Interpretar y comprender la vida-obra de Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes induce también a conformar un camino intelectual desde sus obras abarcantes de disciplinas filológicas y humanísticas practicadas y asumidas desde la primera década del siglo XX, hasta el cierre de sus respectivos ciclo vitales y existenciales. Las líneas de vigilancia y disciplina de pensamiento de PHU y AR instruyen ambos archivos y cuerpos de funcionamiento crítico, tal y como se hace visible y legible en el Epistolario íntimo de ambos polígrafos.
En una obra que ha marcado un camino significativo en los estudios literarios de la América continental, el escritor y estudioso mexicano Alfonso Reyes propone una teoría de la lectura entendida como exégesis e interpretación de texto literarios. En su obra titulada La experiencia literaria, se crea un contexto de reflexión teórica a partir del cual todo texto, hecho literario o idea sobre la literatura, admite un tratamiento asumido por el intérprete en su condición de lector en la tradición literaria y cultural. Esto quiere decir que la literatura se escribe y se inscribe como lectura, proceso de creación y proceso de recepción de textos literarios o culturales.
La propuesta de Alfonso Reyes, en la obra antes citada, se justifica partiendo de una definición y automotivación del lector como intérprete y testigo y del escritor como lector y creador. Esta dialéctica posibilita un conocimiento de la tradición cultural hispanoamericana e hispano-latina en el contexto de formación de la Paideia occidental.
El trayecto del humanismo, el helenismo y el hispanismo, asumido por Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes desde 1907 – 1946 y 1946 – 1959, creó las posibilidades de la Psicobiografíaliteraria y la Mitografía de la obra en base a una crítica de los saberes literarios, teóricos y prácticos. El Epistolario íntimo… traduce el marco intensivo del proyecto de lectura y comprensión formativa de la literatura.
Lo que muchas veces se entiende como proceso de creación, instrucción, definición y difusión literaria va creando las posibilidades de constitución de un discurso de la crítica amparado en la Theoria. Esto se podría confirmar en dos obras también fundamentales de Alfonso Reyes: La antigua retórica y la crítica en la edad ateniense.
Ambas obras han marcado en el archivo literario de AR un camino de búsqueda y reflexión en torno al conocimiento del lenguaje, las ideas estéticas, la crítica y la teoría de la literatura en el contexto hispanoamericano. Como conocedor de las ideas estéticas y literarias, Reyes produce su planteamiento desde la formación clásica y partiendo de los presupuestos analíticos de la retórica, la literatura y la filosofía helenística.
En el caso de una enseñanza de la lectura y la literatura, los planteamientos de Alfonso Reyes requieren de una reflexión más pormenorizada, y más particularizada en aspectos que tienen que ver con la teoría de la literatura y de la producción de textos literarios determinados por sus propios géneros.
La situación entendida a partir de la relación lengua-pensamiento e interpretación, se extiende en un contexto de unidad temática de lo literario y del alcance significativo de la obra literaria creada en tiempo y espacio con determinación en la cultura y en el proceso de lectura-recepción de textos verbales expresivos y estéticos.
Toda la perspectiva de estudio de la literatura y de la lengua se analiza a partir de los diferentes campos de la interpretación. Así, en Trayectoria de Goethe la idea de una biografía intelectual y de la obra Summade autor, conquista el punto de entendimiento justificado por el concepto humanístico de “enciclopedia” que encontramos en el autor alemán, estudiado por Alfonso Reyes.
Por la vía del conocimiento creativo y de la preceptiva crítico-literaria, la visión de las ideas estéticas y culturales se entiende en lo que es la búsqueda y el quehacer de las humanidades. Dicho recorrido impone a su vez la visión que materializa la idea crítica productiva y de la cultura en sus desarrollos formativos y comprensivos.
Todo lo que desde el humanismo clásico y moderno encontramos en la travesía intelectual de Alfonso Reyes, admite la lectura como interpretación de textos literarios y como reflexión culturológica.
Así, la idea de perfección, desarrollo y búsqueda desde la lengua, se fundamenta en los diferentes puntos de partida del lector o intérprete, lo que testimonia un afianzamiento de la materia humanística en los textos literarios.
