La Trampa china tiene la peculiaridad  que cuanto más duro  y fuerte usted tire para liberarse de ella,  más atrapado queda en  ella, si pretende halar hacia afuera cierra los círculos cilíndricos sobre sus dedos con efectos de andullo, tiene que empujar hacia adentro para aflojar los anillos  cilíndricos y así poder aflojar y liberarse, es decir hacer lo contrario a lo que indica lógica.

La falta de una visión estratégica integral en el Estado,  para el desarrollo  y ejecución de políticas  viales les hizo ignorar a lo constructores del Túnel de la UASD que la llamada P1 es la puerta más emblemática de la universidad estatal con el mayor índice de confrontación estudiantes y  policías, cuyo estilo  de enfrentamiento es apedrear vehículos, quemar gomas, lanzar bombas y tiros. Olvidaron a la hora de desarrollar esta obra, que el Estado   construyó un Jardín Infantil Progresando que queda  a menos de  cien metros de la boca del túnel en la San Tomás  y, para completar en la misma calle colindante al Jardín Infantil, la UASD construyó unas instalaciones con acceso por la misma calle, en la que ofrece servicios  de laboratorio clínico a la comunidad.

Los diseñadores del Túnel de  la UASD hicieron caso omiso a toda esta complejidad humana y social del entorno  universitario; pero, lo que no ignoraron  fue el aspecto técnico financiero que les obligo de  forma irremediable e irresponsable  a hacer desembocar el túnel en la misma puerta universitaria, con las únicas medidas de seguridad consistente en reductores de velocidad y unos rayones blancos en el pavimento indicando un paso peatonal a ras de suelo, no habrán puentes peatonales con lo que se asegura, no una trampa china, sino una trampa de la muerte para los cerca de 70 mil estudiantes que utilizan el lado este para penetrar al campus de la sede. Los extractadores de aires y ventiladores del metro en la Correa Isidrón  con San Tomás es lo que obliga a esta medida vial desafortunada, es decir, la falta de un plan maestro urbano holístico.

El túnel de la UASD es una gran obra en las que se invierten cientos de millones de  pesos, pero con una decisión  de seguridad y utilidad nada inteligente. Reitero  en este artículo lo que sugerimos en un trabajo anterior, "hay que mantener de forma subterránea el túnel cambiando su orientación en la Juan Sánchez Ramírez,   bajando  de oeste a este por estas misma calle con salida en la Elvira de Mendoza "; esto si se quiere proteger la inversión, garantizar el propósito de servicio, y obtener  toda la  utilidad y seguridad de la obra.  No podemos esperar una tragedia en el túnel para entonces pensar en medidas  contingentes como respuesta a un problema que se puede prever.

El mortal que escribe este artículo no es ingeniero, ni arquitecto, ni cosa parecida; sino un humilde ciudadano que vive a doscientos metros de esta gran obra y que recuerda ante la sordera y vanidad de los que ejercen la autoridad, la figura del más grande emperador romano, Gaius Iulius Caesar (Cayo Julio César) en su sentencia: "Fere libente Homines id quod volunt credunt"-Los Hombres  tienden a creer aquellas cosas  que le convienen-

Pero si insisten en no oír, ni ver, diremos parafraseando al mismo emperador romano: "Alea jacta est"….la suerte está echada… yo añadiría. Amigos.