El tema de la publicación del libro Poesías de Salomé Ureña es una esperanza que sin embargo mortifica a Pedro Henríquez Ureña, debido a los inconvenientes de envío que ha tenido el libro, y sobre todo que desde antes de la carta del 4 de diciembre enviada a Alfonso Reyes, y en la que le toca el tema, PHU no recibe noticia cierta sobre el particular.
Y así, en carta del 12 de abril de 1921 aparece el “fantasma” del libro Poesías de su madre Salomé Ureña del cuál no sabe cuál es hasta el momento su destino, luego de que Máximo Coiscou Henríquez asumiera su venta y distribución en Santo Domingo.
“Otra cosa urgentísima es que averigües qué ha pasado con el libro de Poesías de mi madre. Yo creo que tú no te das cuenta de que algo grave ha de haber pasado y que esto resulta una tragedia para mí. Hay dos posibilidades: 1, que los libros estén todavía en Madrid, quién sabe por qué razón; 2, que los libros hayan llegado a su destino, pero, por falta de facturas consulares y otros documentos, estén detenidos en las aduanas. Ni Máximo Coiscou en Santo Domingo, ni Miss Wishuieff en Nueva York, ni Max en Cuba, ni yo aquí hemos recibido nuestros lotes.” (Vid. Carta citada, p. 191)
La preocupación por aquella edición de la selección poética publicada en España de la poesía de su madre Salomé, controlada y realizada por el mismo PHU, le ha creado ansiedad e inquietud a nuestro escritor, a tal punto que le pide a su amigo que:
“Es indispensable averiguar con toda certeza dónde están los libros: el único modo de hacerlo es ocuparte tú personalmente; dada la psicología española, sólo una indagación personal puede tener éxito, hasta que llegues a poner mano sobre los ejemplos mismos o sobre los documentos que comprueben su salida. Si no lo haces personalmente, tendré que dar los libros por perdidos, y con ellos mi esfuerzo, mi tiempo, el dinero de Max y mío y la ilusión de pagar, con el producto de la venta, una hipoteca sobre la casa en que vivió mi madre y en que hay una lápida conmemorativa.” (Ibídem.)
Las precisiones sobre el caso se hacen cada vez más explícitas en torno al problema de los libros y las consecuencias de una posible pérdida o si están aún en Madrid:
“Si los libros están aún en Madrid, averigua cuál es el modo más seguro de enviarlos. Importa, sobre todo que vaya bien el lote de Santo Domingo, si es posible en vapor directo. Icaza sabe de alguna casa que se encarga de estos envíos y los hace bien. El lote de Santo Domingo (1200 ejemplares) debe ir dirigido a:
Sr. D. Máximo Coiscou
Calle Hostos 15
Santo Domingo
República Dominicana
Antillas
Los 100 ejemplares para Max conviene dirigirlos así:
Sr. Francisco Henríquez Ureña
Apartado 1100
La Habana
Cuba
Los 100 para Miss Wishiueff, así:
Miss Harriet V. Wishiueff
c/o Doubleday, Pag Ex Co.,
120 W. 32d Street,
New York City
Será indispensable hacer documentos de embarque o lo que sea, y facturas consulares, para los envíos que no vayan por correo. Digo, si es necesario como pudiera ser: Graíño te podrá informar.” (Vid. p. 192)
El conocimiento de los problemas que sirven para resolver problemas de agenda, contacto o remisiones. Pero, el asunto de los libros es de gran importancia para Henríquez Ureña:
“Si los libros salieron de Madrid, y lo que faltan son documentos, estos se deben hacer fundándose en los comprobantes que en Madrid se conserven: deberá indicarse además cuando salieron y por qué vapores. Los documentos deberán remitirse a cada persona a quien se le haya hecho envío. Perdona tantas molestias, pero comprenderás que estoy desesperado. Dudo que en España se pueda hacer nada nunca.” (Loc. cit.)
La travesía de esta antología de las Poesías de Salomé Ureña fue verdaderamente tortuosa para PHU, tal y como lo revela esta carta. Sin embargo, el prólogo sin firma que acompaña a Poesías de Salomé Ureña fue escrito por su hijo PHU, donde aporta los datos biográficos sobre su madre. En el Tomo IV de sus Obras completas (Eds. UNPHU, 1978), aparece el prólogo del libro y que se reproduce en el periódico El Fígaro de La Habana, 2 de agosto de 1920; y en Obra Crítica (1960), México, 1960, pp. 230-233).
El prólogo de PHU es una microbiografía que da cuenta de algunos elementos, aspectos y sobre todo datos y circunstancias de la poetisa dominicana y su obra. Su hijo PHU no se extiende en este prólogo por razones obvias. El mismo se inicia con las siguientes palabras:
SALOMÉ UREÑA DE HENRÍQUEZ nació en Santo Domingo, Capital de la República Dominicana, el 21 de octubre de 1850. Sus padres: Nicolás Ureña de Mendoza (1822-1875) y Gregoria Díaz y León (1819-1914). Nunca salió de su país. Durante su infancia no asistió a otras escuelas que las primarias letras, únicas abiertas entonces a las mujeres; pero su padre, poeta discreto y abogado de buena reputación, que ocupó puestos de senador y de magistrado, le dio la mejor educación literaria que allí podía alcanzarse en aquellos años: fundamento de ella fue la lectura de los clásicos castellanos.” (Ver, Obras Completas de Pedro Henríquez Ureña, UNPHU, Vol. IV, op. cit. p. 367)
Según refiere PHU en este corto prólogo:
“Nunca escribió mucho. Comenzó a componer versos a los quince años; a los diez y siete comenzó a publicar bajo el seudónimo de Herminia; desde 1874 los publica siempre con su firma. Ya para entonces llamaban la atención en Santo Domingo, y aún en países vecinos, las composiciones patrióticas en que predicaba paz y progreso. Paz y progreso fueron sus temas desde 1873 hasta 1880…” (Véase pp. 367-368, op. cit.)
Nuestro autor agrega en dicho prólogo datos no sólo no sólo de la poetisa, sino también del contexto en el cual vivió y se formó:
“…la constancia de su prédica le conquistó la admiración y afecto de aquel pueblo que, vegetando en pobre vida patriarcal interrumpida por desastrosas guerras civiles, había luchado desesperadamente durante ochenta años por conservar su carácter de pueblo de lengua castellana y de civilización española, y aspiraba, fortalecido por los recursos de su ilustre pasado colonial, a existir nuevamente como factor de cultura en América”. (Ibídem.)
El siguiente argumento o aseveración de este prólogo tiene su fundamento en la idea de patria, nación y cultura que explica y define la cardinal poética de la poesía de Salomé Ureña de Henríquez:
“La preocupación patriótica llegó a sobreponerse a toda otra idea en el espíritu de la joven poetisa: la literatura fué para ella consideración secundaria junto al deseo de hacer llegar su prédica a la conciencia de toda la nación. Servir fue para ella, como para el poeta griego, la aspiración única. El país premió su devoción dedicándole como homenaje, en 1878, una medalla costeada por suscripción popular.”(Ibídem. Op. cit.)
El prólogo de PHU destaca puntos que debían tomarse en cuenta para la caracterización y análisis de esta poetisa y su lugar en la literatura dominicana. Comprensible resulta, pues, la desesperación de su hijo al observar que esta selección poética publicada en un libro no tenía en aquel entonces una situación cierta como edición publicada en España.