La Odontología existe desde civilizaciones antiguas, y el registro más antiguo de la primera práctica dental se atribuyó a los egipcios hace 5000 años. Sin embargo, desde sus inicios, la odontología no fue una profesión formal. Durante la edad media, la práctica fue asumida por barberos que, además de otros servicios, realizaban sangrías y extracciones dentales a sus clientes que requerían un servicio odontológico. Desde entonces, la historia de la educación dental se vio afectada por la transformación y la continuidad a medida que la conformación de los diferentes planes de estudios se desarrolló a lo largo de los años (Field, 1995).
Los primeros ejemplos de educación dental formal se pueden encontrar ya en 1530, cuando se publicó el primer libro de texto de odontología en Leipzig, Alemania (Field, 1995). Los elogios comenzaron un siglo después de la publicación del primer libro de texto de odontología, que fue en 1683 cuando Van Leeuwenhoek reconoció microorganismos en un material recolectado de los dientes después de ser desechado (Yip y Smales, 2000). Posteriormente, en Francia (1728), Pierre Fauchard considerado el padre de la odontología, publicó, en un extenso libro de texto de odontología, que “la escuela de cirugía necesitaba incluir la odontología” como una profesión (Bishop, 2014, p. 539).
Desde entonces, la odontología ha seguido expandiéndose hasta el siglo XXI debido a la evolución exponencial de la misma (Field, 1995). Una de las preocupaciones más importantes sobre la educación dental era afrontar un nuevo siglo, el siglo XXI, con sus diversos desafíos. En ese entonces, el objetivo futuro era que la profesión odontológica contribuyese a mejorar la salud bucodental para todos. Sin embargo, estos objetivos aún no se han cumplido debido a las diferentes situaciones, una de ellas, la ausencia de un lenguaje común que describa los campos de competencia en odontología (Englander et al., 2013).
Los educadores dentales de todo el mundo luchan continuamente para lograr que sus estudiantes cumplan con las habilidades necesarias para la práctica de la odontología. La brecha en el logro de las competencias requeridas entre los graduados de odontología de diferentes países ha seguido creciendo durante las últimas décadas. Esta brecha consiste en diferencias en los requisitos de acreditación y licenciatura en educación dental en todo el mundo. También hay una falta de congruencia de los diferentes enfoques curriculares necesarios para un entorno global (Donaldson et al., 2008). Algo que se ha observado y que aumenta la brecha en los diferentes planes de estudio a nivel mundial, que no todos los países tienen un conjunto de competencias para ser enseñadas dentro de sus escuelas de odontología y el enfoque curricular es diferente en cada programa dental (Englander et al., 2013; Haden et al., 2006). Esto es una realidad en nuestro país.
Con esta realidad, no todos los graduados de odontología pueden insertarse tan rápido como deseen en el mercado laboral. Debido al papel vital que juegan las universidades dentro de la sociedad, existe una preocupación internacional por transformar los programas académicos para garantizar que los graduados estén preparados para un mundo globalizado (Noddings, 2007; Pérez Gómez, 2007).
Otro aspecto que se ha observado en nuestro país es que el número de estudiantes dominicanos de odontología experimentó un rápido crecimiento en la última década. Por ejemplo, la primera escuela de odontología de la República Dominicana se fundó en 1900. Desde esa fecha hasta 2005, tuvo 3.209 graduados en odontología (Taveras, 2007). A modo de comparación, una universidad privada más nueva fundada en 1983 ya ha graduado a más de 2.621 profesionales dentales (comunicación personal, 17 de octubre de 2019). Si comparamos el número de graduados de ambas Escuelas de odontología, es evidente el rápido crecimiento de los graduados de odontología en la República Dominicana (RD). Este crecimiento plantea la pregunta de si todos los estudiantes de odontología se gradúan con todas las competencias necesarias, por lo que un crecimiento tan rápido de las matriculaciones de dicha carrera podría afectar la calidad de la educación que se ofrece en las escuelas de odontología del país (Thomas, 2016).
