“El principio de la locura es creer que haciendo lo mismo obtendremos resultados diferentes”. Albert Einstein.                    

Las enfermedades cardiovasculares (ECV), junto a las enfermedades cerebro vasculares (ACV) y metabólicas (Diabetes, Obesidad y Dislipidemias), constituyen la primera causa de muerte, hospitalización, invalidez, consulta y tienen la mayor carga económica para los individuos, familias, gobiernos y estados, afectando a ciudadanos en plena edad productiva, muchas veces a edades tempranas (muerte prematura), por lo que impacta negativamente las sociedades. Las ECV es responsable de 18 millones de muertes anuales, más de una tercera parte de las muertes totales. En las décadas de los 30 a los 70s las ECV eran más prevalentes en los países de altos ingresos y menores en los de medianos y bajos ingresos, a partir de la década de los 70 la incidencia de las ECV disminuyó significativamente en los países de altos ingresos, debido a la reducción de los factores de riesgo y a la mejoría del tratamiento, en cambio aumento en los de medianos a bajos ingresos representando el 80% de la carga global (1). El gran asesino global ha producido más muertes que todas las producidas por las guerras de  la historia de la humanidad. Mata más personas que todas las otras causas de muerte juntas, entiéndase: muertes materno- infantiles, accidentes de tránsito, muertes violentas, todos los tipos de cánceres, enfermedades infecciosas transmisibles, incluyendo VIH Sida, entre otras no menos importantes. Por cada mujer que muere por Cáncer de Mama o por VIH Sida, mueren más de 10 por infarto agudo al miocardio (IAM) o por accidentes cerebro vasculares (ACV). Por cada niño fallecido y por cada madre fallecida relacionada al embarazo mueren 3 por IAM y/o ACV.  Por cada muerte por accidente de tránsito mueren 8 por las ECV y ACV. Según los “Indicadores Básicos de Salud 2014” MSP/OPS/OMS. (2)

La República Dominicana es uno de los países con mayor carga de factores de riesgo en el mundo, más del 50% de los adultos (18 o más años) tienen al menos, 2 factores de riesgo lo que representa un 25% de riesgo de morir, tener un IAM o un ACV en los próximos 10 años y del 75% en los próximos 30 años, por ejemplo, un adulto de 20 años con 2 factores de riesgo tendrá el 75% de probabilidades de morir prematuramente, de tener un IAM o un ACV a la edad de 50 años, según la escala de riesgo basada en el estudio de Framingham (3).  Tenemos más de 2 millones de hipertensos (31%), con el 75% sin tratamiento o mal controlados, más de la mitad (60.3%) de los adultos están en sobrepeso o son obesos, el 10% de los ciudadanos son diabéticos, el 21% tienen el colesterol elevado y el 60% tiene un perfil sedentario, según la “Encuesta Prevalencia de Hipertensión arterial y Factores de Riesgo en la República Dominicana”, 2017 (4). La última pandemia global: la obesidad, va en franco incremento en todos los países (5), por igual la diabetes, siendo las ECV y los ACV la causa de muerte en el 80% de los casos (5).

El gasto en salud en las américas representó un promedio de 6.9% del PIB para el 2010, cuando nuestro país promediaba el 6% del PIB, países como Estados Unidos y Uruguay encabezaban la lista con 14 y 11%, en el 2012 bajó al 2.8% y para el 2016 no alcanzamos el 2%, solo superamos a Haití y a Venezuela. El gasto de salud para los Estados Unidos en el año 2015 fue de 555 millones, que se incrementará más del doble para el 2035 con 1,100 millones. Para Latinoamérica, “Delloite y Novartis” reportaron un gasto en 9 países por 30,000 millones de dólares, en el congreso mundial de cardiología, celebrado en México en el 2016 (6). Es decir, estamos ante una triste realidad, preocupante y desoladora, pues no hay estado ni gobierno que pueda superar estas dificultades que irán en aumento aritmético, comprometiendo el desarrollo económico y la estabilidad social.  Desafortunadamente la mayoría de los países del continente americano han fallado en cumplir los objetivos del milenio, tampoco con las recomendaciones de las “Prioridades de Salud Cardiovascular de las Américas” de la OPS/OMS, así como tampoco con las recomendaciones para el control de los factores de riesgo de estas enfermedades. Nuestro país encabeza la lista por incumplimiento de las recomendaciones y acuerdos que hemos sido signatarios.  Es tiempo de cambiar.

La Federación Mundial de Cardiología en el 2014 propone reducir la mortalidad cardiovascular en un 25% para el año 2025, dentro del Plan de Acción Global de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir de objetivos de salud concretos como es la reducción en un 10% del consumo de alcohol y el sedentarismo, en un 25% la hipertensión, en un 30% el consumo de tabaco e ingesta de sal y un 0% de diabetes y obesidad. Para cumplir con este objetivo se debe asegurar al menos que un 50 por ciento de pacientes reciban farmacoterapia y asesoramiento para evitar ataques cardíacos e ictus (ACV); asimismo tiene que haber una disponibilidad del 80 por ciento en las tecnologías básicas y medicamentos esenciales asequibles, incluidos los genéricos, requeridos para tratar las principales ECV tanto en centros públicos como privados. 

El Instituto de Medicina en su publicación “Promoting Global Cardiovascular Health” (7) recomienda que, ante la falta de consciencia y de la existencia de prioridades conflictivas entre los gobiernos y donantes, es necesario establecer prioridades de promoción y financiamiento, a través del reconocimiento de las enfermedades crónicas no transmisibles como una prioridad de asistencia para el desarrollo, frente a un sistema de salud débil y contradictorio, con obligaciones conflictivas con el sector privado, se deben implementar  políticas y programas para mejorar la coordinación de las enfermedades crónicas,  implementar políticas que promuevan la salud cardiovascular, incluyendo las enfermedades crónicas en el fortalecimiento del sistema de salud y mejorando el acceso tecnológicos a los diagnósticos y al tratamiento de las ECV. Las sociedades de cardiología, neurología, endocrinología, medicina interna, medicina familiar, geriatría, colegio médico, ministerio de salud, ministerio de educación y la sociedad civil deben influenciar para que las cámaras legislativas evacuen leyes que nos permitan cumplir con las metas propuestas por la OMS, por tal motivo es imperativo declarar las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y metabólicas como “Prioridad Sanitaria Nacional”.

"Se destinan billones de dólares al tratamiento de la enfermedad cardiovascular, pero no lo suficiente en educar y promover la salud", sentencia Valentín Fuster Carulla. __________________________

  1. Yusuf S et al: Cardiovascular Risk and Events in 17 Low-, Middle., and High-Income Countries. N Engl Med 2014; 371:818-27
  2. Indicadores Básicos de Salud, República Dominicana 2014. MSP, OPS, OMS.
  3. Marrugat J et al. An adaptation of the Framingham coronary heart disease risk function to European Mediterranean areas. J Epidemiol Community Health. 2003;57:634-8. 
  4. “Encuesta Prevalencia de Hipertensión arterial y Factores de Riesgo en la República Dominicana”, 2017, XXVI  Congreso SODOCARDIO, Punta Cana.
  5. Obesity Update 2017. OECD Health Statistic 2017.
  6. Costo de las enfermedades cardiovasculares en América Latina. World Congress of Cardiology.  WHF, Mexico 4-6 June, 2016.
  7. Fuster V et al: Promoting Global Cardiovascular Health . Circulation. 2011;123:1671-1678.