La crisis que atraviesa la sociedad haitiana está lejos de ser la consecuencia de la incapacidad o irresponsabilidad de un presidente. Es el resultado de todo un sistema socio-económico y político disfuncional, conflictivo e inadecuado. El sistema político semi-presidencialista consagrado en la Constitución de la República constituye la principal fuente de las crisis haitianas a lo largo de las últimas décadas. Por ende, adecuarlo es un imperativo para la estabilidad y desarrollo del país.
El espíritu de la Constitución de 1987
La Constitución vigente de Haití fue promulgada el 10 de marzo de 1987 luego de la caída de la dictadura de los Duvalier, con ligeras modificaciones en 2011. Como lección aprendida de las atrocidades de la dictadura, se consideró que era importante restarle poder a la figura presidencial.
En este sentido, se introdujo en la Constitución un sistema semi-presidencialista bicefálico con un Presidente, electo en sufragio universal como Jefe de Estado, y un Primer Ministro – nombrado por el Presidente dentro de los miembros del partido político que tiene mayoría parlamentaria y si ningún partido tenga mayoría, el Presidente hará el nombramiento en consulta con los Presidentes de las dos cámaras parlamentarias – que debe ser ratificado por las dos cámaras parlamentarias por separado, junto con el Gabinete ministerial, como Jefe de Gobierno (Artículo 137 de la Constitución).
El Jefe de Gobierno, el Primer Ministro, es quien conduce la política de la Nación, dígase la política interna. El gobierno en su conjunto, es decir el Primer Ministro y el Gabinete ministerial, puede ser Interpelado por el Parlamento y es pasivo a voto de censura del Parlamento.
Bajo esta fórmula, la co-habitación entre los dos Jefes del Poder ejecutivo resulta poco realista. De hecho, el actual Primer Ministro Jean-Henry Céant vino del sector opositor al actual presidente de la República.
Radiografía de las presidencias de la transición democrática y sus respectivos gobiernos. (Elaboración propia desde fuentes diversas)
Cambiar el sistema político: Recomendación mayor de la Comisión Especial sobre la Reforma a la Constitución
Nuestra consideración de la necesidad de cambiar el sistema político del país para propiciar su estabilidad y desarrollo combina con el sentir de la sociedad haitiana recogido por la Comisión Especial de la Cámara de Diputados sobre la Reforma a la Constitución. Luego de alrededor de un año de consultas a todas las fuerzas vivas de la sociedad haitiana, incluyendo la diáspora, sobre las necesidades constitucionales, la Comisión presentó el 28 de octubre del 2018 su informe de 30 propuestas de modificación a la Constitución, donde por consenso, la necesidad de cambiar el sistema político resultó ser la necesidad mayor.
Con este cambio, Haití pasaría a contar con un presidente y un vicepresidente electos mediante sufragio universal, y de esta forma se eliminaría la función del Primer Ministro. Para los comisarios, este cambio propiciaría la buena gobernanza. Consideramos necesario que los poderes Ejecutivo y Legislativo den continuidad a las propuestas de la Comisión.
Jovenel Moise, heredero de una oposición radical
Las protestas iniciadas el pasado 7 de febrero no constituyen la primera ola de protestas en contra de Jovenel Moise. Sino que él ha sido objeto de severas críticas y protestas incluso antes de haber asumido la presidencia. De hecho, luego de las elecciones presidenciales del 25 de octubre de 2015 donde él obtuvo el primer lugar con 32,81%, una ola de protesta de una coalición de partidos de oposición reclamó la anulación de los comicios electorales en vez de realizar la segunda vuelta electoral. Las elecciones fueron finalmente anuladas. Un gobierno de transición presidido por un miembro de la oposición realizó nuevas elecciones el 20 de noviembre del 2016, donde Moise volvió a ganar y esta vez con 55.60% de los votos en primera vuelta.
Fue la escogencia del presidente Michel Martelly de un hombre desvinculado de la administración pública, sobre todo fuera de su gobierno, con un historial público ¨virgen¨ como candidato de su partido PHTK. Sin embargo, eso consiste en la continuidad de los PHTK en el poder y, por ende, Moise es víctima de las acusaciones hechas a la presidencia de Michel Martelly.
De hecho, la principal arma que ha provocado la ola de protestas y desestabilización en contra de su gobierno en los últimos días es la corrupción, particularmente, la acusación de malversación de los fondos del programa de cooperación de Venezuela hacia Haití conocido como PetroCaribe por funcionarios de tres gobierno anteriores durante el periodo 2008-2016, con énfasis en los funcionarios durante la presidencia de Michel Martelly.