Como la obra de Alfonso Reyes abarca la narrativa, la poesía, la crítica, la epistolografía y otros géneros de escritura e interpretación, se puede explicar su trayectoria de escritor bajo los siguientes puntos de interés:
- El testimonio de los orígenes culturales
- El análisis de la obra
- La biografía literaria
- La exégesis literaria
- La perspectiva crítica de la interpretación y de la comprensión
- El estudio específico de los autores
- El tratamiento crítico de las ideas estéticas y literarias
- La experiencia literaria como condición humanística y cultural
- El examen del contexto crítico-filológico
- El estudio exegético de las funciones culturales en los textos
Estos puntos de interés se reconocen como propiciadores de una interpretación de la lengua y la literatura, cuya unidad la encontramos en el marco propio de la producción textual y cultural. Lo que permite un entendimiento estratificado y procesual de los textos estudiados por este polígrafo mexicano.
En el caso de la crítica entendida y extendida como examen literario y cultural, el polígrafo mexicano piensa que la misma está ligada a una comprensión y estimación con un propósito determinado. En La crítica en la edad ateniense (1961, pp 18-19), Alfonso Reyes sostiene lo siguiente:
“Todos entendemos hoy por crítica el examen, fundado en sensibilidad y conocimiento, que procura enriquecer el disfrute y la estimación de la obra literaria, explicando y poniendo de relieve sus valores o justificando en su caso la censura. Pero la crítica apareció frecuentemente confundida con otros propósitos; así sucede, por regla general, en la época que estudiaremos, por lo cual debemos adoptar un criterio de tolerancia. Denniston, en su breve antología de la crítica griega (Greek Literary Criticism, 1924) describe en unos cuantos rasgos los desvíos de la crítica hacia otras disciplinas que con ellas se relacionan: La filosofía estética, que investiga la naturaleza esencial de la belleza en abstracto; la filosofía moral o política, que interroga el efecto de la belleza sobre el individuo y sobre el gusto; la erudición textual, que procura restaurar en su integridad la materia verbal de la obra, ayudándose de la lingüística y de la bibliografía manuscrita o impresa; el comentario gramatical y lingüístico que a su vez debe tomar en cuenta los problemas textuales y las orientaciones de la estética; la enseñanza técnica, para la cual las obras literarias son meros modelos y bases de ejercicios”.
Esta perspectiva de la crítica literaria que tiene su fundamento aun desde la antigüedad griega, se explica en la obra de Reyes siguiendo una perspectiva neohumanística apoyada, sin embargo, en el humanismo clasicista.
Cabe destacar que la tradición clásica justifica un pensamiento literario basado en la representación antropocéntrica. Desde las figuras principales de la crítica literaria, la exegética y el análisis retórico, la convicción de Alfonso Reyes se hace observable en el tratamiento idiomático y cultural entendido como punto de base para el conocimiento literario.
Otro aspecto de significación observable y puntual en este autor mexicano es el relativo a las diversas categorías de la lectura. Así, en la obra ya citada (La experiencia literaria), Reyes analiza el aspecto bio-psicológico de la lectura, extendida a partir de un cruce estimado desde la voz, la cultura, el pensamiento y el lenguaje:
“Hay categorías de la lectura, según que en la representación psicológica del lenguaje domine el orden articulatorio o el visual; según la penetración que la cultura haya alcanzado en los estratos del alma; según los hábitos adquiridos de lectura; según la mayor o menor presteza con que los oídos y los ojos comunican el mensaje al espíritu; según que la bella escritura, la bella edición o la bella voz nos impresionen más o menos por sí misma, distrayéndonos más o menos del sentido de las palabras; según que seamos impacientes o dóciles, ante la momentánea abdicación de nuestras reacciones personales que significa este uncirse al pensamiento ajeno, etc.” (Op.cit. p.145)
Esta explicación de Alfonso Reyes a propósito de lo que es la práctica de la lectura, presenta una travesía donde la interpretación, el lector y los efectos de ambos constituyen la base formativa e integral de todo sujeto humano, contextualizado en el conocimiento sensible y racional.
La visión que desarrolla desde la experiencia literaria el proceso de asimilación y espacio de comunicación con el mundo verbal, sitúa el trabajo idiomático y literario en las funciones de identificación, diferenciación, conexión, argumentación, identificación, generalización y particularización del acto mismo de leer.
Todo gesto proveniente de la lectura emite entonces significados que se apoyan en el orden verbal estetizado, esto es, reconocido y desarrollado a partir de la estabilidad expresiva y la base perceptivo-sensorial del texto y su lectura. La imagen intelectual que de allí procede, está constituida por la comunicación propiamente lingüística y literaria que es asumida por el sujeto de la lectura-literatura.
