De todo lo dicho por el policía Dauri Muñoz (ya cancelado a causa de su denuncia) en un video, que habla de las vicisitudes de la policía nacional, lo más original ha sido lo del "sueldo cebolla", para referirse al salario que al verlo nos pone a llorar, interesante descripción ,que no es exclusiva de la policía sino del 50% de los 850 mil empleados públicos, que confluyen en el aberrante universo de la desigualdad salarial dominicana, ganando menos de RD$16.500 mensuales.

Todo lo demás dicho,por el hoy licenciado Muñoz es bien conocido, las características de la institución, las humillaciones a sus miembros para generar la disciplina,-"Ud. es una Tayota?, sí señor, soy una Tayota, mi comandante -".

La tradición Trujillista, los vaivenes para no reformar la institución, el negocio al margen de la seguridad ,la corrupción ,la criminalidad endógena, la degradación ,las riquezas de los jefes, brillantemente documentado por José Luis Taveras en "Como hacerse rico en la policía?" acento 20.10.15 .

Lo que dijo Muñoz es parte de un secreto a voces, como todos los secretos a voces que circulan en esta sociedad, marcada por la trasmisión oral legado de nuestros ancestros.

Esto sí es algo que debe hacernos  reflexionar sobre qué país estamos construyendo, ya que parece ser más conveniente,   mantener esta población reducida a la caridad pública, que reivindicarla como una institución vital para la convivencia en sociedad donde cada día se pierden los referentes de autoridad

Aquí todo se sabe entre el rumor y la comidilla, cualquier escándalo de corrupción, guarda secretos que se dicen como extraordinarias verdades a nivel del rumor, dándose detalles minuciosos, para mostrar que se estuvo allí en el lugar de los hechos.

Siempre hay un informante privilegiado, o alguien que   necesita mostrar su cercanía con el poder.

Esas verdades absolutas, que nunca aparecen en los periódicos, ni en los programas de televisión, ni de radio, son maquilladas, adornadas y finalmente silenciadas. Entonces empiezan las mentiras a mutar en verdades que hacen llorar.

"Verdades" que de solo oírlas nos damos cuenta que la realidad tiende a ser más inverosímil que la ficción.

Una de esas verdades absolutas, han sido las escusas dadas desde la misma institución policial, a través de su vocero, para minimizar el impacto que generaron las declaraciones del ex raso Muñoz, carentes de trascendencia, (algunos han pensado que fue utilizado) lo cierto es que esos comentarios, como hemos dicho siempre han circulado dentro y fuera de la policía. La originalidad estribó en que fue dicho desde el primer escalón de la jerarquía, apoyado en la tecnología de los nuevos medios, en lenguaje claro, dentro de una población que ha perdido la capacidad de construir frases completas, comprensibles.

Daurin Muñoz no hizo más que reconfirmar el rumor, que circula desde hace años en los pasillos de la misma policía. Salir a   desmentir lo que este desesperado ha dicho, es de mayor trascendencia, que lo que él dijo: y de paso hacer el ridículo institucional ante la población.

Son los argumentos que da la institución, en torno a   los "muchos beneficios colaterales "con los cuales cuentan algunos policías, los que llaman la atención, son esos" beneficios" esas "verdades" lo que nos debe hacer llorar a todos, porque nuestros miembros del orden ya despojados de toda dignidad, también son reducidos al mismísimo régimen populista compulsivo, que arropa gran parte del pueblo.

Reconociéndose desde la misma institución (sin querer hacerlo) que se trata de una policía ,que además de los muchos problemas éticos, morales, y disciplinarios que arrastra en su accionar de prácticas oscuras de sobrevivencia, es una policía asistida, pendiente, y dependiente del "bono luz, bono gas, raciones secas del plan social de la presidencia "y otras dádivas perversas que construyen liderazgo, fomentan indigencia, garantizan clientela, y reducen la integridad envileciendo los individuos.

Quedando la sopita en botella, como un gesto solidario de la historia policial.

Verdad objetiva que desnuda un esfuerzo ideológico de desconocidas consecuencias para la institucionalidad y el país todo.

Esto sí es algo que debe hacernos  reflexionar sobre qué país estamos construyendo, ya que parece ser más conveniente,   mantener esta población reducida a la caridad pública, que reivindicarla como una institución vital para la convivencia en sociedad donde cada día se pierden los referentes de autoridad.

Ante la necesidad de un solo cuerpo policial polivalente, digno, respetable, acorde con los nuevos tiempos, capaz de enfrentar las amenazas que tienen las sociedades actuales. Una institución reformada o creada, saneada, segura, de hombres y mujeres éticos; moralmente preparados, antropométricamente seleccionados, entrenados, bien pagados y dispuestos a proteger la nación y servir a la ciudadanía.