Tropiezos, enfermedades familias, traslados, cambios de lugares; trabajos académicos, encuentros, relaciones. La llegada a la Argentina ha producido en Pedro Henríquez Ureña y familia otros ritmos, otras esferas, latencias y manifestaciones psicosomáticas en el ámbito familiar, pero también nuevas amistades, invitaciones, cursos en el Instituto del Profesorado. Saudades de PHU y AR, pero también de Isabel y Manuela, esposas que hablan, se comunican, pero casi no se escuchan como co-protagonistas del Epistolario íntimo…
En efecto, los ritmos cambian y también las dolencias, padecimientos de nuestros actores principales. Sin embargo, las batallas internas y externas no pierden pulso ni entusiasmo. Más bien, nuestros amigos narran a través de sus cartas la vida mediante el intercontacto y la fuerza de las circunstancias. Así lo expresan las dos cartas de Alfonso a Pedro, enviadas, la primera, el 8 de mayo de 1930 y la segunda, el 13 de mayo del mismo año. Se trata de duelos y luchas de adaptaciones al medio, así como de saudades del uno y el otro en espacios diferentes:
“Después de una semana de jaqueca, se me ha quedado una leve neuralgia como una barra de hierro metida verticalmente por la cabeza, hacia el lado izquierdo. Que si la adaptación, que si la congestión del clima que el “chaminero” basta para atenuar, etc., etc. Yo sé que el tiempo anda, y que mi cuerpo cada día es más transparente y cede con mayor docilidad a los raros estímulos espirituales. Esta dolencia mía no es más que la traducción, torpe como del cuerpo, de mi saudade interior. Dejemos eso.” (Carta de Alfonso Reyes enviada a Pedro Henríquez Ureña desde Río de Janeiro el 13 de mayo de 1930, op. cit. p. 391)
La descarga de Alfonso, sin embargo produce una inflexión que llega hasta la contextualización de la vida real que tanto en Brasil como en Argentina sigue su curso normal y anormal, como en toda la América hispánica y el mundo norteamericano. Esperas y respuestas tienen su valor espiritual:
“Gracias por tus notas de libros, y por las noticias de tu vida y cifras de tus sueldos. Todo me interesa, igualmente, y acaso más las cifras que nada (sic.). Me figuro que tus planes con respecto al posible viaje de Isabel dependen de eso. Ya hablamos despacio, en otra carta especial, pues esperar a noviembre sería esperar a la época imposible. Ahora vamos a tratar de algunos negocios inmediatos.” (Ibídem. pp. 391-392)
Reyes dejó en Paris algunos asuntos literarios pendientes y proyectos que tenía en mente realizar junto a Pedro Henríquez Ureña. Sin embargo, su destinación como diplomático a Brasil bajó un poco la “temperatura” alcanzada en Europa, principalmente en Francia, donde el mexicano creó muy buenas y oportunas relaciones. De ahí que entablara relaciones con escritores y poetas surrealistas como Ph. Souppault, con quien parece haber creado relaciones importantes:
“Aunque Sourppault nunca más me ha escrito, me figuro que siguen firmes en su propósito de que hagamos tú y yo el Panorama de las literaturas México-Centro-Antillas. (s.n.); confirma en esto la aparición de un panorama de la literatura “Hispano-Americano” de Max Daireaux, en que éste declara prescindir de la otra región. No sé por qué, entonces, se atreve a llamarle a su tomo: “Lit. Hispanoamericana” ¡Qué desfachatez! Así, de primera, impresión, me ha parecido un libro sin perspectiva, donde se habla igualmente de Fernán Félix Amador y de JOSÉ LUIS Borges. En vez de declarar que se deja fuera a México, las Antillas, etc. por motivos puramente editoriales, de extensión, etc., pretende dar a esta exclusión un sentido crítico y dice que México tiene que estar solo porque quiere estar solo, etc. etc. Disparates y ganas de hablar. ¿No hay mucho de grafomanía en esto?” (Ibídem.)
