Voy a ser breve, hace demasiado calor y la comida está muy cara para extender demasiado cualquier cosa.

De repente a los dominicanos se nos ha dicho que las encuestas son una herramienta de la democracia tan valida que pueden sustituir elecciones libres. De repente, se nos ha convencido de esto, como si se tratara de un plan para que artimañas autoritarias de perpetuación y de acumulación de poder originarias sean vistas como algo aceptable, algo “natural”. Para nadie es secreto mi rechazo a las políticas de Leonel Fernández, pero para nadie tampoco debería ser secreto mi rechazo a aquella idea de que “un crimen se justifica con otro”. Ya ni siquiera sorprende que el PLD, un partido nacido sobre aparentes bases democráticas, haya propuesto a un candidato a la presidencia sin internas. -Lo propusieron, lo propusieron, no se hagan. Lo hizo también Alianza País, para ser justos-. Pero lo que sí sorprende es qué todos hayamos asumido esto como algo “normal”, algo “cotidiano”. Como si ya hubiésemos desistido de nuestra representatividad y democracia. Como si la palabra “República” en el nombre de nuestra nación estuviese sobrando. Yo sé, sólo cuesta leer algunas lineas de la historia de nuestro país para saber que, a muchos, esta sugerente idea, inventada por un montón de tipos que andaban todo el día en chancleta y usando falditas, llamada democracia, siempre les ha molestado. El hecho es que tengo a penas veintisiete años y no lo había sentido con tanta fuerza hasta ahora.

Una encuesta es una herramienta de trabajo, que sirve y debe servir sólo y exclusivamente para medir e identificar de forma pormenorizada el momento político justo en el que se hace dicha encuesta. No es participativa, de hecho es excluyente y por tanto autoritaria, sobre todo cuando se trata de imponer como un instrumento lícito en un país de instituciones, (a mi, por ejemplo, nunca me han encuestado para nada. Aunque este paréntesis no es crítica, ni queja, ojo). Tampoco es un asunto de que lo dejaremos pasar porque “ya no hay tiempo” o “no hay dinero”, pues si no tenemos tiempo o dinero para ser democráticos, y todos están de acuerdo con que “no hay tiempo” y “no hay dinero” para la democracia, y que la exclusión debido a esto “está bien”, deberíamos, en definitiva, dejarnos de mierda y prenderle fuego a esta media isla. (Aunque el clima nos da la idea de que ya se nos adelantaron ¿Verdad?)

¿Están pensando en pactos? Yo sé que se pacta, estamos hablando de política, no de un juego de pelota. Sé que los pactos son tan importantes para la política, como los plátanos para los dominicanos. Todos pactamos, y es que aveces no hay tiempo, no hay condiciones y tenemos que pactar. Pero aquí no nos están hablando de pactos, nos están diciendo que en vez de estos y de elecciones libres, se harán “encuestas”. ¿Por qué la farsa?
(¿Sabían que Félix El Simpático Bautista tiene su propia encuestadora? Es súper loco, el poder que le hemos dado a esta, repito, jodida herramienta de trabajo. Que absurdos, suicidas y maravillosos somos los dominicanos. ¿Verdad?)

¿Es esto un régimen bananero ya que su accionar, por anti democrático y autoritario que resulte, se hace norma? Coño, sí.
¿Es una dictadura? No, todavía no. Pero ya empieza a parecerse mucho a una. Y nosotros nos dejamos convencer de que sí lo es, es “por el bien de todos nosotros”.

Hay pactos. Lo que me temo es que son muy poco creativos y son algo así como la repetición de una receta derrotista, ya que parecería que algunos de nuestros políticos profesionales han olvidado que las elecciones están basadas en complacer al pueblo y sus demandas, no a los amigos de los amigos. Y lo que es peor, no se han dado cuenta que este país cambió… hace más o menos diez años que cambió y las recetas que funcionaron antes de esos diez años, ante el desequilibrio institucional y político y la mala repartición de recursos, resultado, de hecho de estas, las hace virtualmente obsoletas y arcaicas.

