1.- Nuestro pueblo ha vivido dominado por imágenes  irreales sugeridos por políticos que han perseguido  inducirlo a errores; creándole ilusiones; orientándolo a los fines de que, bajo delirio, se entusiasme y llegue a permanecer con la esperanza de conseguir algo, aunque finalmente se da cuenta que todo no ha sido más que espejismo, absoluta quimera.

2.- A las masas populares se les ha vendido la falsa idea de que las calles y avenidas les pertenecen; que son de uso común y que nadie tiene derecho  a apropiarse para provecho exclusivo de las mismas. Se ha llegado a difundir la hueca consigna de que las calles no son de nadie; que ninguna persona debe sentirse  dueña de la vía pública. Pero lo que se ve es que una cosa son las frases y otras las realidades, la materialidad.

I.- En Santiago, resulta infernal moverse en vehículos  de motor desde el elevado, transitando por la calle Del Sol hasta llegar  a la avenida Francia y viceversa

3.-  He hecho la introducción anterior para que quien decida leer este artículo mentalmente se ubique en lo que me propongo explicar, en el sentido de que por el desorden existente en la ciudad de Santiago de los Caballeros, en todo lo relacionado con el tránsito de vehículos y la forma como choferes, conductores y dueños de negocios han llegado a disponer con sentido  de propiedad de espacios físicos destinados para el común movimiento de vehículos de motor.

4.- En verdad, causa pena que la actual administración municipal  le ha dado continuidad a toda una serie de medidas odiosas tomadas por la pasada gestión,  que ha sido la más funesta  que  en los últimos años han  padecido  los habitantes de la ciudad de Santiago de los Caballeros. Sin necesidad, ni justificación alguna, el equipo  que hoy dirige el gobierno municipal ha cargado con problemas que fueron fruto de la corrupción y que entrañan parte del desorden en el tránsito y el estacionamiento de vehículos. No se explica la razón que ha impulsado a la nueva alcaldía a mantener  la extensión de la ruta N hasta la avenida 27 de Febrero, la cual fue llevada a cabo  con el fin de favorecer a un negocio, así como lo fue la creación  de rutas  innecesarias  y  el tránsito por varias calles estrechas de una sola vía por el centro histórico de Santiago. 

5.- No hay que hacer mucho esfuerzo para darse cuenta la forma como se han unido abusadores y    desorejados para hacer de Santiago un vivo desorden en el movimiento de vehículos públicos y privados, por la actitud tolerante de las autoridades   encargadas de regular el tránsito de vehículos en la zona urbana de la caótica ciudad corazón.

6.- Constituye un peligro y tormento conducir un vehículo por la calle Del Sol,  en el tramo comprendido desde el final del elevado donde está la rotonda con la  estatua del Patrón Santiago,  cruzando por la calle Daniel Espinal hasta llegar a la avenida Francia. Este trecho, que antes era de dos carriles, ahora es de uno, porque el otro es utilizado como estacionamiento de los clientes de los negocios ubicados cerca del Monumento a los Héroes de la Restauración, en la calle Del Sol. Lo mismo ocurre con el bloqueo por el estacionamiento que hay en la vía norte, transitando de oeste a este desde la avenida Francia con calle Del Sol, hasta penetrar a la salida de Santiago tomando el elevado o su parte lateral.

7.- Anteriormente, cuando el ayuntamiento tenía los espacios públicos  controlados y al servicio de la comunidad, era un deleite llegar a Santiago y desplazarse por una cualquiera de sus calles y avenidas, pero lo que fue un placer, ahora es una infelicidad, un  completo martirio. El disgusto  que genera la ocupación de la entrada y la salida de la ciudad de Santiago, es lo que se llama un verdadero dolor de cabeza, una repugnancia.

8.- En el pasado cualquier persona que se movía en un vehículo en la ciudad de Santiago de los Caballeros,  por la calle Del Sol, desde la avenida Francia, de oeste a este y viceversa, lo podía hacer con absoluta libertad, mientras que ahora constituye un  percance  hacerlo porque a ambos lados hay un permanente estacionamiento en los carriles.

9.- La situación que padece la ciudad de Santiago con el problema del tránsito y los estacionamientos de cualquier máquina, sin importar que sea automóvil, camión, camioneta, etc., no es la culpa exclusiva de la alcaldía, sino que  se combinan la indisciplina, la cultura del desorden, la falta de sanción al delito y otros vicios que dañan al ciudadano y a la ciudadana de hoy.

10.- Lo que sí es responsabilidad del gobierno municipal es que con el otorgamiento de permisos para la instalación de negocios en inmuebles sin parqueos, fomenta el desorden y hace posible el estacionamiento anárquico que hoy ha convertido a mi querido Santiago en un ambiente sumamente amargo, pesado y desagradable, casi imposible para vivir en forma civilizada.

11.- Con el asunto del infernal tránsito de vehículos por sus calles y avenidas, a Santiago le ha caído encima una especie de maldición divina, para no decir que está siendo víctima de todo lo que significa politiquería, tigueraje y corrupción; populismo de lumpen y complicidades impúdicas; falta de civismo, sinvergüencería de baja estofa y desprecio a lo que todavía sirve en la sociedad dominicana.