Desde hace tiempo AR tiene planes de escribir conjuntamente con PHU algunos panoramas que quería llevar a cabo desde que negociaba con Callejas, su editor en España. Por razones de compromisos diplomáticos y otras publicaciones más urgentes estos panoramas quedaron aplazados. Sin embargo, en la presente carta de pregunta a PHU qué hacer con el proyecto de literatura hispanoamericana:
“Y bien: a lo que voy. ¿Qué dices de nuestro Panorama? ¿Lo crees realmente posible viviendo alejados? ¡Me estorba tanto esta distancia! Por favor, vuélveme el alma al cuerpo. Hazme comprender que todo sigue siendo posible.” (Ibídem. Loc. cit.)
Los proyectos de AR y PHU, tanto los individuales, como los planifcados entre ambos intelectuales, no pierden su fuerza. Pues lo que revela en tiempo y espacio la correspondencia es justamente que todo lo que se proyecta desde la relación de amistad entre ambos actores, se sostiene en un pensamiento cultural, literario y educativo. Los proyectos van creciendo y tomando forma en la medida que corren las posibilidades:
“Pedro Sáinz me escribe ofreciéndome (creo que honorariamente) la Dirección de la Sección Hispano-Americana de la C. I.A. P., y pidiéndome que yo invite en nombre de ésta a una docena de autores americanos dignos de incorporarse por propio derecho con los autores españoles, para que entreguen a la CIAP la exclusividad de sus obras. Quiere al lado de esto, que yo cree u organice la o las series americanas regulares, donde haya cabida para obras aisladas de autores de menor importancia. Pienso decirle que acepto la dirección honoraria, a condición que tengas tú la secretaría pagada (aunque sea modestamente). ¿Qué te parece? Y dame tus planes e ideas, desde luego.” (Ibíd.)
Todo lo dicho en esta ocasión conecta con la carta enviada desde Río el 20 de mayo de 1930, dirigiéndose esta vez a Isabel y a Pedro:
“Lean esta copia y me la devuelven. Yo sé, Pedro, que te va a parecer demasiado suave. Pero yo así soy. Además, ¿para qué empedramos más el camino, inútilmente? Soy un hombre humilde que dice la verdad si se la preguntan, pero sin amargura. ¡El mundo es tan complicado”! (Vid. p. 393)
Por otro lado, y como en ocasiones anteriores, AR no deja de mostrar su preocupación por el tiempo que pierde por su trabajo, pero aun así lleva a cabo sus cosas literarias pendientes:
“La tourneé inacabable me carta quitando mucho tiempo, pero trabajo. Algo he enviado a 1930 y a Contemporáneo, pero trabajo. Hoy comienzo a ocuparme en serio de Monterrey. Recibí los tres dibujos de Rodríguez Lozano para el Juan Peña. Voy a ver si lo publico aquí. Envié a Paris, al cuidado de… ¡Godoy! La Saeta con dibujos de Moreno Villa.” (Ibídem)
PHU le contesta a AR la carta del día 8, haciéndole saber lo de su aclimatación, el resfrío y su estado “dispéptico-artrítico”, luego de su intoxicación. Pero se dispone a entrar ahora en el ritmo de trabajo de “veinte y siete horas de clase por semanas. Le informa a Reyes que:
“Tengo además, el Instituto de Filología Castellana y la empresa de Binayán. ¿Te conté que enseño Filología castellana en La Plata? Y se me ha agregado Literatura española medieval en el Instituto del Profesorado, junto con el de la Literatura septentrional (texto Inglés) y la Hispanoamericana.” (Vid. p. 394)
Nuevos rumbos académicos e intelectuales favorecen también la adaptación para las nuevas tareas que aseguran futuros pensamientos y seguras conexiones institucionales. Las cartas de 1930 revelan una búsqueda que llevará a PHU a intentar la experiencia dominicana de un año de trabajo, en su país de origen, en el Gobierno del general Rafael. L. Trujillo Molina, experiencia que tuvo que abandonar para volver al camino seguro de sus proyectos en la Argentina.