(Nunca se conquista hablando mal del otro pretendiente. Se conquista hablando de felicidad, de encuentros, de bienestar. -No sé porqué hago este paréntesis, pero hace mucho calor y soy un esteta al que le gusta como se ven los paréntesis.-)

Mi edad la que mencioné con un orgullo que ya se transformó en oprobio, me permite, eso sí, dejarme ser un poquito iluso, pero voy a tratar de hablar con hechos. Repito, hace demasiado calor y dentro de un rato tengo que ir al banco a pedir un préstamo que me permita sacar de una compraventa los plátanos que comeré esta noche: Durante los últimos seis meses he asistido a diversas reuniones de la estructura partidista PRM, invitado por mi amigo Eduardo Sanz Lovaton, quien hoy aspira a un asiento en El Senado. Eduardo me cae bien, lleva dentro de sí a un artista y la pasión que sólo uno puede tener por la verdad, no parece para nada ese estereotipo que podríamos crearnos de un abogado o de un político de los que nos han tocado, demasiada nobleza no coincide con la imagen tradicional de estos. Lo he acompañado a barrios, a reuniones con gentes de todo tipo y de todo parecer, he aprendido mucho de mi ciudad y de mi gente junto a él y estoy agradecido, pero sobre todo he conocido a un partido que está luchando por no calcar recetes fracasadas de su pasado, de mirar al pueblo, no sólo a sí mismos; de abolir un adultocentrísmo que sólo ha significado para sí derrota tras derrota y de ser genuinamente democráticos e inclúyentes, cuando parecería que las tendencias son precisamente las contrarias. Tuvieron internas, yo las viví, fueron honestas, y ahora volverán a tenerlas para elegir a sus candidatos a cargos representativos. Estoy seguro. Cómo estoy también seguro de que entienden que este país cambió, y que lo que buscamos los dominicanos de hoy, no es para nada parecido a lo que buscábamos los dominicanos del 2000. Bueno, ok, no tan seguro, pero hasta ahora esto me han mostrado, y espero que sigan así. Ojalá sigan así. Necesitamos con urgencia un poquito de esperanza de que hay algunos que sí quieren ser diferentes. Como ese raso de la policía, al cuál aprovecho para felicitar por su valentía al decir la verdad sobre esta institución. Su valentía y posterior apresamiento son toda la evidencia que necesitaba para justificarme a mi mismo articulo enviar este articulo para ser publicado.

Por cierto… entre una cosa y otra, nunca habíamos vivido tanta felicidad en esta media isla. Ahora somos -¿Cuantos fue que dijo este señor?- medio millón menos de pobres. Los suicidios han bajado en un 400%, la corrupción ya no se tapa con más corrupción. ¿Vieron que van ahora a “desempañetar” el parque Independencia? No coincide para nada con el escándalo de corrupción de las oficinas del OISOE, tras el suicidio de aquel desgraciado arquitecto. ¿Se acuerdan de la corrupción que se investiga en Brasil, vinculando a Lula y a empresas constructoras?

¿Vieron la cantidad abismal de dinero que no devolvieron a José Cruz por venderle medicamentos falsificados a los dominicanos, matando quien sabe a cuanta gente?
¿Se acuerdan que los plátanos, por suerte, no cuestan treinta pesos dominicanos cuando en Nueva York, por ejemplo, ciudad de un país que no es productor a diferencia nuestro, cuestan veinte centavos de dólar, es decir, nueve pesos? ¿Lo vieron? No entiendo para que los están exportando ahora, como si no hubiesen pasado cinco semanas que le costaron tanto dolor a este pueblo.

¿Estamos todos calladitos esperando algún puesto en el próximo cambio gobierno o sólo tenemos mala memoria y no recordamos lo que significa perder la libertad?
Claro, claro. Danilo va a dar trabajo a mucha gente. Como hizo en el 2012, totalmente, dominicanos.