“No conozco la clave del éxito; pero la del fracaso es querer complacer a todo el mundo”.  Woddy Allen.

El Dr. Henry Sigerist, padre de la medicina social, profesor de Historia de la Medicina de la universidad de Johns Hopkins, planteó en 1945 la “Promoción de la Salud” (PS) como uno de los grandes frentes y objetivos de la práctica social en salud (1). Fue el primero en diferenciar la salud de la enfermedad, al definir que la medicina debía desarrollar cuatro grandes tareas: la PS, la prevención de la enfermedad, el tratamiento del enfermo y la rehabilitación.

Seguimos pensando qué construyendo hospitales y clínicas, contando con el equipo diagnóstico, el tratamiento más sofisticado y los medicamentos de la última generación solucionaremos todos los problemas de salud de la población.

Las distintas sociedades científicas tienen la obligación de utilizar su conocimiento y su experiencia para encabezar la lucha mundial contra las enfermedades cardiovasculares (ECV) y cumplir con recomendaciones de la OMS de reducir la mortalidad en un 25% para el año 2025. Recientemente se han propuesto diferentes innovaciones que incluyen estrategias para el control del tabaco y la reducción del consumo de sal en la dieta, que podría prevenir más de un millón de muertes al año en países en vías de desarrollo a un coste aproximado de 0.50 dólares por persona al año (2) (3).

¿Cómo lograr cambiar el discurso y accionar de los profesionales de la Medicina,  Ministerio de Salud, Ministerio de Educación, universidades, sociedad civil y estado?: haciendo consciencia de la importancia de las enfermedades cardiovasculares, cerebro vasculares y metabólicas,  logrando que el estado las priorice como agenda de desarrollo a través de la declaración de “Prioridad Sanitaria Nacional”, involucrando a todas las instancias del estado para que participen activamente, a través de la creación de un consejo o comisión nacional que coordine los trabajos de un “Programa Nacional de Educación Prevención y Tratamiento de las Enfermedades Cardiovasculares, Cerebrovasculares y Metabólicas”, como parte de un “Plan Quinquenal o Decenal de Salud” para priorizar los recursos de salud. La educación y la prevención son los pilares del cambio del paradigma de la medicina, modificando los estilos de vida poco saludables, promocionando la salud y asegurando el tratamiento adecuado y disponibilidad de la tecnología a la población, especialmente a los individuos con riesgo elevado o medio.

Incentivando la participación altruista pro activa para modificar los estilos de vida de los individuos en las comunidades. Para esto debemos reclutar una red de voluntarios con vocación altruista para llevar a cabo los programas de educación y de promoción de salud.  Debemos desarrollar un sentido de responsabilidad social positiva, es decir, que los miembros de una sociedad, ya sea como individuos o como parte de un grupo, adopten el compromiso u obligación entre sí como para la sociedad en su conjunto, significando que hay una responsabilidad de actuar (actitud pro activa). La promoción de salud es un proceso que consiste en proporcionar a las personas, familias y comunidades los medios necesarios para mejorar la salud y ejercer un mayor control sobre la misma. El voluntariado altruista es la respuesta social de las comunidades que han desarrollado una responsabilidad social.

Debemos legislar para la salud, promoviendo la aprobación de leyes especializadas para gravar el tabaco, alcohol, bebidas azucaradas y energéticas, productos comestibles con alto contenido en sal y grasas trans “malas” y destinar los fondos a los programas educativos, preventivos y de promoción de salud. Leyes para obligar a la industria local y a los restaurantes a poner etiquetado dónde se consigne el valor calórico, contenido de sal y de grasas malas “trans” son necesarias implementar. Incentivar el cambio del uso de “grasas malas trans” por grasas de origen vegetal, en los productos y platos que se oferten.

La implementación de programas de educación y de promoción de salud en la población infantil y adolescente: estimulando actitudes positivas y promoviendo hábitos de higiene y de alimentación adecuados, estimulando la práctica deportiva y estilos de vida saludables: es  construir el hombre sano. Recomendar que los desayunos y almuerzos escolares sean elaborados con alimentos saludables, con disponibilidad de agua potable, evitando la comercialización y venta de alimentos poco saludables en los recintos escolares. Utilizando los médicos de los centros de atención primaria en las labores de educación y promoción de salud en los centros educativos de las comunidades. Detección temprana de las enfermedades a través de operativos médicos, programas de educación prevención y de promoción de salud a través de los medios visuales, auditivos y escritos.

Gestionar ante los gobiernos municipales la creación y adecuación de ambientes para la recreación social, física y deportiva: rutas de caminantes, vías de ciclistas, gimnasios, áreas de esparcimiento familiar y social, asegurando el suministro de agua potable filtrada a través de bebederos colocados en parques, escuelas y lugares públicos.

Es necesario universalizar la cobertura de salud al 100% de la población dominicana, lograr incrementar el gasto de salud al promedio de latino américa del 6%. Crear las clínicas de hipertensión y las clínicas metabólicas, garantizando el suministro de medicaciones genéricas en los centros de atención primaria y en los hospitales. Promover la creación de centros o unidades cardiovasculares en hospitales escogidos de tercer nivel en Santo Domingo y Santiago disponibles las 24 horas del día.

Ayudar a conseguir donantes dispuestos a contribuir a sufragar campañas educativas a través de los medios. Procurar que las instituciones de servicio: iglesias, clubes sociales y deportivos, universidades, partidos políticos, ONG de servicios, etc., contribuyan a la implementación de los programas.

Sólo con la colaboración de todos se podrá construir un mejor país con un dominicano más saludable y educado.

  1. Henry Ernest Sigerist (1891-1957). N Engl Med 1957; 256:813.
  2. Asaria P, Chisholm D, Mathers C, Ezzati M, Beaglehole R. Chronic disease prevention: health effects and financial costs of strategies to reduce salt intake and control tobacco use. Lancet. 2007;370:2044-53. Medline
  3. Paradis G, Chiolero A. The cardiovascular and chronic diseases epidemic in low-and middle-income countries: a global health challenge. J Am Coll Cardiol. 2011;57:1775-7.