Quisiera que llegue el día en que no tengamos que dedicarle tanto tiempo a querellarnos o a exigirles a los alcaldes que evaden cumplir sus responsabilidades públicas, a que cumplan con su deber y las obligaciones que voluntariamente y bajo juramento aceptaron el día en que fueron posicionados en sus puestos.   En consecuencia, siempre, la mala administración municipal da pie a que se critique a boca llena a cualquier Ayuntamiento  Es decir, todos los días podemos hablar de la cantidad de basura que hay en los parques, de los hoyos en las calles, de los tarantines y puestos de comidas en las aceras, de ornato y de Juan Simpiernas (el limosnero), de los pírricos salarios de los bomberos, de ¨embellecimiento¨, y todo lo demás, también.

Cuando un alcalde no cumple con su responsabilidad por la razón que fuera: por negligencia o por tozudez o simple mente por no tener afecto natural ni de familia ni humano,  le estaría negando a los más necesitados (los hijos de machepa) a tener una vida propia y de calidad; y así dejan de morir en la forma en que están muriendo.

Por ejemplo: durante todo el mes de julio los hospitales públicos estuvieron abarrotados por enfermos de dengue (y vamos por el mes de agosto y aún no sabemos su estado. Lo único que se sabe es que el número [incognito] de pacientes infectados por la picadura del mosquito Aedes aegypti son cada vez más).   Se habla mucho de dengue y posiblemente el dengue en si no sea la raíz del problema.  Quizá tenga mucho que ver con otros aspectos relacionados a la higiene de la ciudad (el alcalde, en un país civilizado, es responsable de higienizar y enseñar a los munícipes a administrar higiene.  La salud es vertical para un pueblo que tiene familia, sueña y trabaja). Por lo que el dengue es una consecuencia.

Retomando el personal de medicina en los hospitales, en muchas ocasiones, como el caso mencionado con anterioridad, el hospital no puede ser eficiente si no tiene la fuerza para emplear el protocolo internacional de salud, ni la dinámica operativa que lo acompaña.  Una sencilla razón describe todo este panorama y es que,  los médicos al no dispensar de medicamentos, ni de unidades especiales para tratar los casos de hospitalización, ni de aparatos, ni de utensilios, ni tienen partidas económicas extraordinarias para suplir emergencias y urgencias, el desempeño es infructuoso y el futuro del paciente es desdichado.  Por lo tanto, todo lo que ellos hacen (mucho o poco) lo realizan con los mismos recursos económicos, tecnológicos, humanos y técnicos (más un elemento que agrava la situación: los hospitales que están en remodelación).

Se debería legislar para que el Ayuntamiento tenga una contribución económica para administrar salud a los ciudadanos, en especial los que no tiene nada de recursos financieros.   Esta medida serviría de paliativo, no resuelve el problema definitivamente por que naturalmente la solución debe ser preventiva y no reactiva.  En ciudades como la  de New York, la ciudad o alcaldía se encarga de todos los gastos que sean necesarios en los que incurriría el paciente a los fines de que no se detenga el proceso que conlleva devolverle la salud a cualquier persona que este ocupando espacio americano. (En días pasados un joven, de padres dominicanos, estaba de vacaciones en el país, lamentablemente él tuvo un aparatoso accidente en una motocicleta.   Lo auxiliaron unas personas que lo encontraron en la calle  lo llevaron al centro médico más cercano.  Para sorpresa de todos,  el centro médico, supuestamente, le estaba cobrando $500,000 por adelantado solo para ser ingresado.  Como los familiares no tenían el dinero en ese momento, no le dieron ingreso al joven que tenía la vértebra comprometida. Entonces por no ser atendido adecuadamente, el vacacionista falleció) La vida de una persona en ciudades desarrollada es proporcionalmente directo al crecimiento de la ciudad.

Entonces, con hospitales como los de aquí que se puede esperar: ¿eficiencia médica?  Mucho hace el medico que trabaja con lo que tiene  a mano y hace más con lo poco que le han suministrado. 

¡Agarremos al toro por los cuernos: la salud es responsabilidad económica de la alcaldía!