El origen de la enseñanza oficial de las artes en Santiago se corresponde con el prestigio de sus fundadores. Yoryi Morel, en la Escuela de Pintura, Divina Gómez, en el Teatro y Apolinar Bueno, en la Escuela de Música.
La instauración de la Academia de Artes Plásticas se debe al carácter oficial que concedió el gobierno de entonces al antiguo Taller del Maestro Morel.
El funcionamiento de la Academia se debe en los primeros años a la rigurosa disciplina de un precursor del Arte dominicano, el pintor Federico Izquierdo, que fue hasta el principio de los años sesenta un consagrado profesor de la misma.
De los tres discípulos reconocidos salidos del antiguo Taller de Morel, dos fueron profesores de la Academia, Guillo Pérez y Mario Grullón porque Negro Disla se fue a vivir a Nueva York al final de los años cincuenta. Puede decirse en este caso que el éxito de una escuela se puede medir por el prestigio que después alcanzan sus egresados.
Después, en los últimos años y en lo que corresponde al tratamiento del color la afinidad se da con José Vela Zanetti por intermedio del pintor Jacinto Domínguez, que siendo nativo de Santiago se formó en Santo Domingo en el Taller de aquel pintor español.
En los últimos años algunos jóvenes oriundos de aquella región han alcanzado por trasmano y con perseverancia la pasión del Maestro Morel por el paisaje cibaeño.
Circunstancia que confirma una desconcertarse forma de tradición que se produce en nuestra sociedad.