I.- Mi nacimiento, una vida dura y sin prejuicios
1.- Mi madre me contó que el día 25 de diciembre de 1938, cuando me parió, sintió una alegría doble, la primera, porque había nacido vivo, y la segunda, por ser de sexo masculino, ya que antes solamente había alumbrado a mis hermanas Ramonita y María Petronila.
2.- También yo celebro en grande el aniversario de mi nacimiento, porque la vida me ha dado mucho más de lo que le he pedido. Tengo justos motivos para sentirme un suertudo al llegar, ahora, a los 82 años de edad, continuar enamorado de mi existencia y formar parte del mundo de los vivos.
3.- La realidad dice lo que ha sido mi accionar desde la adolescencia hasta llegar hoy a más de ocho décadas, incidiendo en sucesos que puedo identificar como fortuitos, imprevistos, hijos de las circunstancias. Si me quejara de la vida, no fuera más que un malagradecido; algo así como un individuo desgraciado que no merece estar ocupando un espacio sobre el planeta tierra.
4.- Es posible que una persona cualquiera que decida leer este escrito, se haga la pregunta de qué me lleva a reconocer que he sido un afortunado; un dichoso, estar encantado por arribar a los 82 años y sentir que los he vivido venciendo las contrariedades que se me han presentado.
5.- Cómo no estar contento si al momento de nacer mis padres no tenían lo necesario para vivir, y desde la niñez tuve que dedicarme al trabajo para sobrevivir. Así fue mi origen social, un marginado que dormía en el suelo, no tenía la comida segura y vestía la ropa que otros desechaban.
6.- Por encima de las complicaciones que a mi corta edad me vi obligado a enfrentar, me desarrollé liberado de prejuicios, sin ninguna clase de resentimientos propios de tarados y mediocres.
II.- Desde temprana edad comprendí lo que es un sistema injusto
7.- He hecho del trabajo y los estudios, mis aliados para salir adelante, y lo he logrado porque he obrado guiado por mi ideología y sin otras pretensiones que las de cumplir con mi deber como ente social, sin esperar recompensa material.
8.- A corta edad comprendí lo que es el ordenamiento económico predominante de mi país, las desigualdades que genera, el compromiso que debía asumir para lograr su erradicación y para sobre sus cenizas construir un sistema nuevo que lleve felicidad material y espiritual al pueblo dominicano.
9.- He dedicado parte de mi vida a la brega por liberar a los oprimidos de la tierra de toda clase de opresión, sin importar que sea en mi lar nativo o en tierras extranjeras. Creo en el internacionalismo y he tratado de hacerle honor.
10.- La actividad política ha sido mi pasión y la he ejecutado por convicción, con sumo apasionamiento. Con adoración la abracé, y adorada la voy a conservar de manera ininterrumpida por siempre y eternamente. Siento que con la lucha política y social tengo un pacto de unión a perpetuidad.
11.- Resulta complicado ajetrear en la práctica política con seriedad, porque algunas personas hacen de ella un puro comercio, desnaturalizando su sentido humanista y ético. No toda persona está dispuesta a emplearse a fondo, atarearse para alcanzar cambios en beneficio del país sin individualismo alguno.
12.- En una sociedad como la dominicana, con clases sociales muy heterogéneas, hacer labor política con fines transformadores conlleva a exponerse a enfrentar grupos con la formación ideológica más diabólica.
13.- Precisamente, con sectores, clases y capas sociales muy perversas, y de la peor ralea, he tenido que estar enfrentado en distintos escenarios, pero convencido de que en política, como en otras actividades humanas, nadie está llamado a tener la opción de escoger a sus adversarios.
14.- En la política, al igual que como en todo lo que he incidido en el curso de mis ochenta y dos años, no me lamento de los percances que he tenido que enfrentar. Solamente yo, y nadie más, ha sido responsable de las peripecias, de los contratiempos que he tenido que enfrentar y de los cuales no me arrepiento porque, equivocado o no, he procedido con la mayor buena fe.
III.- Estoy viviendo en una sociedad diferente a aquella en la que me desarrollé
15.- Por mi edad, formo parte de una generación de dominicanos y dominicanas, que nos formamos con una conducta totalmente opuesta a la de otros connacionales hoy. Me siento insertado en un medio social extraño al que nací y me desarrollé.
16.- Aunque parezca algo sin trascendencia, ejerce influencia en el quehacer cotidiano convivir con seres humanos de distinto proceder. Comportarse bien o mal desde el punto de vista social, separa al decente del antisocial.
17.- Es posible que algunas personas lleguen a creer que es lo mismo convivir en nuestro país en la actualidad, como se vivía ayer. Hoy estamos compartiendo con seres humanos de proceder muy distinto a las actuaciones de los del pasado. No es lo mismo obrar ajustado a la decencia que portarse como un patán.