Como estudioso de los procedimientos pedagógicos de la cultura, el lenguaje y la ciencia de la interpretación literaria, AR vio en el análisis, comentario y el examen particular de los textos un modo de acceder al conocimiento de lo literario y lo textual. En la travesía de la conservación, colección, depuración y establecimiento del texto literario, Reyes veía en la retórica y la filología los principales puntos de apoyo del conocimiento lingüístico y literario. Así, en su obra, observamos el alcance del examen y el estudio didáctico y exegético de la literatura:
“La exegética o ciencia de la literatura, tiene un carácter evidentemente didáctico y un punto de partida escolar. Es el dominio de la filología. Es aquella crítica a quien está confiada la conservación, depuración e interpretación del tesoro literario. Por cuanto es conservación y depuración permite la interpretación, la cual a su vez refluye sobre la tarea del depurar. Y por todo ello a un tiempo, prepara los elementos del juicio y a veces lo alcanza. El esclarecimiento de una oscuridad biográfica o bibliográfica es trabajo de la exegética, y no necesita llegar al juicio o estimación de la obra. Pero en general, el juicio necesitará contar con tal esclarecimiento previo”. (Ver, La antigua retórica, en Obras Completas, Vol. XIII y p 354, op. cit. p. 354).
Todo lo que se confirma a partir de esta cita es la importancia de la creación, análisis y enseñanza de la lengua y la literatura. El análisis más conocido a través de la historia literaria no se conforma solamente con la puesta en marcha del mismo, sino que, además, prefiere compartir su espacio y búsqueda con otras disciplinas del discurso como son: la poética, la retórica, la gramática, la idiomática y la preceptiva.
De esta última Alfonso Reyes da cuenta en su obra citada, donde afirma lo siguiente:
“La preceptiva representa una intromisión de postura pasiva en la postura activa, de la crítica en la creación. Fundada en la autoridad y la experiencia de los grandes modelos, y a veces en cánones más o menos arbitrarios, se parece por dictar normas del arte, a la ejecución. Era natural que la exegética y aun la teoría literaria, aunque ello las adultere no se conforma siempre en interpretar o describir, y cayeran en la tentación de dogmatizar; tanto más en cuanto al fenómeno literario está sustentado en formas culturales y genéricas y en elementos lingüísticos que sí requieren, o al menos admiten, aprendizajes y reglas, no siempre de adquisición espontánea”. (Ver op.cit. 1961, vol. 13 de obras completas, pp 358-359).
Se suele considerar la obra crítica de AR como una Summa pedagógica de la literatura, pues la misma pretende abarcar los aspectos esenciales de los que hoy se denomina Estudios Literarios. La historia de la literatura, la crítica, la preceptiva literaria y la exegética, conforma junto a la retórica y la teoría los ejes del conocimiento literario y humanístico una comunidad de saberes en proceso y en contexto.
Conocer la literatura tomando en cuenta estas disciplinas, supone una formación que desde el humanismo clásico se reconoce como fundamental y ligada al destino o determinación cultural del individuo social. Esta problemática de la furtividad sensible del sujeto, permite entender que en el contexto de una pedagogía de la ciencia de la literatura o ciencia de la interpretación de textos, los valores críticos se imponen como apertura y necesidad de diálogo con el sujeto lector.
El acto de creación literaria o de lectura comprensiva tiene su lugar en toda la historia y desarrollo de la escuela, la academia, el colegio, el liceo, el instituto y la universidad. Estas instituciones educativas presentan las humanidades como un saber integral cuya base es la fuente literaria entendida como punto de partida para la integración social del sujeto. En este caso, la cultura humanística asimila todos los ejes de un saber cuya garantía encontramos en el concepto de tradición de la lectura.
De ahí que en La crítica en la edad ateniense y en La experiencia literaria, Alfonso Reyes plantee de manera crítica y hasta enciclopédica, los elementos confirmativos de una historia, una teoría y una crítica de la literatura en la perspectiva de un examen especial de aspectos claros para el entendimiento de las letras y las humanidades.
Las disciplinas citadas admiten también, como base, la exegética, la retórica y la bibliografía en tanto que campos de trabajo y estudio que complementan una visión educativa y crítica de los estudios literarios. La tradición de la escritura, la diplomática, la historia del texto, la paleografía los estudios sobre manuscritos, transcripción, o ecdosis, conforman todo un desarrollo de las diversas perspectivas de estudio de la literatura, las ciencias humanas y lo que hoy se ha dado en llamar las ciencias sociales.