Hará cuestión de unos años atrás que conversaba con los contertulios y los oyentes sobre el fenómeno “Bachata”, en el programa de mi buena amiga Carmen Imbert. Entonces concluía que difícilmente podía ser considerada la Bachata un género musical independiente del Bolero y el Son de donde es más que evidente que proviene. Luego, en conversación con colegas músicos, me hacen notar que si bien es cierta su procedencia, no lo es menos el detalle de su originalidad y dominicanidad a partir del particular punteo de la guitarra. Y que esta particularidad ya la convierte en un género independiente y dominicano, por más señas. No existe (el tal punteo y ejecución de la guitarra) en ninguna otra música conocida en el Caribe. Punto para la Bachata.

Así que admitamos, la Bachata es un género popular dominicano que ha tomado un inimaginable auge en los últimos veinte años. Lo que no me acaba de cuadrar es el hecho de situarla en un nivel de importancia (¿Patrimonio Nacional?) inadecuado. Me ha llamado poderosamente a la atención la labor de sus “teóricos y defensores” creándole una historia y una procedencia que no le corresponde.   Un poco (y un mucho) para acrecentar su importancia, dotarle de un pedigree que no posee. Manejando, como si fuera la misma cosa, lo musical con lo poético o versificación.  A partir de lo cual, también se le crea compositores  y cantantes como sus creadores, inventores originales.

La música no es un fenómeno desligado de la constante creación del ser humano, en realidad, la música es la relación del músico con su instrumento. Y el ser humano no es un ente sin nombre ni abstracto, de manera que hace falta darle rostros a la Bachata. En conferencias dictadas por estos “científicos” he escuchado barbaridades como aquella de endilgar a la bachata  una influencia del bolero de trío y hasta de los mariachis mejicanos, confundiendo la lírica de un tema como si fuera el género musical. La música se estudia desde la música. La lírica es un asunto de poetas y compositores. Pero somos expertos en desconceptualizar las cosas. Por ello, llamamos merengue a cualquier cosa,  aunque esta  haya desechado el patrón con el que sus creadores lo inmortalizaron en el alma popular. Y lo mismo, desgraciadamente, veo que se intenta hacer con la Bachata.

Resumiendo: según el análisis diferenciador, solo es bachata aquello que utiliza en punteo particular de la guitarra que, a mi forma de ver (escuchar) es de clara procedencia del son y del merengue de cuerdas que fue y sigue siendo tocado con cuatro y con tres en los campos y algunos barrios. Los guitarristas bachateros (algunos muy versados) utilizan rejillas en los trastes para lograr el tono agudo de esta y, a mi forma de escuchar, acercase al timbre original del tres o el cuatro. No es para nada casual que sean los bachateros quienes han vuelto a poner en el tapete el merengue de cuerdas. Es bueno recordar aquí que fue esta forma (de cuerdas) la primera que se manejó entre los músicos nacionales.

De manera que, considerando que ni el acompañamiento rítmico de los bongoses, ni el ocasional sincopado del bajo, la utilización de la guira y no maraca, la estructura musical (el planteo de un tema cantado por el solista que luego “canta” la guitarra y el desdoble en canto y coro de la segunda parte) ya eran conocidos en otras formas de la música dominicana y caribeña, debemos admitir que solo el punteo y rejuego de la guitarra logran su diferenciación. Por lo tanto, no es bachata nada que no entre en este esquema. Poniéndole nombre al asunto, no es bachata, ni Bachata Rosa, ni Dos Rosas, ni Mesita de Noche ni la mayoría de los temas de Romeo Santos ni de los autores de los temas ya mencionados. Cabría otro artículo para especular por que le han llamado bachata a lo que es claramente bolero o bolero rítmico, que no sea por la ya mencionada costumbre de no conceptualizar. Siendo aun más preciso, no eran ni lo son aun, bachateros, Luis Segura, José Manuel Calderón, ni Juan Luis ni Vitico y paro de contar. Eran y son, boleristas o soneros. De Vitico escuché alguna vez la definición de su bachata: “es un Bolero Antillano”, y a confesión de parte….

Si los interesados en crearle una historia a la Bachata tuvieran “realmente interesados”, entonces estarían buscando cuál guitarrista dominicano se inventó el particular punteo que la caracteriza. Pero como ello resulta “realmente investigar y meterse en el campo”, creo que prefieren inventarse la historia que cuentan. Total, aquí nadie sabe de nada.