En su obra Crítica de la razón pura, Enmanuel Kant nos dice que la lógica no retrocedió desde la época de Aristóteles y a pesar de que muchos académicos sostienen que el legado del filósofo griego solo sirve como referencia histórica tras la llegada de la lógica matemática, el modelo de razonamiento aristotélico sirve todavía para cuestionar los modelos de argumentación (afirmación, negación) y cobra validez en el impasse que estamos atravesando por la resistencia del expresidente Leonel Fernández a aceptar los resultados de las primarias del partido que él preside.
Aristóteles planteó que los argumentos se componen de juicios; oraciones con un sujeto y un predicado, con el cual se afirma o se niega el sujeto. No puedo perder las elecciones, ha dicho Fernández. Ese es un juicio o afirmación al que los resultados de las primarias han opuesto una negación, realidad que Fernández se niega a aceptar. En la lógica aristotélica cabe suponer que nadie tiene la victoria antes de que se produzca, lo que a él, Fernández, le sería fácil entender.
Pero supongamos que a Fernández se le conceda razón y que las primarias hayan sido fraudulentas. ¿Tendría lógica, aristotélica o matemática, otras primarias con las elecciones municipales a solo cuatro meses de distancia? ¿Quién las organizaría? ¿La misma junta electoral a la que él ha acusado de incurrir en serias y criminales violaciones? ¿De dónde saldrían los recursos para organizarla? Parafraseando a Marx (fue en realidad idea de su esposa) con aquello de “la crítica, critica crítica”, lo cierto es que en esta oportunidad “la lógica lógica de Fernández” carece de lógica, y evidentemente no aplica a la experiencia resultante de unas primarias que demostraron la independencia y autoridad de un órgano electoral, cuya impecable labor de organización nos libró de las angustias a que nos acostumbramos en elecciones pasadas.