Entre el abuso sexual y la explotación sexual existe una estrecha relación. En el estudio de Trata Interna de mujeres, niñas y adolescentes que realizamos para OBMICA en el 2018 se muestran muchos casos de mujeres que en su niñez sufrieron tanto el abuso sexual como la explotación sexual igualmente adolescentes de ambos sexos.

“Cuando tenía 11 años fui acosada por el esposo de mi tía. Nadie me creyó. El me agarraba los senos, me agarraba la vulva y me amenazaba que me iba a mochar la lengua si hablaba. Yo quise explicarle a ella lo que estaba pasando y me sacó de la casa. Encontré refugio en una amiga que era prostituta. Ella fue vendida a un cabaret en Santiago y allí fui yo a parar”.

Este relato se extrae del estudio de trata interna citado. El relato muestra la estrecha relación entre abuso sexual y explotación sexual. La joven entrevistada fue víctima de abuso sexual por su tio quien continuamente la violaba. A pesar de que la joven trato de enfrentar el abuso siendo niña informándole a su tía lo que ella estaba viviendo, la tía no le creyó y por el contrario la expulsa de su hogar lo que provoca su desprotección y exposición al riesgo de ser víctima de explotación sexual a través de amigas y familiares de sus amigas.

La ausencia de una relación de confianza en las familias hacia niños, niñas y adolescentes provoca su desprotección y su permanencia en círculos de abuso sexual y explotación sexual. En el estudio de trata interna encontramos muchos casos de mujeres, niñas y adolescentes que son vendidas por hermanos, padres, tías, hermanas y otros familiares para explotación sexual por hombres de forma individual o en negocios nocturnos o de expendios de bebidas.

La explotación sexual tiene raíces profundas en nuestra sociedad. La ausencia de un respeto a los derechos de niños, niñas y adolescentes al interior de las familias es una de estas raíces fundamentales. El escenario familiar muchas veces está lejos de ser un espacio de protección para niños, niñas y adolescentes convirtiéndose en el escenario de violencia, abuso sexual y muchas veces explotación sexual.

Además de la familia se encuentra en el citado estudio a las redes de amigas y amigos, parejas y espacios laborales como el canal de conexión con las redes de trata para explotación sexual de adolescentes y mujeres. De ahí que la protección de la niñez y la adolescencia no puede considerarse como una tarea exclusiva de las familias, por su desconocimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia además de la reproducción de círculos de violencia en su interior.

La erradicación de estas prácticas de abuso y explotación sexual presentes de manera invisible en nuestra sociedad debe estar acompañada de acciones dirigidas a la generación de cambios en las familias desde la equidad de género y el respeto a los derechos de la niñez y adolescencia. Igualmente, en los patrones culturales que fomentan el machismo y su ejercicio de poder violento hacia las niñas, adolescentes y mujeres.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY