Los movimientos encontrados en el Epistolario íntimo… remiten a una memoria personal ligada a un ámbito bajo líneas de conocimiento crítico y alteridad. Lo que implica a todas luces un endeudamiento ideológico, cultural y literario de ambos autores. Lo importante de este Epistolario íntimo de Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes son sus claves, alcances y proyectos en cuyos horizontes encontramos nexos culturales, lingüísticos, literarios, editoriales e institucionales.
La significación de una doxa orientacional expandida mediante un discurso epistolar que, aun siendo “íntimo”, facilita la intercomunicación fluida. Los accidentes de las cartas, así como sus tropiezos comunicativos obvios, particularizan un marco ascendente y descendente de diálogo en cuyo espacio de doble intimidad se reconocen las tensiones epistolográficas de ambos autores.
La fuerza de la palabra escrita y sostenida desde la literatura y el pensamiento, agita las ideas contenidas en un archivo que es, a veces mito, otras veces leyenda y muchas veces literatura. De donde se desprende el cauce del ensayismo literario, cultural, filológico y filosófico, tal y como lo propone y explica Alfonso Reyes en su Autobiografía (Eds. FCE, Tecnológico de Monterrey, Cátedra Alfonso Reyes, f, l, m, México, 2016).
Las “escrituras de lo íntimo” integran relaciones, actitudes, fuerzas críticas y autobiográficas, donde el orden intelectual deja sus huellas, tal y como lo consigna también Pedro Henríquez Ureña en Memorias. Diario. Notas de viaje (Ed. Fondo de Cultura Económica, México. 2000; edición, introducción y notas de Enrique Zuleta Álvarez); el camino y la aventura constituyen las fuerzas de lo visible mediante el escribir y lo escrito.
Si la travesía del Epistolario… se expresa de carta a carta y de situación a situación, tal y como los autores revelan a través de sus estrategias, sorprende a veces la inflexión escritural constituida también como relato-forma y relato-acto. Esta marca pragmática de la carta, como se puede percibir en Vol. 1, pp. 149-179 y pp. 183-194 y passim.),satisface la relación de consenso de los dos escritores, al momento de entender sus correspondientes formas de vivir sus experiencias personales.
El registro ideológico del Epistolario… conforma líneas de acción y representaciones culturales, por cuanto sus autores reproponen y redefinen las cardinales intelectuales de trabajo, edición, academia y proyectos literarios en el extranjero. El contexto testimonial y dialógico del Epistolario… fortalece la visión de diálogo intelectual y proyecto editorial en la medida que se abren algunas posibilidades en New York, Madrid, París, o en el mismo México:
“De México recibí reimpresión de Los senderos ocultos, con tu artículo a guisa de nuevo prólogo. Caso acaba de publicar un segundo libro, Filósofos y doctrinas morales; el primer artículo, sobre los moralistas de Francia, está notablemente bien escrito. ¿Llegará Caso a ser escritor? Digo, en el sentido sumo. No existe Such a book as El amor, las mujeres y la muerte de Schopenhauer. En efecto, es una colección de recortes mal hechos ad usum stultorum. Diego Carbonell es un hombre trabajador y bien intencionado, pero creo que está volviéndose loco. A las Novedades nos envía unos formidables artículos que intitula La guerra: impresiones telescópicas, y en que cada día que va pasando ocupa cien o doscientas líneas. Naturalmente a ese paso, no llega todavía a septiembre de 1914. Firma Pacheco –Topsius, y dice las cosas más truculentas” (Véase Epistolario…, Vol. II, p. 207, Carta de PHU enviada desde New York el 29 de diciembre de 1915).
