Dos inquietudes embargan mi alma, las embriagan de misterio y de la curiosidad por encontrar la luz que me rasgue la certidumbre de este ambiente supuestamente insensible. Insisto a los estudiantes sobre la impostergable obligación que tienen de penetrar tras los hechos y los textos a descubrir, interpretar los mensajes y conceptos que se presentan ante si. Nunca conformarse con las primeras impresiones, intuiciones, percepciones de los fenómenos, de las cosas que se nos presentan, de los discursos que escuchamos o leemos; asumir una actitud crítica e interpretativamente racional, porque lo dicho por otro es su visión, no la mía. Oriento, como ha de ser, en que los estudiantes penetren en los procedimientos analíticos ( análisis) para conseguir elevarse a la universalizacion del conocimiento y desde luego como producir aportes.
Paso a interactuar con ellos formulando interrogantes sobre un tema abordado en clase en espera de su respuesta; el silencio se apodera de la sala y tengo que regresar a motivarlos, entonces dos o tres se atreven a fuerza de vergüenza universitaria. En verdad, me quedo estupefacto al ver la carencia del más mínimo sentido y condición de racionalidad; al parecer ha desaparecido la razón y uno de ellos fue tan sincero que acercándose a mi me susurro: -Maestro,además de miedo escénico, yo no aprendí a interpretar, sino a copiar-. ¿ Como hago?. Ayúdeme. ¡ Como, no, para eso estamos!. Emprendo tan difícil tarea, porque sale a relucir que adoctrinado en niveles primarios y secundarios para convivir con la memorización, no alcanzan a entender de pronto como desarrollar el espíritu crítico y el discurso fluido y lógico de una narración.
En ese nivel tan ínfimo de cultura académica y la ausencia de todo pensamiento hermenéutico, signado por la incultura, no puede ningún estudiante comprender los textos universitarios, mucho menos interpretar los principios teóricos, leyes y la filosofía de la ciencia subyacente en una asignatura. Les exhorto a que busquen los que no se ve, detrás de los que se ve.(J. Martí ).
Los factores causales o relaciones íntimas, las conexiones de las cosas o eventos que estudiamos; es decir, su fuente primaria, y los resultados no se harán esperar, no dejarse engañar por esas narraciones puramente literarias, sin apego a criterios científicos o validados por estudios sistemáticos o pruebas evidenciadas. Reiteroles como colofón que se propongan construir un discurso científico básico (Ref.El Discurso Científico, Bartolo García). A base de mucha lectura crítica, estudios y escribir con sentido lógico, aplicándose asiduamente se eleva el pensamiento a estructurar esa tan noble cualidad de la racionalidad.
Interactuamos maestros y estudiantes del grupo en esa dirección u objetivo de los temas científicos, en la idea plena de conseguir un fructífero interés por desarrollar el pensamiento crítico, el hábito de la construcción de la cultura y la lectura por las buenas obras, especialmente las que están en el ranking de clásicas sin descartar las modernas y virtuales, que suelen las últimas estar en su alcance tecnológico.
La tarea es grandiosa, es como arar en el desierto, pero hay que trabajar duro, de lo contrario se impondrá la sinrazón, la vagancia, la insensibilidad y el monopolio del pensamiento en una élite, que ambiciona dejar a los jóvenes menos poseídos en una especie de Soweto de pobreza educativa que tristemente se avizora en ciertos espacios educativos. ¡ Vaya Revolución Educativa!.