18.- Basta con decir que el hombre y la mujer que se desarrollaron ajustados a las costumbres de ayer, merecían respeto por sus palabras, por ser sinceros, veraces y muy francos, mientras que ahora es normal actuar como mentiroso. El fullero es aceptado con la mayor atención y consideración.
19.- La sociedad dominicana de hoy se ajusta perfectamente a los que están formados para actuar como fingidores, infundiosos y muy listos para estar inventando. A muchos de los que recibimos una orientación cívica para jamás portarnos ficticios, nos resulta difícil compartir con el impostor que sobresale hoy como el gran ciudadano, aunque sea un ejemplo de vagabundo.
IV.- El pesar ante hipócritas y mentirosos
20.- Con todo pesar debo confesar que en los últimos años de mi vida, he pasado momentos muy amargos, desagradables, porque individuos a quienes creía ser mis amigos, ahora he comprobado que no son más que unos farsantes; simuladores profesionales; cultivadores de la hipocresía y puros trapaceros.
21.- No me adapto a aceptar las actuaciones de quienes hacen de la doblez, la deslealtad y la calumnia su accionar cultural. Me repugna, me motiva desprecio el espurio que está en el ambiente para sembrar momentos aciagos.
22.- El dolor que causa el desengaño me ha llegado a lo más hondo de mi corazón. No puedo decir con palabras escritas cómo la contrariedad se ha apoderado de mí cuantas veces he sentido desazón porque un ser querido, familiar o amigo, me ha defraudado. No estoy preparado anímicamente para ser golpeado por la frustración.
23.- La desilusión me aturde. La desmoralización no está en mi código mental. Perder la ilusión me hace comportarme como si estuviera fuera de mí, en otro mundo. Me gusta ser realista, juzgar las cosas tal y como son, y actuar con sentido práctico.
24.- La falsedad, el ocultamiento, la tergiversación y de cualquier forma la simulación me martirizan haciéndome sentir burlado. Me abate la angustia cuando soy víctima de la falsía de parte de aquel a quien quiero; el engaño me entristece. Altamente atropellado, trastornado, pulverizado en mi buena voluntad me siento desde que sé que he sido objeto de falacia.
25.- Me creo no ser yo, que he dejado de existir, cuando comprendo que he sido llevado por cualquier persona mía a hacer algo que no deseo ni debo hacer. Pienso que he caído en una encerrona; en una ratonera cuando el amigo o familiar me hace una celada, mediante encubrimiento y feas complicidades.
V.- El año 2020 fatídico. Homenaje a Los Panfleteros de Santiago
26.- El año 2020 ha sido trágico, fatídico para la humanidad entera porque la pandemia de la COVID-19 ha causado más de un millón de muertos y afectados. Particularmente yo, me he visto lesionado en mi salud, lo que ha motivado estar hospitalizado en cinco ocasiones.
27.- No obstante las dificultades que ha generado el año 2020, decidí ponerme por encima de las complicaciones para honrar la memoria histórica de los héroes y mártires Panfleteros de Santiago, a muchos de los cuales debo el hecho de haber llegado con vida a los 82 años de existencia.
28.- Ahora, cuando muchos de Los Panfleteros de Santiago, cumplen 60 años de haber sido torturados, descuartizados y sus cadáveres desaparecidos, he realizado diferentes gestiones para que su gesta se mantenga en la conciencia de la presente y futuras generaciones. Resulta limitado cualquier esfuerzo que haga para honrar a quienes dieron sus vidas por la libertad del pueblo dominicano.
29.- De las actividades que he hecho en el curso de este año para rememorar a los heroicos Planfleteros de Santiago, se destacan la publicación del libro: A los 60 años: dos planfleteros de Santiago contra un régimen tiránico, así como la designación de dos calles de la ciudad de Santiago de los Caballeros, con los nombres de los panfletistas Manuel Bueno y Luis Prud Homme.
30.- De igual manera, solicité al Presidente de la República, Luis Abinader, declarar como museo la casa donde residía Wen Guillén. Además, sugerí al senador por Santiago, ingeniero Eduardo Estrella, que se apruebe una ley, de una avenida de Santiago, con el nombre de Los Panfleteros de Santiago, para así honrar a los Panfleteros conocidos y fallecidos, como también a los que murieron y sus nombres se desconocen.
Ideas finales
31.- Luego de hacer un relato de mí sentir y vivencias al llegar al cumpleaños 82, solo me resta decir que aspiro a seguir con vida; siendo el mismo en todo sentido; igual en mi proceder; con idéntico actuar; muy semejante en lo que he sido como ser humano; homogéneo en lo que ha sido mi forma de asumir mi compromiso político y social.
32.- Finalmente, cuando ya no exista, quiero que de mí quede el recuerdo de la coherencia, la constancia, lo sistemático que he procurado ser en pensamiento y acción.