La voz de alerta la acaba de dar el director del Jardín Botánico Nacional, Ricardo García y no puede resulta más apremiante cuando advierte que 813 especies de plantas de las seis mil que componen el inventario de la flora nacional se encuentran en peligro de extinción. De canal ha servido el reportaje realizado por el periodista Arismendy Calderón y publicado en el periódico Hoy en su edición de este día.
De esas seis mil, casi la cuarta parte, unas mil quinientas son endémicas. Es decir son propias de la flora dominicana; no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. Decenas se hallan en peligro crítico, prácticamente inminente si no se logra su rescate y preservación. En la medida en que desaparezcan de nuestro territorio, lo harán del planeta.
Los señalamientos del director del Botánico están contenidos en un estudio llevado a cabo por la institución, con el apoyo financiero del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Los mismos están ajustados a los criterios establecidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, de la cual el país es signataria. La Unión es considerada la autoridad mundial en lo tocante al estado de la naturaleza y los recursos naturales.
Estudiar sus recomendaciones, discutirlas y aplicarlas fue un trabajo laborioso de investigación a lo largo y ancho del país llevado a cabo por el esforzado cuerpo de técnicos del Jardín Botánico. Vale resaltar en este sentido la valiosa tarea de rescate de especies en peligro de extinción llevado a cabo por dicho equipo a través de largos años de dedicada tarea, por lo general escasamente conocida y menos reconocida.
Según el director del Botánico, la Sierra de Bahoruco es la parte del territorio nacional que cuenta con mayor cantidad de especies endémicas raras que constituyen patrimonio singular y exclusivo de nuestro país. Es también la que presenta más alto riesgo de extinción debido a la quema para elaborar carbón y al desmonte para la práctica de la agricultura. Esto así no obstante contar con el status de parque nacional, y por consiguiente de área protegida.
Cada año el Jardín Botánico recibe miles de visitantes con fines recreativos admirando sus hermosos y bien cuidados espacios. El mismo sirve de escenario para celebrar caminatas en apoyo de campañas de salud al tiempo de servir de sitio apropiado para muchas personas que se ejercitan a diario. Pero es también como señalamos antes, un centro científico dedicado a la conservación de la Naturaleza.
Una labor silenciosa, dedicada y de suma entrega que lleva a cabo el personal técnico, y cuya importancia a más de ser debidamente resaltada, merece y requiere el más amplio apoyo, tanto ciudadano como gubernamental Ahora con mayor razón y apremio ante la clarinada de alerta lanzada por su director.