En un estudio realizado en nueve universidades del país como parte de los requisitos de una tesis doctoral para la universidad Western Michigan (WMU) y finalizado en mayo 2021, habiendo cumplido con todos los permisos de comité de ética institucionales y de las universidades participantes (2/5/2020, 2/19/2020. 2/24.2020), se examinaron las percepciones de estudiantes, egresados con 0 a 5 años de graduados, docentes y sector laboral en Odontología en relación a si los planes de estudios actuales utilizados en las escuelas de odontología en el país ayudaban a los estudiantes a adquirir competencias críticas y habilidades clínicas, tomando como referencia las competencias para el Odontólogo General de la Asociación Dental Americana.
El mismo reveló resultados satisfactorios a nivel general, ya que, reportó un acuerdo general entre los cuatro grupos de participantes con respecto a la adquisición de competencias y habilidades clínicas por parte de los estudiantes de odontología dominicanos. La preparación promedio general de los estudiantes de odontología para ejercer la odontología de manera efectiva fue bastante buena (M = 4.96, SD = 1.07; en una escala de 6.0). A pesar de estos hallazgos, se encontraron diferencias significativas en cuanto a las competencias, las habilidades clínicas, los componentes del programa académico y el origen de los participantes en las diferentes universidades. El estudio sugiere varias pautas para continuar mejorando la calidad de la enseñanza odontológica dominicana, como la necesidad de revisión del currículo dental y la adición de competencias odontológicas estandarizadas a nivel nacional, así como normativas y regulaciones para la carrera. Este estudio fue realizado por la Dra. Laura Reyes Alardo (WMU) y asesorado por la Dra. Andrea Beach PhD (WMU) y formaron parte el comité de tesis doctoral los doctores Louanne Palmer Ed. (WMU) el Dr. Franklin García-Godoy, PhD, de la Universidad de Tennessee.
Referencias
Bishop, M. (2014). Dentists’ and the establishment of the Anglo-American dental profession in the eighteenth century: Part 1. The need for a name and an identity. British Dental Journal, 217(9), 537-40.
Englander, R., Cameron, T., Ballard, A. J., Dodge, J., Bull, J., & Aschenbrener, C. A. (2013). Toward a common taxonomy of competency domains for the health professions and competencies for physicians. Academic Medicine, 88(8), 1088-1094.
Field, M. (1995). Dental education at the crossroads: Challenges and change. Washington, DC: National Academy Press.
Donaldson, M., Gadbury-Amyot, C., Khajotia, S., Nattestad, A., Norton, N., Zubiaurre, L., & Turner, S. (2008). Dental education in a flat world: Advocating for increased global collaboration and standardization. Journal of Dental Education, 72(4), 408-421.
Haden, N. K., Andrieu, S. C., Chadwick, D. G., Chmar, J. E., Cole, J. R., George, M. C., & Meyerowitz, C. (2006). The dental education environment. Journal of Dental Education, 70(12), 1265-1270.
Noddings, N. (2007). Curriculum for the 21st century. In D. J. Flinders & S. J.Thornton (Eds.), The curriculum studies reader (pp. 399-405). New York, NY: RoutledgeFalmer.
Pérez Gómez, A., Martínez, M., Tey, A., Essomba, M. A., & González, M. T. (2007). Profesorado y otros profesionales de la educación. [Teachers and other professionals in education]. Madrid, Spain: Octaedro-MEC.
Taveras, D. (2007). La Odontología en la Primada de América. [Dentistry in the first University of America]. Santo Domingo, Dominican Republic: Editora Centenario, S. A.
Thomas, M. (2016). Competencias docentes del profesorado de las Escuelas de Odontología de Santo Domingo. Proyecto de investigación: [Teaching competencies of the faculty of the schools of dentistry in Santo Domingo]. Doctoral Dissertation] Retrieved from https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=114839
Yip, H., & Smales, R. (2000). Review of competency-based education in dentistry. British Dental Journal, 189(6), 324-6.