La palabra, el amor espiritual a partir del ser y la literatura se concentran en el discurso mismo del itinerario humano, intelectual y crítico de Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes.  Como ya hemos visto al leer estas cartas, lo más importante de dicha correspondencia no es únicamente lo concerniente a la Filología o la Philographia humanística, sino más bien, al sentido de la escritura y el escribir como fuerzas que se mueven en  la gratia plena de la lectura y la función de lo escrito como obra y testimonio.

Humanitas, Academia, Universitas, Historia y Cultura constituyen el eje de saber cultivado en el corpus de sus obras, pero también en este Epistolario que confluye en un conocimiento íntimo de aquello que marca sophia y grammatiké, y que como hemos visto impone una trayectoria justificada en la intuición y la visión de las letras hispánicas y universales.

En efecto, la reflexión que surge del proceso de acercamiento a través de las letras, crea los caminos de una profunda amistad sentida y por lo mismo vivida como  como arraigo, y otras veces como desarraigo. Punto que a pesar de los reveses de la misma vida, propicia cercanía en los espíritus poseídos por un sentido de utopía e ilusión.

El llamado “espíritu de las letras” que tiene su raigambre en el mundo griego, romance e hispánico se nutre en la huella de lo poético y lo filosófico de las raíces y el origen mismo de la expresión escrita, hecho éste que invita a la búsqueda en serie, conjunto, marca y lexis que cultivará AR desde la retórica antigua, la crítica y la filosofía en la edad ateniense.  PHU cultivará una visión de la retórica y la crítica unida a la filología hispánica, en cuyo símbolo y logos se acentúa como proceso integrador de escritura y sentido de la lectura.

El trabajo constante de información y proyecto logrará vitalizar la proyección de lo hispanoamericano como práctica y corriente intelectual que más tarde se reflejará en sus conferencias de Harvard (Ver Las corrientes literarias en la América Hispánica y la Historia de la cultura en la América hispánica), donde encontraremos las huellas del Epistolario íntimo en las imágenes, gestos literarios y conformantes históricos, literarios y culturales.

Tanto en las Cartas del Tomo I, como los ritmos epistolares del Tomo II, las flechas críticas del tomo III y sus referentes de lecturas, periodismo cultural y convicción ético-moral sugieren el camino a contracorriente de un mundo que se define por sus crisis, rupturas y caminos disidentes.  La misma estructura mental de la intelectualidad hispanoamericana hará reflexionar a PHU y AR a propósito de sus identidades culturales y sobre los caminos de una conflictividad editorial entonces vigente en toda Hispanoamérica, debido la búsqueda y alcance de los espacios de apropiación, autoridad y compromiso literario.

Las revisiones del campo literario que expresan AR y PHU en sus travesías, no niegan la idea de cambio y reconocimiento mediante la crítica literaria y la cultural, de suerte que, en las cartas de 1922 y 1933, las reales presencias de la literatura Hispanoamericana se concentraron como parte de una ruptura desde la literatura misma y los nuevos acentos culturales revolucionarios que más tarde acogió la Revista Sur en sus traducciones, creaciones, ediciones y fuerzas de proyección cultural.

Así las cosas el ambiente literario y cultural de Hispanoamérica confluyó en múltiples registros de la prosa, la poesía, el ensayo, la novela, el cuento, el tratado, la epístola moral y literaria que llegaron a crear líneas cardinales de interinfluencia y difusión.  Los mapas imaginarios que sustentan el discurso epistolar, los tonos de enunciadores y enunciatarios, los niveles de interpretación y comprensión, facilitan el conocimiento de un mundo cultural basado, en este caso, en corrientes que surgen de un logos y una condición visional de las cosas.

Esta perspectiva de la historia genera en el muestrario de ambos autores una presión axiológica visible, legible en el Epistolario íntimo y sus marcas narrativas y discursivas, reconocidas también en sus tonos, timbres e intensidades artísticas.

El acto mismo de escribir y leer desde la relación entre logos y agapé, está presente en todo el corpus del Epistolario íntimo, a tal punto que, tal y como hemos destacado en algunos momentos del presente  trabajo, el mismo concepto de amistad es un traductor cultural que funciona como operante de base en todo el Epistolario íntimo.

En efecto, la fuerza mítica y filosófica del logos-agapé, se convierte en proceso y en progreso como “cosa” sentida y tiempo de sentido; aspecto este que sobresale  como huella, grafía, principio de escritura y lenguaje.

El logos unido al agapé, penetra en las cardinales mismas del corpus generador que en ninguno de los casos analizados pierde su consistencia crítica, ética y estética.  La filosofía sensible de ambos intelectuales se expresa en el concepto mismo de “estilo epistolar, toda vez que el producto y la productividad de las cartas activan un espacio y un tiempo de la convicción intelectual.

El acto de leer y comprender la representación de lo real. aspira en este caso a establecer vínculos y fases reales de acercamiento.

La visión que se desprende particularmente del Epistolario íntimo se hace visible como presencia de contenidos humanísticos  motivados por una reflexión basada en el concepto de Humanidades en el espacio hispanoamericano. Tanto PHU como AR mantienen una relación estrecha con autores, obras y academias de Europa y América, pero además con personalidades reconocidas en el contexto de las letras de uno y otro continente.

El círculo que se abre a una lectura integradora desde la tradición, la crítica y la constitución de saberes, entendidos como tejidos y texturas intelectuales que se hacen legibles en universos de pensamientos aludidos por ambos interlocutores a todo lo largo de su correspondencia y así, tanto el contexto de producción de ideas como las diversas intensidades y sentidos surgentes de la escritura íntima cifrada por el oído, la letra, el fundamento, la sustancia de lo pensado y lo vivido presenta un marco de diferencia y actitud visibilizado en algunas texturas del Epistolario.

Desde el cauce propio de la relación Logos-Agapé se propone y atilda una historia de registros y formas literarias manejadas en todo el proceso de producción de subjetividad y discurso en producto y progreso. Las vertientes coloquiales, informativas, estéticas, literarias y políticas presentan líneas de significación y atención que no se apartan de las metas fijadas en los puntos orgánicos del Epistolario.

De ahí que el discurso epistolar presente sus fuerzas constituidas como testimonio, razón y verdad.  La revisión y lectura institucional llevada a cabo por nuestros protagonistas anuncia un grado de interés y significación muy propio  del momento político y cultural. De ahí, el bosque, la línea general y particular, las posibles sendas del discurso constituido por los propios dispositivos de escritura y pensamiento interpretables a la luz de un registro impresionante de conocimientos y esferas humanísticas.

Logografía. Textografía y fundamento de una práctica intelectual fijada por la mirada y los núcleos proyectados, visualizados en la imagen- mundo de la crítica abierta al ser y a la consciencia.