II.- El estacionamiento de los carros de taxis

12.- La labor de los taxistas en la ciudad de Santiago, en sentido general, es buena, y el material humano ejecuta su trabajo con honradez y eficiencia. El problema de la operación de los taxis es que tienen  prácticamente ocupado todo el espacio público en los lugares donde se reúnen muchas personas, sin importar que sea clínicas, supermercados o restaurantes.

13.- En otras ocasiones he dicho que tomando en consideración lo necesario que es el servicio de taxi, lo que procede es que la Alcaldía del Ayuntamiento de Santiago, acuerde con los dueños de los vehículos para que tengan una base, o un centro donde se mantengan estacionados a la espera de ser requeridos para realizar su trabajo. La realidad es que los carros de taxis no deben continuar convertidos en los amos de los espacios públicos. Una solución convenida se impone por el bien de los habitantes de Santiago de los Caballeros, de los taxistas y de los dueños de los vehículos.

14.- Aquel que quiera más pruebas que se dé una vueltecita por el centro de la ciudad, y se dará cuenta que en las calles y avenidas principales se han instalado centros de operaciones de carros taxis que contribuyen a anarquizar más y más el caótico tránsito de vehículos que estamos padeciendo los santiaguenses. 

 

15.- La pesadilla que produce conducir un vehículo de motor saliendo del elevado y tomando la calle Del Sol hasta la avenida Francia,  y al revés, es el mismo suplicio que originan los taxistas que  hacen  uso  de todos los espacios aledaños a las esquinas de las calles del centro histórico.

III.- Mujeres y hombres de Santiago, en concurso con la alcaldía

16.- En Santiago se hace necesario que mujeres y hombres con sentido cívico, y que quieran a su ciudad, se pongan en tensión para acabar con el desorden en el tránsito y estacionamiento de vehículos de motor. No es posible que un grupo de desaprensivos, amparados en la política de dejar hacer, haga de nuestra urbe un medio social insoportable. Lo incomodo e intolerable  no debe ser aceptado con resignación.

17.- El estado de angustia en que viven las personas físicas decentes en la ciudad de Santiago de los Caballeros, por el caos generado por el desorden en el transporte de vehículos, los parqueos improvisados, el conducir temerario y la repartición tolerada de los espacios públicos a particulares, no se vislumbra que tenga solución, a no ser que los santiagueros y las santiagueras que todavía quedan con dignidad y vergüenza decidan no continuar siendo víctimas de aquellos que con su proceder desaguisado están sembrando desazón con sus abusadoras actuaciones.

18. Resulta difícil comprender que un ciudadano, un munícipe educado y que se respete acepte tranquilamente permanecer indiferente ante el desastre que ocurre en la comunidad donde habita. Es muy propio de la persona digna sonrojarse cuantas veces se da cuenta que el espacio, que su medio social se ha convertido en un lugar no adecuado para vivir con tranquilidad, libre de sobresaltos, sin ninguna clase de turbación y ausente de nerviosismo.

19.-  No debe continuar como hasta ahora, el desconcierto en la que fue una urbe sumamente organizada en el tránsito de vehículos. La  alteración se ha producido porque está imponiéndose la cultura del desbarajuste. Hay que aplicarles la ley  a los desaprensivos que quieren  hacer de la ciudad de Santiago de los Caballeros, un manicomio, algo así como un ambiente de furiosos, extraviados y necios alborotados.

20.- Sin lugar a dudas, los miembros de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), aunque limitados en cantidad, dentro de sus posibilidades hacen su trabajo con eficiencia. No obstante  lo escaso del personal con que  cuenta, la DIGESETT, no forma parte ni es causante del desorden en el tránsito de vehículos de motor, aunque debemos contar con ella para la solución.

21.-  Todas aquellas personas físicas que por falta de capacidad, decencia o sano juicio no están en condiciones de conducir un vehículo de motor por las calles y avenidas de la ciudad de Santiago de los Caballeros,  están en el deber de abstenerse  de hacerlo por el bien suyo, de su familia y de la comunidad. En Santiago se impone que impere el orden, recuperar los espacios públicos que están siendo utilizados como parqueo privados y, además, que las autoridades hagan su trabajo.

22.- Lo habitantes de la ciudad de Santiago de los Caballeros, y aman a su ciudad y la quieren limpia y organizada, están en el deber cívico de hacer alianza sincera con la alcaldía para enfrentar  el desorden en el movimiento y estacionamiento de vehículos de motor. El alcalde Abel Martínez Duran, ese mismo munícipe que hizo suyo e interpretó correctamente las aspiraciones y el sentir de los hombres y mujeres de buen vivir de Santiago, que deseaban una ciudad limpia y  sin el vergonzoso mercado de los jueves, cercano al Cementerio Municipal de la 30 de Marzo, está en el deber de imponer su autoridad ante las ocupaciones abusivas de los espacios  públicos, el caos en el transporte de vehículos, y   el estacionamiento irregular en las calles y avenidas de nuestra ciudad.