En apenas dos años cumplidos de su mandato constitucional de 5 años, la crisis de estos dias constituye la segunda ola de grandes protestas que enfrenta el presidente durante su presidencia.
La primera tuvo lugar en julio del año pasado y provocó la renuncia obligada del Primer ministro de ese entonces Guy Lafontant y de todo su gabinete (ministros, secretarios de Estado). Luego de dos meses de consultas y negociaciones, el Presidente Moise nombró al reconocido notario Jean-Henry Céant, quien días después fue ratificado por el parlamento haitiano. Cabe destacar que el Primer ministro Céant ha sido hasta su nombramiento un opositor al presidente. Su nombramiento deja entender el alto nivel de interferencias y presiones de la oposición y del alto grado de apertura del presidente para encontrar una salida a la crisis en ese momento.
No obstante a las situaciones anteriormente descritas, se puede constatar un manejo ineficiente de los destinos del país por el actual equipo.
Consecuencias de la operación ¨Pays Lock¨
Desde el pasado 7 de febrero, varios sectores de la vida nacional, encabezados por la “Oposición radical”, lanzaron la operación ¨Pays Lock¨ (País bloqueado) con manifestaciones violentas simultaneas en distintas ciudades del país, sobre todo en Puerto Príncipe. Esta situación paralizó drásticamente las actividades en el país y causó varias pérdidas en vida humana.
Sus efectos se sentirán a corto, mediano y largo plazo en distintas áreas, sobre todo en sectores claves como el turismo, la inversión extranjera directa; sectores en los cuales se había logrado avances importantes en los últimos años, y la devaluación continua de la moneda nacional – Gourdes – frente al dolor estadunidense (80Gdes=1USD).
El mutismo prolongado de las autoridades establecidas ha testificado de su ineptitud frente a la situación. El presidente esperó 8 días para pronunciarse. Al final desperdició una oportunidad de apaciguar la furia de los manifestantes. Muchos consideraron su discurso como una respuesta a la oposición y no a las demandas de los manifestantes. Por otro lado, el primer ministro tardó 10 días para pronunciarse con un discurso que, a diferencia del presidente, conecta con los manifestantes y trata de calmar la situación y sentar las bases para el diálogo. Si hubieron intervenido antes y apropiadamente, los efectos pudieran ser menores.
Pistas de solución y conclusión
A nuestro modo de evaluar la situación, y sobre todo tomando en cuenta los efectos nefastos que han tenido las salidas transitorias a crisis anteriores en el país, la renuncia del presidente y la partida del gobierno no aportarían una solución a la crisis actual.
Consideramos que tanto el presidente como el primer ministro necesitan reforzar cualitativamente sus respectivos gabinetes en la mayor brevedad posible con profesionales capaces de ayudarles a encauzar la pacificación y desarrollo del país.
Por otro lado, la oposición, dividida entre si y carente de una articulación clara, necesita redefinirse, reforzarse y vender mejores alternativas de gobernabilidad al país.
El sistema económico, dominado por monopolios de “grandes importadores” debe ser redefinido y la producción nacional debe ser promovida y apoyada.
¿Acaso esta crisis consiste solamente en irreparables pérdidas de vidas humanas, traumas psicosociales, perdidas económicas al país? Como indicó el primer ministro Céant en su mensaje a la nación el pasado 16 de febrero, es el momento oportuno para que como nación nos hagamos conciencia de los problemas reales que nos afectan.
Debemos evitar que se convierta una oportunidad pérdida como el 12 de enero del 2010. Este es el nuevo momento propicio de dejar de correr detrás de los síntomas para dedicarnos a la erradicación las causas profundas de los males que nos afectan como sociedad. Es el momento propicio para que nuestra sociedad se desligue de sus caprichos dañinos y nos sentemos en la mesa del diálogo con la participación de todas las fuerzas vivas de nuestra República de Haití con un objetivo en común: consolidar nuestro Proyecto de Nación, donde cada conciudadano se sienta identificado con el accionar de las autoridades que implementan políticas públicas que repercutan a favor de todos, sin distinción ni privilegio. ¡Una Mejor Haití es Posible!
Una publicación del Centro Haitiano de Relaciones Internacionales para el Desarrollo (CHRID)
- El autor es Internacionalista / Máster en Relaciones Económicas Internacionales / Profesor / Director General del Centro Haitiano de Relaciones Internacionales para el Desarrollo (CHRID)