La reciente Encíclica del papa Francisco, fechada en Roma el pasado 24 de mayo del 2015, al tercer año de su Pontificado, con 157 páginas, expone la profunda preocupación de la Iglesia Católica, por la degradación del medio ambiente, dirigida a todas las religiones, creencias, grupos, naciones, estados, es decir a toda la humanidad. Francisco reconoce que el Principio “Land Dominion” para que el Homo sapiens dominara, preñara, gobernara, sometiera y ejerciera la primacía sobre las demás especies biológicas o no, no fue “concedido” en términos absolutos. Sin embargo, la realidad demuestra que la conducta humana sobre las demás especies y recursos naturales o no, ha sido ejercida absolutamente.

La CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI’ DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN, derrumba la creencia dogmática recogida en el libro del Génesis (cf. Gn 1,28), que prevaleció por más de dos mil años. Debemos suponer, que otras afirmaciones de Las Santas Escrituras, también ameritan ser reinterpretadas y que su infalibilidad, está en cuestionamiento. Esta Encíclica, es muy valiente, autocrítica, más oportuna que tardía, realista al tiempo que nos invita a la reflexión colectiva y está llamada a revisar la visión antropocéntrica que prevalece en el Planeta Tierra, como hogar común que debemos conservar, proteger, defender y admirar…

Esta contribución del Papa Francisco, refleja un cambio dramático del enfoque dogmático reconociendo el valor de la ciencia y la tecnología. La Iglesia Católica, ha sido muy renuente a aceptar la razón en oposición a lo divino o lo especulativo. La Encíclica cita y acoge la certeza científica de la realidad del deterioro ambiental, tales como el calentamiento global, cambio climático, contaminación de los mares, y la amenaza que representa el aumento del nivel de las aguas oceánicas para las poblaciones que habitan en zonas costeras. Igualmente, toma en cuenta los peligros de la desaparición de especies y la amenaza a la biodiversidad, por tener dichas especies iguales derechos, por haber sido creadas por la misma divinidad.

Esta Encíclica, invita a una hibridación de esfuerzos entre lo espiritual con los descubrimientos científicos y tecnológicos, para mitigar la amenaza a todas las especies, debido al deterioro del medio ambiente, citamos “ La Ciencia y la Religión, que aportan diferentes aproximaciones de la realidad, pueden entrar en un diálogo intenso y productivo para ambas” (Encíclica, pág. 39). La ciencia, sólo puede afirmar lo que es, no lo que debería ser. La ciencia sin la religión es coja; la religión sin la ciencia es ciega (Mis creencias. Albert Einstein, 1939 y 1941). La preocupación del Papa Francisco, es una clarinada de la crisis ambiental que pone el mundo entero en peligro. Citando nuevamente a Albert Einstein: “…Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis, es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar para superarla”. Creo que el Papa, se ha acogido a lo expresado por ese genio universal.