estallidos económicos, guerreros, políticos y literarios que anhelaban los “latinoamericanos” de entonces. Dicha carta es también un panorama de la situación que le envía AR a PHU, para que este último entienda mejor la verdadera realidad de aquella España que él creía próspera, aún a pesar de la primera Guerra Mundial y sus efectos morales y económicos devastadores.
Se podría decir que la “carta magna” que es el “informe-Reyes” enviado a PHU, le aclara a éste último su horizonte en cuanto a establecerse en Madrid como escritor, periodista cultural o profesor en una universidad o institución española dedicada a la investigación lingüística o literaria. Las relaciones en este sentido, le eran favorables a PHU por su preparación intelectual y académica adquirida en los Estados Unidos de América, pero sobre todo por su experiencia como orientador y docente en el mismo México y en Norteamérica.
Tal y como le refiere Pedro a Alfonso en cartas anteriores, es mejor sufrir estrecheces en Europa que no en los Estados Unidos.
Es importante subrayar que en el contexto de la “carta magna” de AR dirigida a PHU, la patria dominicana de este último estaba “ocupada” por decisiones del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, y que por lo mismo, Pedro que desde hacía varios años residía fuera de su país, no tenía la más mínima posibilidad de volver a República Dominicana, donde su padre, Francisco Henríquez y Carvajal había sido “impedido” de gobernar en su país, después que se le designó como Presidente interino de la República Dominicana mediante ley dictada el 25 de julio de 1916.
En efecto, Henríquez Ureña buscaba rumbos más acogedores y donde pudiera dedicarse a la tares de escribir y publicar sus obras y aportes. La “carta magna” de AR era un panorama que había que pensar muy bien, debido a la responsabilidad y el arrojo que implicaba tal decisión.
Según AR:
“La actividad editorial y literaria crece por instantes. El acercamiento con la América española -mitológico mientras se intentara directamente de España a América-, ahora será una realidad, porque la gran energía de los Estados Unidos lo va a procurar y a favorecer. Confío en que desde Madrid, haremos nuestra vida. Y así todavía después hay que emigrar, ya no será en brazos del naufragio. Concibo tu venida a Madrid como una segunda primavera de nuestra vida. Y si es verdad que vienes casado, veré florecer en ti todos los sentimientos que hasta ahora has preferido callar, casi a fuerza de ser digno y sincero.” (Vid. Tomo III, pp. 135-136, op. cit.)
Así pues, AR le dibuja el panorama del momento que él ve real, a su amigo y maestro PHU. Sobre todo, el tema del trabajo editorial en Madrid. Le trata, por lo mismo, el tema de las relaciones con escritores, intelectuales y medios de que dispone España en el momento; personas, personalidades académicas e intelectuales que le pueden servir a PHU, pero que él conoce por haber estado allí de vacaciones recientemente y haber visto o percibido las rencillas entre intelectuales por asunto de búsqueda de espacios.
El panorama que le dibuja AR a PHU no deja de ser atractivo para quien vive de la práctica intelectual:
“En El Sol hay una página literaria que por exceso de material se ha estado ahogando desde hace tiempo. Pero cuando tú vengas el periódico tendrá ya doble tamaño (estamos para inaugurar una máquina yanqui que imprime 64 págs. de una vez), y entonces se publicará cuatro veces al mes: la dirige Canedo. Excuso decirte que Canedo te asegura desde ahora, en esa página, una colaboración regular. Puedes contar allí con un mínimo seguro de 50 pesetas al mes.” (Ibídem. p. 136)
AR le refiere también otro espacio donde podría integrarse como colaborador: la revista Unión Hispanoamericana que publica allí su hermano:
“…revista que se titula órgano de la Real Acad. Hispanoamericana de Ciencias y Artes, pero que no tiene más compromiso con esta Acad. que publicar cada cuatro a seis meses la noticia de un nombramiento o cosa así. No es revista exclusivamente literaria, pero es intelectual y comercial. Tiene poderosos anuncios, y cada día será más fuerte.” (Ibíd.)
Sobre dicha revista AR le ofrece a su amigo más datos de interés:
“Mi hermano, al verla crecer, comprendió que no era tiempo de hacerla bien y me ha cedido la dirección. Lleva cuatro años de vida, y le ha dado dinero desde el primer número. Esto se debe a que está asociado con un buen comerciante, gran agente de informaciones y anuncios. Ya tenemos representaciones en varias partes. Ya recibirás tú números y la examinarás. Yo soy amo y señor del huerto. Aún no cuento con nadie más que contigo mismo para hacerla. Pero tú comprenderás que si me han puesto en las manos una máquina que anda sola, yo tengo que hacer algo con ella. Desde luego, te ofrezco para cuando vengas (es revista mensual a unas 20 páginas de texto en folio) un mínimo de 100 ptas. mensuales, que están llamadas a crecer.” (Ibíd.)
Líneas intelectuales encontradas se dejan leer en esta carta-ensayo que, como seguiremos viendo nos ofrecerá otras alternativas como lectores, pero también más horizontes sobre todo estos dos intelectuales representativos de la América continental. El texto epistolar construye en este caso espacios de saber e intimidad unidos en una perspectiva filosófica visible en el mismo.