En pasado domingo 3 de mayo, se cumplió el 55 aniversario del día memorable en que el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó fue escogido para desempeñar, a su pesar, la Presidencia de la República.
Y escribo consciente la expresión, “a su pesar”, pues ningún rasgo apunta a considerar, cuando se estudia a fondo su trayectoria y personalidad, que primara en el aureolado Coronel de Abril, afectación alguna de ese frecuente delirio que lleva a muchos a ambicionar el mando.
La destacada periodista y diplomática chilena Mela Navarino, que tan bien conoció al Coronel Caamaño- y que tan memorables servicios prestó a la causa constitucionalista-, servicios que, por cierto, no han sido debidamente resaltados, describe fielmente la extrañeza de Francis Caamaño al momento en que Bosch le propone asumir la Presidencia del gobierno en armas.
“No hubo en él ambición de poder. Nunca. Lo vi consternado, preocupado, hacia las siete de la noche, el día que, a las siete de la mañana, el Profesor Bosch, desde Puerto Rico, le explicó que era necesario formar gobierno y que, si el Congreso le daba mayoría, él debía aceptar la Presidencia. El Ex. Presidente Bosch combinaba las acciones con él, por teléfono, como dicen sus detractores. Cuando se tiene capacidad política y cuando se conocen las necesidades de los pueblos, hasta eso se puede hacer; dirigir una revolución…por teléfono”.
Y añade Navarino: “Fue, entonces, cuando el Coronel Caamaño percibió, con claridad, la enorme responsabilidad que conllevaba el liderato de la Revolución armada. Y, hombre responsable, le costó decidir. Quiso conocer opiniones y lanzó dos fuertes cartas sobre el tapete: “desconozco la política” “no tengo experiencia”. Y miraba su ametralladora como diciéndonos: sólo se manejar este aparato que vomita fuego cuando la situación, extrema, así lo exige.”
“En los presentes hubo unanimidad en el análisis del hombre. Se vio, en esas dos cartas lanzadas- como si estuvieran escritas- palabras que reflejaban lo mucho que conocía del problema dominicano. Discutió. Explicó. Ocho días de ardua lucha bélica le hicieron comprender que la revolución tenía dos fases inseparables: la armada y la política. Que la sustentaban sólidos principios. Había llegado el momento de discutir y sostener esos sólidos principios ante un bando que estaba siendo mantenido, contra la opinión de la mayoría de un pueblo, por poderosos intereses económicos que utilizaban un amplio juego político, tan amplio que abarcaba pensamientos, ideas, sistemas desde Alaska hasta Siberia, pasando por el planisferio”.
“Podría dudarse de la capacidad de un hombre de esta talla? No. Las cartas sobre el tapete perdieron el juego. No le valió, tuvo que aceptar. Y, una vez más, el pueblo dominicano no se equivocó”.
Correspondió al Coronel Caamaño asumir el mando supremo legítimo de la nación en un singular momento de desconcierto y vacío político. Tres días apenas había durado la efímera presidencia del gobierno en armas del Dr. Rafael Molina Ureña, entre el 25 y el 28 de abril, pero ante el asedio impenitente de los bombardeos provenientes de San Isidro, a los que se sumaría también la Marina de Guerra bajo el mando de Viñas Román, Molina Ureña, al igual que otros dirigentes del PRD, decide asilarse en la Embajada de Colombia.
La situación se agravaba ante el hecho de que los militares de San Isidro, con la bendición de la Embajada americana, habían constituido una Junta Militar presidida por el Coronel Pedro Bartolomé Benoit, de la Fuerza Aérea Dominicana, la cual completaban el Capitán de Navío Olgo Manuel Santana Carrasco, de la Marina de Guerra y el Coronel Enrique Apolinar Casado Saladín, del Ejército Nacional.
¿Bajo cuáles mecanismos constitucionales fue electo Presidente el Coronel Caamaño a fines de dar cumplimiento a la voluntad del Profesor Bosch, Presidente legítimo derrocado?. Es un aspecto de nuestra historia reciente en gran parte desconocido, muy especialmente para las presentes generaciones.
El documento más elocuente al respecto es el Acta de la Reunión de la Asamblea Nacional que sesionó el día 3 de mayo de 1965 para legitimar debidamente la elección de Caamaño. Por ser la misma un documento poco conocido, dado que en aquellos días turbulentos no circulaba la prensa nacional, nos permitimos transcribirlo en su integridad para los lectores, tomando como fuente el libro “Guerra Patria de Abril” del periodista Ramón Alberto Ferreras (Págs. 60, 61. 62 y 63).
