Sabías que el hacer enemigos es la cosa más fácil del mundo?  Es impresionante! Una triste verdad que no podemos evitar.  Algunos resultan de relaciones que se dañan por una razón o por otra, fricciones o conflictos de intereses.  Otros, a lo mejor ni les conoces, nunca has interactuado con ellos, no tienes idea siquiera de quiénes son ni qué de ti les ha ofendido.  Por qué sucede? Por múltiples motivos, pero podemos resumirlo en tres conceptos: envidia, egoísmos y complejos.

Si tienes una relación amorosa o de amistad y otra persona codicia tu lugar, automáticamente tienes un enemigo.  Si logras superarte y obtienes éxito en lo que haces, y otro no pudo hacerlo, al verte a ti genera odio y críticas, sin que siquiera lo sospeches.  Incluso si fuiste agraciado físicamente, hay algo en tu persona que resalta, que llama la atención, eso basta para que aquel que no lo posee te repudie.

Es más, puede que hayas sido amable con alguien, le hayas ayudado, brindado apoyo en un momento difícil, sin embargo, esa persona, se hace a la idea de que debes seguir siempre haciendo más y más por ella, y te guarda rencor, porque no adivinas que tu acto de compasión ha sido asumido como de obligación perpetua.

De esa manera, concluimos que basta simplemente con existir, para que surja quien te desapruebe.  De todos estos “odiadores”  (No es una palabra pero sé que captas la idea) el peor es aquel que está más cerca, que es íntimo tuyo, con el que convives; tú mismo!

Qué triste es tener un pobre criterio de sí mismo.  Vivir con una voz interna diciéndote que no eres bueno en esto o en aquello, que otros merecen pero que tú no, es la fórmula perfecta para que vivas miserable por el resto de tu vida.  Porque se requiere respeto y valor por sí mismo para tolerar y confrontar las desaprobaciones que los acomplejados, los envidiosos y los egoístas nos dan cada día, en el trabajo, en las escuelas y donde quiera que estemos.  Todos necesitamos un sentido de aprobación, de aprecio y qué mejor fuente que aquel que nos hizo?  El que dispuso que existiéramos, lo hizo porque nos considera importantes, valiosos y piezas claves para desempeñar un rol en la vida.

La historia de Saúl, en el capítulo nueve del primer libro de Samuel, habla tanto de las virtudes como de la personalidad que tenía.  Al principio del libro, menciona que su padre era hombre ilustre de buena posición, y nos enteramos que envió a Saúl y unos criados a buscar unas burras que estaban extraviadas.  Describe a Saúl como un joven de gran estatura y hermoso semblante, pero también menciona cómo se veía a sí mismo:  ¿Por qué me dices eso si yo no soy más que un benjamita, de la tribu más pequeña de Israel, y mi familia es de las más insignificantes entre las familias de la tribu de Benjamín?

A pesar de esto, Dios le da la oportunidad de ser el líder de su nación, más él, nunca superó el conflicto que llevaba consigo mismo, y esto lo llevó a grandes fracasos y a pasar a la historia de la humanidad como un rey envidioso y ridículo.

Por su parte, David, quien terminara sustituyéndolo, fue objeto del oprobio de su propia familia.  Tanto su padre como sus hermanos le tenían en poco, sin embargo, éste David encontró valor en su relación personal con Dios, y en consecuencia, pasó a la historia siendo uno de los personajes más inspiradores, famoso por su gran valentía, capacidad guerrera, y un trovador autor de la mayoría de los Salmos con que hoy y por siempre se adorará el Nombre de Dios.

Y a pesar de que a su vez cometió errores, supo encontrar perdón delante de Dios y darse perdón a sí mismo.  Eso nos falta muchas veces.  Si citamos otro caso, en Jueces 6, cuenta cómo los madianitas tenían a Israel empobrecido, robándoles el fruto de sus cosechas, citando el caso de Gedeón, un hombre dubitativo, a quien Dios le impregna coraje, al llamarle “Varón esforzado y valiente” todo lo contrario a como éste se veía a sí mismo.  Yo he aprendido a amar las contradicciones de Dios, porque al final, descubro que, en realidad, somos nosotros los que estamos contrarios.  Él es el Autor, el que conoce nuestra historia de principio a fin, quien propone propósitos y nos da a elegir.  Nos toca a nosotros dejar de oír al mundo para prestarle atención a Él.

Empieza a verte a ti mismo de la manera como te ve Dios, para que elimines al principal de tus “Odiadores” y así a todos los demás….

Josué 1:9 Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas. 

Isaías 40:31 Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. 

2 Corintios 1:3-4 Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. 

Bendiciones!