En la misma carta le refiere a AR acontecimientos editoriales y problemas de ediciones o autores de interés para ambos interlocutores; asuntos institucionales le preocupan a nuestro autor debido a su interés por dejar un legado en México. Así, le refiere a su amigo AR que:
“Parece que Gamoneda cuya librería Moral murió, se ha unido a los Porrúa. Estos tienen fiebre editorial: tres Gonzáles Martínez; dos Casos; Fernández Granados, y otras cosas. Aparte, Federico Mariscal ha publicado libro-extracto de sus conferencias importantísimas sobre arquitectura. Federico es una caja de sorpresa desde 1913. Pruneda sigue (¡hombre incomparable!) sosteniendo la Universidad Popular. No sé de Chávez. El rector de la Nacional creo que es Macías. Jesús Acuña, alumno oscuro y bondadoso Jurisprudencia, es hoy Secretario de Gobernación. Por aquí anda Pani (no lo he visto); también Luis Cabrera; Enrique Jiménez Domínguez; Joaquín Méndez Rivas (la lata de siempre: quiere escribir sobre el simbolismo, comenzando en Esquilo; parece mejorado de sentimiento, o por o menos de lengua); Efrén Rebolledo (creo optará por volver a México: no tiene por qué no); Balbino Dávalos, a quien le dimos la segunda fiesta de la campaña de invierno; ahora va a Cincinatti, bastante bien pagado, a enseñar castellano. Cincinatti tiene más de medio millón de habitantes, Casasús regresó de Europa.” (Ibídem.)
Las cartas de PHU son bastante informativas y descriptivas en su estructura y funcionamiento. Expresión y pensamiento construyen una visión de la amistad que no es sólo literaria, sino también moral, contextual, ligada a una cotidianidad donde lo humano del arte y la literatura, recomponen el concepto de vida misma al interior de una sociedad que avanza en sus desafíos y esperanzas.
En efecto, todos estos amigos del sector cultural, amigos y conocidos familiarizados con su trabajo, llegaron a ser, tanto en México como en New York, donde PHU se encuentra en 1915,amigos que se desplazan, debido a la cercanía con su trabajo como periodista cultural.
El trabajo intelectual que comparte con AR lo hace pensar en una moral de la amistad que es también memoria, crítica y juicio que motiva la historia como circunstancia. Una investigación de la obra completa de PHU podría revelar datos sobre universos compartidos y hasta morales de la historia compartida. La concepción de una escritura que acentúa los principales tópicos sensibles de sentimiento y ética de la interpretación, implica un horizonte abierto a la comprensión de los valores literarios en contexto de pasión y amistad.
Al igual que sus contemporáneos PHU escribe y piensa el presente proyectado y activado bajo una concepción muy clara de la contemporaneidad, y cada tiempo se agita en la verdad de la historia, la función de la literatura, sus autores y figuras de interés. Como hemos visto en ensayos anteriores, su ruptura con Vasconcelos, no olvida el hecho que entre 1906 y 1914 los unió en un proyecto revolucionario a partir de la educación y la cultura. De ahí que, todo en la misma carta citada, le refiera a AR la posibilidad de que Vasconcelos sea escritor y filósofo:
“Vasconcelos tiene aquí la familia. Envió a cuba a publicar su libro sobre Pitágoras. Tiene cosas muy buenas. Cuando esté impreso, sabremos si es realmente filosófico o literario. Todavía, aunque leí en gran parte, no lo sé.” (Ibídem.)
La vida literaria, cultural y social de los escritores revela estados que traducen valores, contrariedades, silencios y algo que no pierde vigencia: su mundo y su vida cotidianos. Las relaciones amistosas requieren de una puesta en valor y proyecto en el marco de una cardinal asumida como praxis, razón y fundamento. Sin embargo, la vida literaria de la América continental revela tiempos y espacios de la visión cultural.
“Te mandaría libros para niños, si estuviera holgado de dinero. Pero ay! También quiero enviarte el Cervantes de Robertson Smith. No he recibido tu grabado por la esposa de Rivera. El artículo de Martín debía haberse publicado ya en El Fígaro. He escrito hoy postal furiosa a Barros. Si Velasco publica tarde, no es sino por amontonamiento de material. Tiene siempre mucho. Pero la voluntad es excelente.” (Ibíd, p. 209)
Para la segunda década del siglo XX ya PHU era una figura intelectual de gran importancia para las letras hispánicas y vivió en circunstancias muy específicas de trabajo, pero sobre la base de un compromiso literario y cultural orientador y motivador de jóvenes y talentosos escritores que, para la época, eran el futuro de la América continental.