“En la Ciudad de Santo Domingo, Distrito Nacional, Capital de la República Dominicana, siendo las seis horas de la tarde del día (3) de mayo del año mil novecientos sesenta y cinco (1965), previa convocatoria que fuera leída al iniciarse los trabajos por el doctor Manuel Emilio Ledesma Pérez, Secretario, se reunieron en Asamblea Nacional, en el local provisional del Congreso Nacional de la República Dominicana, ubicado en la segunda planta del edificio marcado con el número 44 de la Calle “ Pina” esquina “ Canela”, de esta Ciudad, los señores Francisco Gómez Estrella, Antonio J. Tatem, Américo Espinal Hued, Sinforoso Pepén Solimán, Julio P. Valenzuela, Néstor Matos, José A. Robert, Osiades Mora Oviedo, Jesús María Mella, Juan Tomás Fernández, Luis María Tejeda Peña, Juan Antonio Tangui Medina, Sinensio Lalane Demorizi, Pablo Rafael Casimiro Castro, Tomás Bobadilla, Nicasio Aybar y César Soto, Senadores; y Arévalo Cedeño Valdez, Mario Antonio Fernández Mena, Manuel Emilio Ledesma Pérez, Lumen A. Adams J., Venustiano Almonte Liriano, Bienvenido Aquino Vargas, Arismendy Aristy Jiménez, Freddy Salvador Báez, Alejandro E. Bueno H., Miguel Ángel de Camps, Domingo Cuevas Hijo, Alfredo Zabullón Díaz, José Enrique Dorrejo Espinal, Augusto Duarte, Alcibíades Féliz Díaz, Manuel Fernández Mármol, Heriberto Frías hijo, Manuel Germán hijo, Jesús A. Gómez Rosario, Porfirio A. Gómez Batista, Gilberto Martínez y Martínez, Bartolomé Moquete Andino, Joaquín Ramón Morales Piantini, Persio Antonio Peguero Paulino, Francisco Peña González, Israel de Peña, Américo Pérez Mercedes, Roberto Ramírez, Rafael Reyes Valverde, Teófilo Juan Risk, Manuel de los Reyes Rivas y Batista, Octavio Ovidio Rodríguez Lara, Pedro María Solimán Bello, Miguel Soto, Rogelio Vásquez Acosta, Alcides A. Veloz, Marino Villanueva C., y Arístides Victoria José, diputados.
El señor Francisco Gómez Estrella, Vicepresidente del Senado de la República, en funciones de Presidente, y, por lo mismo, Presidente de la Asamblea Nacional, ordenó que se comprobase el quórum constitucional por Secretaría, procediéndose al pase de lista, respondiendo presentes, al ser llamados por sus respectivos nombres, diecisiete (17) Senadores y cuarentaiún (41) diputados.
El Presidente de la Asamblea Nacional manifestó: “De acuerdo con el artículo 105 de la Constitución, “Las Cámaras se reunirán en Asamblea Nacional en los casos indicados por esta Constitución, debiendo para el efecto estar presentes más de la mitad de los miembros de cada una de ellas. Las decisiones se tomarán por mayoría absoluta de votos.” Y prosiguió: “Comprobando mediante el pase de lista que en esta sala se encuentran más de la mitad de los señores miembros del Senado de la República, declaro solemnemente abiertos los trabajos de la Asamblea Nacional, cuyo objeto único es el siguiente: en razón de la ausencia indefinida del ciudadano Doctor José Rafael Molina Ureña, Presidente Constitucional Provisional de la República, quien tomara posesión de dichas funciones el día veinte y cinco (25) de abril de año sesenta y cinco (1965), abandonando luego el ejercicio de las mismas y procediendo a asilarse en una Embajada extranjera radicada en esta ciudad de Santo Domingo, convocando luego, durante abandono momentáneo que hiciera del asilo al cual se acogió, a esta soberana Asamblea Nacional para que procediera a la elección de su sustituto, de conformidad con las disposiciones constitucionales, elegir soberanamente dicho sustituto. Recuerdo a los señores miembros de la Asamblea Nacional que, al efectuar la elección de la persona que ejercerá la más alta magistratura del Estado, debe reunir todas y cada una de las condiciones enumeradas en la Constitución”.
Pidió permiso para usar de la palabra el diputado Rodríguez Lara, expresando: “Solicito al Señor Presidente de la Asamblea Nacional que ordene un receso de diez minutos, a fin de que todos los asambleístas lean detenidamente las disposiciones constitucionales al respecto”.
El Presidente de la Asamblea manifestó: “Considerando que procede acceder a la petición hecha por el asambleísta Rodríguez Lara; se ordena un receso de diez minutos para el objeto en cuestión”. (Receso).
