Dedicado a los profesores de historia: José Lantigua y Alejandro Paulino

Se ha conmemorado el 51 aniversario del vil fusilamiento de Amín Abel Hasbún, el más trascendente líder estudiantil dominicano, procedente de una familia de origen palestina. Muchos palestinos y libaneses emigraron a nuestro país y aportaron una descendencia positiva totalmente dominicana. A la llegada de los primeros emigrantes un grupo se instaló en las avenidas Mella y Duarte. La gente del pueblo en mi barro de Villa Francisca empezó a denominarlos como «Turcos de la Mella», porque viajaban con pasaportes de Turquía, dado el control del imperio Otomano de la importante región de donde provenían. Amín vástago de una familia de clase media, estudió en uno de los mejores colegios, La Salle, ingresó a la universidad de Santo Domingo que era una entidad de elites, y de inmediato se incorporó a la lucha por la salida de los remanentes del trujillato y la democratización de la enseñanza.

Por sus méritos académicos y como dirigente estudiantil fue designado secretario general de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED). En la lucha contra el excluyente examen de admisión que propiciaba el CUEG fue expulsado de la universidad, al igual que otros dirigentes estudiantiles como Narciso González y Narciso Isa Conde, el local de la FED (entonces en el edificio del Alma Mater) fue clausurado con varillas por las autoridades reaccionarias que dirigían la universidad.

Bajo la dirección de Amín Abel Hasbún la FED decidió organizar la «Operación Cegueta», el 23 de abril de 1965, la masa estudiantil se presentó al clausurado local de la FED y rompieron la cerca de varillas, reocupando el local. El colega profesor e historiador Juan Francisco Martínez Almanzar, nos dice que en realidad con las ceguetas no pudieron romper la cerca de varillas y recurrieron a tubos de hierro y finalmente liberaron la FED de la cerca impuesta de modo autoritario. Al día siguiente estalló la gloriosa «Guerra de Abril», este acontecimiento acaparó la atención general de todos los revolucionarios, Amín como era obvio se integró a la revolución y fue entrenador en la escuela de cuadros políticos-militares que funcionó en el Parque Eugenio María de Hostos.

Terminada la guerra con la firma de la inefable “Acta institucional”, los jóvenes revolucionarios determinaron que la última conquista que tenía el pueblo derivada de la guerra era la universidad estatal. Las autoridades reaccionarias no se atrevieron a regresar a la UASD, se conformó un Movimiento Renovador que designó nuevas autoridades que tenían como misión estratégica democratizar el ingreso a la universidad.  El Gobierno provisional de Héctor García Godoy se resistía a admitir de modo oficial a las nuevas autoridades y el 9 de febrero de 1966 se organizó un gran piquete al Palacio Nacional encabezado por Amín Abel exigiendo el reconocimiento del Movimiento Renovador. Los estudiantes universitarios  y secundarios que nos dimos cita en este inolvidable acto recibimos la metralla de la policía amparada por el invasor. Se desató una protesta nacional que obligó al Gobierno a reconocer las nuevas autoridades y se inició la democratización de la educación superior, cuando la UASD implementó facilidades para que sin importar su clase social todos los estudiantes que lo desearan pudieran ingresar a la universidad. Amín Abel jugó un papel estelar en esta gloriosa jornada.

Amín pese a concluir sus estudios de ingeniería con el grado Magna Cum Laude, decidió integrarse de lleno como cuadro político a la lucha contra el balaguerato impuesto por el invasor. Recuerdo que un 28 de abril de 1967 o 68 se realizó una gran protesta en la antigua Zona Constitucionalista, y fue apresado, declaró que si era un delito protestar por la intervención militar norteamericana, él se declaraba culpable. En aquellos momentos de intensos debates políticos en algunas tardes se presentaba al campus de la universidad para debatir temas políticos, recuerdo que en los jardines de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura se producía una gran ronda de estudiantes a su alrededor que nos deleitábamos oyendo sus intervenciones en esos foros populares.

En medio de la intensidad de la lucha contra el balaguerato, ante confidencias  reales que importantes presos políticos serían  asesinados, el MPD en 1970 organizó el secuestro de un coronel norteamericano, que fue canjeado por 20 presos políticos, Amín encabezó el comando revolucionario que realizó este operativo, sin provocarle ningún tipo de daño al oficial. La policía política balaguerista erigida en “tribunal sumario” como en los tiempos de Trujillo, decidió ejecutar a los autores del secuestro, de ahí que el 24 de septiembre de ese año ubicaron a Amín en su domicilio y lo asesinaron en las escaleras de su casa, ante la mirada impotente de su esposa embarazada y un hijo menor de edad.

El cadáver quedó tendido en las escaleras. Tengo el testimonio no confirmado, que los profesores de la UASD Eduardo Houellemont (Piti) y Teobaldo Rodríguez, compañeros y amigos íntimos de Amín en una acción muy arriesgada alquilaron una ambulancia de la Cruz Roja y con batas blancas (Piti era profesor de bioquímica) se presentaron al lugar y alegaron que eran de la Cruz Roja y habían sido enviados a buscar el cadáver, lo rescataron y lo llevaron a la funeraria La Altagracia. Solo Teobaldo está vivo, y ya retirado en su casa, no he podido confirmar el testimonio con él.

El combativo rector Rafael Kasse Acta convocó de urgencias el Consejo Universitario para decidir el velatorio de Amín en la universidad, tomando en consideración sus méritos, se recuerda que era una fecha feriada por ser día de Las Mercedes. Daniel Cabrera Zorrilla, entonces vicerrector académico, le declaró a quien esto escribe, que mientras el Consejo Universitario debatía el tema, se presentó un grupo de estudiantes al salón del consejo y anunciaron que ya el cadáver de Amín estaba en la explanada de la Facultad de Ingeniería.  Cabrera Zorrilla me refirió que entonces el Consejo Universitario en pleno se dirigió  a la Facultad de Ingeniería e hicieron las primeras guardias de honor ante el féretro. El suscrito estaba recién ingresado a la universidad, entonces dirigente de Fragua también hice guardia de honor.  El velatorio amaneció con la universidad rodeada por un poderoso contingente policial que no arredró a ninguno de los asistentes al acto mortuorio. Al otro día se hizo el entierro, que ante la conmoción nacional que produjo el fusilamiento de Amín no fue molestado por la policía política balaguerista.

Luego el suscrito como delegado estudiantil del Flavio Suero ante el Consejo Universitario, propuse la creación del Premio Amín Abel Hasbún, que fue votado a unanimidad por todos los miembros del Consejo Universitario, a petición del rector Antonio Rosario. El primero en ganar el premio fue Adonis Martín, hoy director de la Escuela de Ciencias Políticas. Varios años después también me otorgaron el premio.  Más adelante el edificio de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura fue designado con el nombre de: Ingeniero Amín Abel Hasbún. Gloria eterna para este ilustre universitario, ejemplo imperecedero del deber ser ciudadano.