La conmemoración litúrgica y los ejercicios religiosos espirituales de la Semana Santa o Semana Mayor se inician en esta ocasión con la lectura de la entrada de Jesús en Jerusalén, según el Evangelio de San Marcos 1:1-11.
La forma espectacular de la entrada de Jesús a la gran ciudad, montado en un burro, se presenta en cumplimiento de la profecía de Zacarías 9:9: “Tu Rey viene a ti, justo y victorioso, pero humilde, montado en un burro”.
Esta manera de proceder del profeta Jesús es enigmática; pues, presenta un poderoso simbolismo de algo que era necesario manifestar, pero al mismo tiempo lo apoteósico tenía una cualidad de rey que reclama la identificación con el Mesías, el esperado libertador del pueblo judío; mas, también denota humildad, porque cabalga en un animal de carga y no en un corcel o carruaje, como lo solían hacer los reyes o los generales triunfantes.
El alboroto del pueblo de Jerusalén hizo pensar a la clase dominante, que Jesús reclamaba una posición que desplazaría a los que ostentaban poder político y dirección espiritual, y, por tanto, se vieron temerosos de lo que podía suceder con la presencia del profeta en Jerusalén, con la aceptación de la gente y las exclamaciones: ¡Gloria en las alturas! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Para los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, Jesús venía a confrontarlos con un reto amenazante, por lo que su reacción fue: buscar la forma para matarlo, porque tenían miedo. Miedo de perder su posición en la sociedad, su liderazgo en la religión y su influencia en la política.
He aquí un esquema cronológico de los sucesos de la Semana Santa según los evangelios:
a) Domingo, entró Jesús en Jerusalén y se dirigió al templo, y luego regresó a Betania, de donde había venido previamente de visitar a Martha, María y Lázaro.
b) Lunes, se dirigió al templo y comenzó a echar de allí a los que estaban vendiendo y comprando. Se puso a enseñar, diciendo: “En las Escrituras dice: ‘Mi casa será declarada Casa de Oración’ para todas las naciones, pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones”. (San Marcos 11:15-17). Este acto del profeta de Nazaret de Galilea fue seguido de los siguientes episodios: Jesús sintió hambre y se acercó a una higuera, pero no encontró más que hojas porque no era tiempo de higos.
c) Martes, Jesús tiene controversias con “los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Éstos buscaban la manera de matarlo, porque le tenían miedo, pues, toda la gente estaba admirada de su enseñanza”. (San Marcos 11:20 ss.).
d) Miércoles, Jesús regresa a Betania. Allí en ese poblado y en casa de Simón, al que llamaban el leproso; mientras estaba sentado a la mesa, llegó una mujer que llevaba un frasco de alabastro lleno de perfume de nardo puro de mucho valor. Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos criticaban aquella mujer. Pero Jesús dijo: “Déjenla, ¿por qué la molestan? Esto que me ha hecho es bueno”. (San Marcos 14:6).
e) Jueves, se hace la preparación para la celebración de la Pascua Judía en que se comía pan sin levadura y se sacrificaban corderos. (San Marcos 14:12). Se lleva a cabo la última cena. Jesús ora en Getsemaní; es arrestado; es juzgado ante el Sanedrín (la Junta Suprema).
f) Viernes, el Profeta es juzgado ante Pilato; condenado; crucificado y sepultado.
g) Sábado, Jesús yace en el sepulcro.
h) Domingo, la tumba está vacía y ¡el Señor Jesús ha resucitado!