Socialización y sociabilidad de la literatura conviven, se sostienen en el cuerpo, en el peso intelectual y comunicativo del Epistolario…, debido a la necesidad que surge del mismo intercontacto epistolar, donde la carta rebasa su género y extiende su significación a distancia. La lengua-lenguaje de la carta aspira a establecer y sostener la comunicación como esperanza del lector y la lectura del tópico o tema de carta.
La estructura de la carta y la línea de encuentro entre ambos corresponsales, pide un espacio y una cardinal, no solo verbal, sino también intencional y contextual. La sintaxis del directo y la propia economía verbal de los predicados se sostienen en el equilibrio y el ritmo de la escritura, en el orden que asegura el desarrollo de los contenidos y las formas textuales. Esmerados en estas fuerzas generadoras de lo verbal, dirigidas al escucha del otro, ambos interlocutores han creado ya su espacio, habida cuenta de su permanente crítica al marco sociocultural vigente, extendido a sus técnicas de representación del otro, desde sus actos escriturales confluyentes en el orden movilizador de intenciones y estrategias de socialización o sociabilidad, a través de las conjunciones de las y contradicciones generadas en el campo del comparatismo, del contacto con una práctica de la literatura que logró imponer su estatutos en toda Hispanoamérica, donde el estado público y productivo de la literatura involucraba y aún involucra la conferencia, la cátedra, la publicística, el periodismo expresivo-informativo, la crónica y, por supuesto, el ensayo sobre poesía, novela, memoria y escrituras hibridas que rebasaban y aun rebasan la noción de género.
Tanto Pedro Henríquez Ureña como Alfonso Reyes fueron más allá de la información e interpretación textuales. Lo que se reconoce a cada paso en el Epistolario íntimo… y sobre todo en la siembra, el cultivo y la cosecha visibles en sus obras fundamentales. Como ya hemos señalado en distintos momentos del Epistolario… lo que también anuncian y enuncian las cartas de ambos corresponsales es la creación, vigilancia y control de una producción concentrada en la función y la productividad de lo literario y la literatura.
Cuando la convicción de un sujeto dentro de su oficio está sustentada en lo que la tradición entiende como lenguaje literario y práctica crítica, dicho fenómeno produce y reproduce las funciones y valores de gestos intelectuales, creativos y divulgadores de productos verbales, unificados e incidentes en los diferentes hitos de las letras hispanoamericanas.
Sin embargo, tanto PHU como AR, socializaron y sociabilizaron el acto-producción de la creación literaria, otorgándole valor a editores, editoriales, profesores, universidades, lecturas, difusión de obras y autores que adquirieron en tiempo, espacio y recepción los productos y valores de un proceso cultural y literario en ebullición. La sociabilidad y la socialización de la literatura, a través del epistolario, aparece no solo en el Epistolario íntimo, sino también en los epistolarios con otros colegas y familiares, personalidades del mundo artístico, político, literario y académico.
El ejemplo epistolográfico, socializador y sociabilizador del epistolario en cuestión, nos llevará también a las particularidades y asuntos planteados en los tres tomos del Epistolario de su hermano Max Henríquez Ureña (Ver, tomos I, II y III, publicado por la Presidencia de la República, a través de ediciones de cultura, Santo Domingo, 2012, volúmenes XXIV, XXV y XXVI), donde mediante cartas recibidas y enviadas aparecen las diversas menciones de comunidades institucionales, universitarias, culturales, artísticas, informativas, diplomáticas y jurídicas.
Las cartas de AR en el epistolario de Max Henríquez Ureña (ver, volumenes citados),facilitan la socialización y la sociabilidad de la figura de PHU y AR. El itinerario temporal abarca de 1913 a 1961. Las actividades de creación, edición, lecciones, difusión y comunicación representan el campo de autoridad de ambos polígrafos. La papelería de su hermano Max revela toda una cardinal direccional socializadora y sociabilizadora llevada a cabo en dicho itinerario de vida-obra.
La forma inductiva de sociabilidad y socialización de la literatura, se abre en el Epistolario- Familia Henríquez Ureña (1994, cuyo material verbal conforma un documento-archivo de alta significación para el conocimiento de todo el núcleo de los Henríquez Ureña. El temario de la Antología titulada Pedro Henríquez Ureña. (Ver Max Henríquez Ureña. Selección, prólogo y notas, Librería Dominicana, Col. Pensamiento Dominicano, Ciudad Trujillo, 1950), presenta una síntesis del pensamiento de su hermano y maestro PHU.
En efecto, lo que socializa y sociabiliza es “lo” que se relaciona desde el punto de vista de los actores, obras y contextos de comunicación en la vida misma de la institución literaria hispanoamericana, y sus formaciones textuales, históricas, educativas y críticas. Se hace legible y operante la relación vida -obra –contexto de producción que induce a conocer y a poner en marcha la motivación sociabilizadora y socializadora.
¿Por qué el material que constituye como forma el Epistolario íntimo… construye un universo de amistad y hospitalidad donde ambos sujetos socializan y sociabilizan sus actitudes y prácticas literarias?. En el tomo I y del Epistolario íntimo de PHU y AR se pronuncia y asegura una comunidad de saberes con valores literarios, estéticos y culturales. La Historia de la cultura en la América Hispánica de PHU y El deslinde, de AR, instruyen y difunden las ideas, modelos intelectuales y artísticos de nuestros escritores.
En Treinta intelectuales dominicanos escriben a Pedro Henríquez Ureña (op.cit ), también se advierte un horizonte de lectura cuyo nivel de instrucción literaria, cultural, política e histórica, alcanzan objetivos enriquecedores a propósito de PHU, su espacio familiar y cultural. A todo esto la visión biográfica, educativa e instruccional, revela en el contexto una tendencia axiológica en cuanto al conocimiento y respeto de la figura de PHU.
Lo íntimo del Epistolario… y otras correspondencias familiares revelan no solo informaciones sobre el mundo familiar y amistoso de nuestro intelectual, sino también de núcleos intelectuales de los cuales él formó parte nuestro autor. Habría que investigar más a propósito de esta larga e intensa amistad intelectual y sobre todo de las etapas que ilustran el espíritu de responsabilidad que se deja leer en su obra crítica, humanística y cultural. Las gestiones de lectura y de historias de textos editados y trasmitidos ocupa un lugar en el Epistolario… o los demás epistolarios íntimos de PHU y AR.Las cartas que ambos intelectuales escribieron y recibieron hasta que desaparecieron, constituyen el testimonio de una disciplina de trabajo y estudio que define un perfil intelectual necesario para la creación de sus respectivos archivos literarios.
De ahí la importancia de la socialización y de la sociabilidad en el Epistolario íntimo y común de ambos escritores. Las utopías que abrazaron PHU y AR no dejan de influir ni de producir ideas sobre la lengua y la literatura de toda la América continental. Justo es reconocer las cardinales que sobre las diversas historias asumieron, como propósito intelectual estos dos críticos y creadores que fundaron una perspectiva de estudio y una práctica integradora de la lengua, la literatura, los estudios literarios y culturales de la América continental.