Esta frase es de las más citadas del Keynes (1883-1946).La mayoría de las veces se cita fuera de contexto e incompleta. Básicamente, se le asociaal mundo político que no ve más allá de su mandato electoral y muchas veces no evalúa el impacto y consecuencias de sus decisiones en el mediano y largo plazo.

¿Cuál fue el contexto?

El texto aparece en el capítulo 3 del “Tratado sobre la Reforma Monetaria” publicado en 1923, unos 13 años antes de la “Teoría General” (1936) que revolucionó la teoría económica de la época y casi 7 antes del “Tratado de la Moneda” (1930), que según Milton Friedman (1912-2006) fue el mejor trabajo de Keynes.

Es decir, que en 1923, Keynes estaba todavía dentro de la ortodoxia económica de la teoría cuantitativa del dinero que establecía: un aumento de la cantidad de dinero en circulación sólo afectabael nivel de precios, bajo el supuesto de que la demanda de efectivo era comprar y vender un nivel de producto que estaba estable a nivel de pleno empleo.

En el trabajo de 1923, Keynes elabora un argumento para ampliar la explicación del efecto del dinero sobre los precios. Argumenta que la cantidad de dinero se podía conservar en efectivo o en los bancos utilizables mediante cheques, de manera que el impacto del dinero sobre los precios estaba ahora mediado por los arreglos bancarios del público, por la riqueza y las costumbres,así como las prácticasde reservas de los bancos. Los cuales se suponía eran el reflejo de “las variaciones en la organización económica y social”.

Agregando que se había hecho un supuesto adicional: un cambio en la cantidad de dinero no puede afectar a estos “hábitos y prácticas”, lo cual puede ser cierto –según el economista- en el largo plazo, pero no en el corto plazo.

De ahí su sentencia: “Pero este largo plazo es una guía confusa para la coyuntura. En el largo plazo estamos todos muertos. Los economistas se plantean una tarea demasiado fácil, y demasiado inútil, si en cada tormenta lo único que nos dicen es que cuando pasa el temporal el océano esta otra vez tranquilo”.

Es decir, Keynes ironiza sobre la creencia de que el dinero no puede generar “variaciones en la organización económica y social”y critica la pasividad frente ala “tormenta” en el corto plazo, cuestionando también el tiempo que toman los mercados para autorregularse pero no su capacidad de autorregulación, cosa que hará en 1936 cuando publique la “Teoría General”.

En conclusión, la interpretación usual de la frase de Keynes refleja un desconocimiento del contexto y del argumento completo, creando confusión sobre su contenido y enredando  los momentos de la evolución de su pensamiento.

16/01/2013