La gran carnada: La nueva ruta de la seda

China ha invertido ciento de miles de millones de dólares en esta nueva ruta de la seda, especialmente en países en vía de desarrollo. Un capital bastante atractivo para gobiernos, donde los derechos humanos son cuestionable y la corrupción gubernamental forma parte intrínseca de la cultura política. Esto es prácticamente una financiación sin condiciones políticas, sólo una estipulación que China se reserva; y esa es: <Romper con Taiwán>.

Pero la Nueva Ruta de la Seda china no solamente exporta infraestructuras, sino dicta la manera de hacer las cosas. Dicho de otro modo, China le dice al mundo: <Miren, a nosotros nos ha funcionado. No tienen por qué elegir una democracia liberal, pues ustedes también pueden ser exitoso como nosotros y no sólo eso; China puedes ayudarles a desarrollarse con prestamos e inversiones de parte nuestra y no vamos a cuestionar su historial político, ni tampoco el estado de los derechos humanos en su país, ni la transparencia, ni el nivel de corrupción en su país. Eso a nosotros no nos interesa>.

Este mensaje ha encontrado numerosos adeptos en los últimos 7 años. Más de cien países se han unido a esta iniciativa directa o indirectamente y se ha ido creando un bloque de países más dependiente de China. Se ha creado un mito que para crecer y desarrollarse económicamente hay que ser parte de esta esfera de influencia y en República Dominicana el pasado gobierno de Danilo Medina nos lo mostró.

A la vez que China va creando un bloque de países más dependiente bajo su esfera de influencia sinocentrinca irá, cada vez más, creciendo y desarrollándose económicamente.  Mas, en todo esto hay algo curioso que China quiere de esos países; y es cierto nivel de respeto y de consideración. Pero este respeto y consideración no son simbólicos tienen implicaciones reales y concretas.  Esas implicaciones pueden ser onerosas como descubrió Sri Lanka, uno más de las franjas de la gran ruta de seda, que se endeudó con China y tuvo que ceder el control de un puerto estratégico a China por 99 años. En vista a esta realidad, el gran temor es que otros gobiernos se enfrasquen en errores similares igual como Sri Lanka. La enorme influencia económica de China va hacer que esos países, al final, vayan en contra de China; y esos países quedarán paralizados porque no sabrán como oponerse y confrontar al dragón de oriente. Para China esta franja tiene un inmenso poder de influencia y la nueva ruta de seda un gran alcance hacia los países en desarrollo.

Sin embargo, el tema no solamente concierne a los países en vía de desarrollo, sino también a países desarrollados. En los 2019 tres países europeos, Italia, Grecia y Portugal cedieron al proyecto <La Nueva Ruta de la Seda> y XIN Jinping fue recibido como un héroe en las capitales de sus nuevos socios europeos. Países que aún no se recuperan totalmente de la crisis financiera del 2008, y que tras del desplome económico provocado por la pandemia causada por el Covid-19, necesitan más que nunca fuentes de crecimiento.  Estos países están en la Unión Europea y en la OTAN, son miembros claves de la alianza occidental y ahora están estrechando lazos con China.

Las inscripciones de China en Europa no terminan ahí. El país asiático ha estado enviando a Europa materiales sanitarios durante la pandemia. Envíos muy mediatizados que intentan obliterar la idea de que China es el origen de la pandemia. La otra iniciativa china llamada 17+1, ha creado una plataforma de cooperación con países de Europa Central y del Este, desde el Báltico hasta los Balcanes. La mayoría jóvenes democracias tentadas por la inversión china.

En el frente militar China ha avanzado, además ha estado reforzando su presencia en el mar de la China Meridional. Los Estados Unidos han intentado contrarrestar la influencia china en la zona enviando buques de guerra para defender su libertad de navegación en esos espacios marítimos. Empero, China sigue avanzando en todos los ámbitos del poder militar. El poder económico ha dotado a China de una estructura militar extraordinaria, tanto de equipamiento militar convencional como en capacidades cibernéticas que nunca antes imaginaba tener.

Ya China ha perdido en gran medida su imagen de fábrica barata en el mundo, su expansión e influencia a regiones donde no había operado anteriormente. Ahora Pekín intenta desempeñar el papel del salvador mundial suministrando equipos médicos. A diferencia de la crisis financiera occidental del 2008, cuando China ofreció solución, en esta ocasión es sin duda parte del problema pandémico actual (y la fuente principal de su origen). Sólo si la Unión Europea actúa unida, la influencia de China será mínima. El peor escenario podría ocurrir si Italia se convierte en una segunda Grecia. Allí, después de la crisis financiera del 2008, China arrendó el puerto griego de Pireo con un contrato con la empresa Cosco, un gigante del transporte marítimo propiedad del gobierno chino, para la concesión por 35 años. En Italia, después del COVID-19, China podría comprar todo el país itálico. Todo depende con que velocidad y alcance de recuperación económica de los países de la UE y la mutua solidaridad, serán clave para limitar el influjo de China. Sin la ayuda financiera de la UE, algunas regiones europeas (especialmente el norte de Italia), no podrán superar los daños causados ​​por la pandemia y evitar caer en las garras del Draco.