Si Leonel Fernández no se repostula es porque sabe del rechazo general a su mal gobierno y porque, objetivamente, no tiene forma de salvar el impedimento constitucional sin crear una crisis política que lo barrería del poder a él y a su grupo. 

Es decir, Leonel Fernández al resignar su repostulación no lo hace por convicciones democráticas, sino porque las circunstancias lo obligan. 

No hay que cantar victoria. Si bien Leonel Fernández se ve imposibilitado de reelegirse, no ha renunciado de su proyecto personalista de poder. Su continuismo y el de su grupo sigue siendo el principal enemigo de la institucionalidad democrática del país. 

Leonel Fernández pretende apartarse tan solo físicamente del Poder Ejecutivo a partir de agosto de 2012, pero desde ya crea las condiciones para su retorno en el 2016. A partir de este momento, toda su actuación política se concentra y subordina al logro de ese propósito. 

No olvidemos que el grupo que actualmente gobierna ha acumulado recursos y un sistema clientelar, pero sobre todo ha "entrampado" el sistema político de tal modo que ha asegurado el control del Congreso Nacional y de la Cámara de Cuentas, así como también del Consejo Nacional de la Magistratura, y desde este último, la composición de la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Superior Electoral y el Tribunal Constitucional. 

Es por todo lo anterior que la no repostulación de Leonel Fernández a la presidencia de la República no cambia sustancialmente el panorama político al interior del PLD. Y es que ninguno de los precandidatos a la nominación presidencial ha mostrado tener la determinación o las convicciones para encabezar una propuesta política diferenciada de los gobiernos y de las prácticas desarrolladas por Leonel Fernández. Ninguno ha sido capaz de condenar la corrupción de sus gobiernos, la concentración de poder en su persona o el irresponsable endeudamiento externo; de exigir la inversión del 4% del PBI en la educación, como dispone la ley; o de distanciarse de su modelo económico inequitativo; entre otras. 

Por el contrario, todos los precandidatos cifran sus esperanzas en ganar su apoyo, y a esos fines reivindican su gobierno y se comprometen a darle continuidad. Por eso, de ninguno podemos esperar nada nuevo. Se han abierto las compuertas de la negociación y de la repartición del poder en la cúpula del PLD, bajo la tutela de Leonel Fernández.