La costa de Barahona es preciosa como toda costa caribeña y el restaurant del Hotel Caribe, además de exhibir cuadros con gaviotas y palmeras y yolas en 3D, sirve un sabroso desayuno de mangú, of course, con cebolla, jamón, queso y huevos fritos capaz de sellar por 10 horas el estómago de un hiperactivo turista alemán de 7 pies que se levanta a las 6 de la mañana para quel día le dé.

Los vacacionistas decidimos dejar el viaje para Bahía de las Águilas para el otro día. El vegetariano del grupo, conocedor de la zona, aconsejó el balneario de Villa Miriam, donde uno entra al agua bien fría y se le desaparecen los granos al segundo. Pero no, Villa Miriam estaba reservado para ese día y para el otro. El vegetariano aconsejó el balneario de San Rafael, un poquito más plebe, pero igual de frío.

En un lado unas doñas cocinaban con leña. El aroma del fogón me atrajo como a un mime. Casi toqué las llamas. Josefa, la musa del merengue "El marío de Josefa oo, solo come pecao oo, si le dan otra cosa oo, lo rechaza embravao oo", preparaba unas pelotas de yuca con meros frescos para los bañistas de la capital.

—¿Qué pecao son eso Josefa?
—Mero…
—Mero mero…
—Sí, pero no Mero Simson —dijo Josefa entre risitas demostrando que hasta en el Sur Dominicano Homero Simpson tiene seguidores. Los vacacionistas, incluyendo el vegetariano, salivaban más que un viralata al lao de una fritura villamellera. Nada da más hambre que el río y la playa, y el olor del pescado frito te llega a los húmeros. ‘No tenemos que comer aquí’, dijo uno de los vacacionistas privando en fino al ver el negro del caldero y el negro del aceite requeteusao.

Llegaron los pescados con pelotas de yuca y los vacacionistas les entraron a la conga, dejando los esqueletos de espinas como epitafios al sabor. El vacacionista que privaba en fino fue el primero que se parqueó al lado de las bandejas comiendo mero hasta por los ojos y gruñendo como oso cuando alguien osaba agarrar el pedacito de masa que goloseaba aun teniendo la boca llena. Qué bueno es comer con los dedos, agarrá masita de pecao, mordiíta a la yuca, ahora otra masita de pecao, chorritœlimón…

Mirando la ausencia de etiqueta y protocolo de los vacacionistas de la capital a la hora de comer, un enano erudito con una gorra del Licey hablaba con una mujer Politur en cuya cara, como una musa de Chejov, se reflejaban todas las facultades excepto una, la de pensar en vainas abstractas.
Omar Carrera Knebel 1
Mujer Politur: ¿De dónde son utede?
Yo: De la capital.
Mujer Politur: ¿Y utede no son de Puerto Rico?
Yo: No, ¿por qué tú me pregunta eso?
Mujer Politur: Porque utede son igualito a lo dominicano.
Yo:
Liceísta Enano Erudito: Pero Cristiana, si son igualitos a los dominicanos es porque son dominicanos.
Yo: ¿Cómo tú te llama?
Mujer Politur: Critiana.
Yo: ¿A que hora tú sale a patrullá la playa y lo río?
Mujer Politur: Depué que le cocino a to lo politur.
Yo: Osea, ¿tú era la cocinera de politur?
Mujer Politur: Yo sor politur también, pero bueno, son como vente hombre y como yo sor la única mujer tengo que cocinale.
Yo: ¿Te pagan aparte por la cocinadera?
Mujer Politur: ¡OYESO! Si hata critican mi sazón.
Yo: Qué fuerte, mira una cosa, ¿y qué hay pallarriba?
Liceísta Enano Erudito: Antes había una cascada.
Mujer Politur: ¿Y qué e una cacada?
Liceísta Enano Erudito: Pero Cristiana, ¿y tú no sabes lo que es una cascada y dependes de Turismo?
Mujer Politur: No yo no sé no.
Liceísta Enano Erudito: Cristiana, una cascada es una caída de una corriente de agua desde cierta altura producida por un rápido desnivel del cauce…
Mujer Politur:
Liceísta Enano Erudito: Un chorro de agua que cae criatura.

En la playa Bahoruco las olas escupían surfistas. Unos niños nos recibieron con una exhibición de gimnasia en la arena, con una yola de trampolín jugaban el famoso jueguito "Yo quiero que me pongan un yeso o por lo menos que me den puntos". El sol hacía ver las nubes fuera de foco. Una niña de moñitos llamada Adelaida Azul daba golpes de barriga entre risas repartiendo patá y trompá al compás del Abayarde. Otros jugaban el deporte nacional del empanizado. Dos puercos con manchas negras se acurrucaban buscando calorcito contra esa brisa de olas pulverizadas. De repente el cielo cogió fuego, nos despedimos de los niños que tenían apodos como 'Cabeza, hombro, rodilla y pie', 'Buchepavo', 'Pasaœprieto, "Cuatrœquina", que nos cantaron reguetón y nos pidieron vuelvan, nos gusta tener público.

De estas vacaciones, amable lector, diez años han pasado ya.
Hoy yo, desde Nueva York, deseo que estos sureños paisanos
hayan sido más alegres que tristes.
Que Josefa no haya perdido su buen humor.
Que Cristiana haya encontrado justicia laboral con igualdad de género en Politur.
Quel Liceísta Enano Erudito haya descubierto nuevas formas de entretener su gran cerebro.
Que Adelaida Azul no haya salido preñada siendo niña.
Que Pasaœprieto no haya caío preso sin haber hecho nada.
Que Cuatrœquina haya sentido felicidad sin tener que tar borracho.
Que todos hayan encontrado un forma honesta de vivir sus vidas
con por lo menos las necesidades básicas cubiertas.Omar Carrera Knebel