Siendo las seis y treinta minutos, pasando el meridiano, el Presidente de la Asamblea Nacional declaró reanudados los trabajos de la misma, ordenando la repartición entre los señores asambleístas de las papeletas de votación en blanco. (Se procedió a la distribución de las papeletas). Repartidas las papeletas, el señor Presidente de la Asamblea Nacional, puesto de pie, expresó: “ Señores miembros de la Asamblea Nacional: una sola exhortación quiero hacer a ustedes antes de que escriban los nombres de sus candidatos en papeletas; es esta: al hacerlo, inspírense en las augustas memorias de los Padres de la Patria Dominicana, para que el ciudadano que elijan para el desempeño de las funciones de Presidente de la República, sea, en estos momentos, en más apto, el más capaz de conducirla por los senderos de la democracia, para bien de nuestra angustiada Patria. Si algún asambleísta desea usar de la palabra que lo manifieste con la señal acostumbrada. (No se observa ninguna señal). Presidente:” Procedamos, pues, a la votación”.
Transcurridos veintisiete minutos, el Presidente ordenó al mayordomo de turno que pasara la urna a todos y cada uno de los señores miembros de la Asamblea, para que depositaran sus votos, indicándole que, antes de hacerlo, mostrara a todos que dicha urna se encontraba absolutamente vacía. (Así se hizo).
Se procedió luego al despojo de los votos. Terminada esta operación, la urna conteniendo los votos depositados fue devuelta a la mesa directiva de la Asamblea.
Presidente: “Designo en comisión para escrutar los votos depositados al Vicepresidente de esta Asamblea, Diputado Arévalo Cedeño Valdez; al Secretario, Diputado Manuel Emilio Ledesma Pérez, y al Asambleísta, Senador Pablo Rafael Casimiro Castro. “
Los mencionados procedieron al escrutinio de los votos depositados, el resultado fue el siguiente:
FRANCISCO ALBERTO CAAMAÑO DEÑO, cuarenta y nueve (49) votos; LUIS LEMBERT PEGUERO, cuatro (4) votos; VIRGILIO MAINARDI REYNA, tres (3) votos; dos (2) votos declarados nulos. Total: cincuenta y ocho (58) votos depositados.
Presidente: “Señores miembros de la Asamblea Nacional: Visto el resultado de la votación, solemnemente declaro electo Presidente de la República Dominicana al ciudadano Francisco Alberto Caamaño Deñó. “(Aplausos, Vivas).
Presidente: “Deseo comisionar a los miembros de la Asamblea Nacional señores Diputado Pedro María Solimán Bello, Senador Antonio J. Tatem Mejía, Y Senador José A. Robert, para que, por encargo del pleno de esta Asamblea, procedan a buscar en el lugar en que se encuentra en esta ciudad, al ciudadano Presidente electo, señor Francisco Caamaño Deñó, para que le comuniquen la nueva y, de ser posible, le inviten a que se presente a esta sala, a fin de tomarle el juramento constitucional”. (Salen los asambleístas comisionados).
(Hora: 7.30 p.m). Siendo las ocho y treinta y cinco minutos de la noche (8:35 p.m), hicieron su entrada a la sala en que se encuentra reunida la Asamblea Nacional los señores comisionados, junto al ciudadano Francisco Caamaño Deñó. (Aplausos nutridos).
El Presidente de la República Dominicana, electo, es recibido por los asambleístas puestos de pies. Luego pasó al lugar en donde se encuentra el bufete directivo de la Asamblea Nacional. El Presidente electo de la República Dominicana levantando su mano derecha, leyó el texto de la Constitución de la República Dominicana (artículo 127), el siguiente juramento: “Juro por Dios, por la Patria y por mi honor, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las Leyes de la República, sostener y defender su Independencia, respetar sus derechos y llenar fielmente los deberes de mi cargo”.
El Presidente de la Asamblea expresó a seguidas:” Si así lo hiciereis, Dios os premie; de no, él os lo demande”. (Aplausos nutridos).
El Presidente de la Asamblea: Señores miembros de la Asamblea Nacional: cumplido nuestro cometido, declaro solemnemente cerrados los trabajos de esta Asamblea.” (Hora: 9.20 p.m). En fe de lo cual se levanta la presenta acta, en el lugar y fecha señalados en su encabezamiento, la cual fue leída por la Secretaría y aprobada a unanimidad por los asambleístas presentes. (Firmados:)
Francisco Gómez Estrella, Arévalo Cedeño Valdez
Presidente. Vicepresidente
Manuel Emilio Ledesma Pérez Antonio J. Tatem Mejía
Secretario Secretario
Tan digna como efímera fue su presidencia. La fórmula negociada para el cese al conflicto implicó su renuncia al poder. Como afirmara con toda propiedad Mela Navarino:
“ Este hombre, que una noche del 4 de mayo( de 1965), en una pequeña mesa de un pequeño comando de Ciudad Nueva, dijo: “ no puedo aceptar tamaña responsabilidad”, es el mismo hombre que una luminosa mañana, un 3 de septiembre ( de 1965), en una enorme plaza rodeado de millares de dominicanos, subido en la tarima de la Libertad, puso al descubierto ante el mundo, el flagrante atropello al sistema democrático que se consumó en la Republica Dominicana, cuando dijo: “ porque me dio el pueblo el poder, vengo a devolver lo que le pertenece”.