Me parece inocentada que una institución como El Listín Diario se preste a la divulgación de artículos de opinión como el publicado el 27 de mayo de 2013 por don Vinicio A. Castillo Semán titulado “En defensa de la Iglesia”, artículo en el que expresa su ferviente apoyo a “su Eminencia Reverendísima Cardenal López Rodríguez” en su campaña de odio contra Profamilia y la comunidad LGBTQ, además de cargar contra Participación Ciudadana por defender cívicamente lo que consideran el derecho de los descendientes de haitianos nacidos en territorio dominicano. Evidentemente el señor Castillo Semán intenta utilizar la apelación a la fuerza, los miedos que históricamente los políticos de todos los bandos han utilizado con diferentes propósitos y la mezcla de temas sin correlación directa, o al menos evidente, para confundir a la sociedad y criminalizar a personas que reclaman el reconocimiento de derechos que les son suyos por carta de naturaleza.
Don Vinicio olvida que es mucho más obvia y objetiva la existencia de un Concordato entre un Estado supuestamente laico, República Dominicana, y la ONG con más casos abiertos por corrupción, prevaricación de recursos, abuso de poder y escándalos de abusos sexuales en todo el mundo, la Iglesia Católica, evidentemente; plan mediante el cual se financian obras sociales, pero también crímenes que en mi opinión son de lesa humanidad… Las ONGs a las que se refiere Don Vinicio promueven la educación sexual y el respeto a los derechos de tod@s l@s ciudadan@s frente a lo que a nivel internacional se llama: Homofobia, Apología del Terrorismo, Violencia de Género, Exaltación de la Violencia, Morbo, Xenofobia, Crímenes de Odio… entre otras enfermedades mentales y malos hábitos sociales y estatales.
Profamilia y la educación sexual
La campaña de Profamilia solo intenta educar. Porque la educación, y no los dogmas ni las opiniones carentes de fundamento científico, es lo único que puede salvar nuestra sociedad del infradesarrollo en que nos han hundido los políticos corruptos de la mano de muchas “Eminencias” y sus incitaciones a la violencia, cuna del desarraigo cultural, la depravación de los valores morales, el secuestro de las libertades sociales y los derechos-deberes ciudadanos. Solo una educación comprehensiva nos ayudará a reducir el número de infectados con el VIH que, según el Informe de Seguimiento 2010 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de República Dominicana
, estima que en el año 2009 57,540 personas convivían con el virus, y esta es una de muchas enfermedades venéreas que la campaña de Profamilia ayuda a prevenir el contagio. La campaña no incita a l@s niñ@s y adolescentes a tener sexo, simplemente les explica lo que es la sexualidad, los beneficios y consecuentes responsabilidades derivados de su práctica; enseña los métodos y mecanismos de protección en caso de que sean activos sexualmente voluntaria o involuntariamente y les incita a identificar y denunciar a l@s abusadores (que me parece que es lo que más preocupa a muchos de los detractores de la educación sexual).
La perversión generalizada, de la que habla don Vinicio, se fomenta cuando la educación sexual de nuestros jóvenes se deja en manos de la pornografía en internet, de los abusos sexuales por parte de personas pagadas por el Estado, o por las mismas familias, para educar en las ciencias, el amor y las buenas costumbres a nuestr@s hij@s, o por parte de familiares y “amig@s”; cuando la sociedad se lava las manos y huye de la responsabilidad de ayudar a l@s jóvenes a construir un mundo mejor y más justo porque los padres no tienen tiempo o tienen avergüenza de hablar con sus hij@s sobre derechos y libertades ciudadanas, desarrollo sostenible, sexualidad, derechos reproductivos, etc… Cuando se nos dice que el cuerpo es una cárcel inmunda y se criminaliza la práctica sexual reduciéndola a una mera función reproductiva o al capricho de los abusadores sexuales.
Derechos LGTBQ en RD
Ahora, en cuanto a los derechos de las personas LGBTQ, me parece que la mejor respuesta a la falta de argumentos con fundamento científico de don Vinicio es invitarlo a leer artículos de investigación científica, artículos sobre argumentos legales que actualmente están ganando esta batalla y asentando precedentes legales para la lucha por los derechos de este colectivo a nivel mundial o incluso campañas pro derechos LGBTQ promovidas por clérigos de todas las Grandes Tradiciones Cristianas y auspiciadas directamente por muchos miembros de sus cúpulas.
A lo mejor don Vinicio entenderá la lucha de las personas LGBTQ cuando escuche con atención el testimonio de la comunidad científica sobre la el desarrollo mental y físico de l@s niñ@s en familias monoparentales y/o LGTBQ; cuando entienda los argumentos casi evidentes que urgen por el respeto y la promoción de los derechos de tod@s l@s ciudadan@s por igual, todos sin excepción, le guste o no a las autoridades religiosas; o cuando algún familiar suyo que sea LGBTQ lo sean abiertamente y también reclame sus derechos.
Sobre la haitianización del país
Esta referencia me hizo recordar que un señor del barrio de la capital en el cual crecí, que en vez de corregirnos por las travesuras que hacíamos l@s niñ@s del barrio nos decía “llamaré al haitiano para que te lleve”… Don Vinicio suena algo parecido a ese señor de mi barrio, como si l@s haitian@s fueran extraterrestres…
Es cierto que el marco legal sobre nacionalidad de nuestro país solo contempla Ius sanguinis como derecho por el cual se adquiere la nacionalidad dominicana, como también es cierto que este derecho se flexibiliza cuando l@s descendientes de extranjeros son de países con mayoría de ascendencia caucásica-europea. Es cierto que en materia de soberanía ninguna nación extranjera tiene derecho a intervenir directamente en el devenir de nuestra nación, pero también es cierto que algunas leyes y algunos artículos de nuestra Constitución no son espejo del sentir de nuestras sociedades y dinamismos culturales.
Todo esto es cierto, pero también es cierto que incluso mis palabras son solo tinta sobre papel o una inmensa relación de código binario… Lo que no podemos descartar tan a la ligera es el ADN, porque nos cuenta otra historia mucho más amplia, larga y accidentada; nos demuestra que realmente somos un país singular con una mezcla genética impresionante, pero también nos dice que compartimos una parte de nuestro origen genético con l@s haitian@s. Me gustaría que don Vinicio, o cualquier dominican@ que pueda pagar los cien dólares que cuesta, se mandara hacer el estudio genético auspiciado por National Geographic
o el de fondo privado subvencionado por 23andme y Google
; a lo mejor la historia genética de don Vinicio le cuente que no se puede hablar de una sola identidad dominicana homogénea, sino de muchas identidades culturales que se abrazan e interrelacionan creando la riqueza y los valores que realmente representan a este pueblo tan grande y bello…
Y me queda la pregunta, sacando de contexto las palabras del fenecido Dr. Balaguer: ¿Por qué la Constitución es un papel en blanco solo a veces y solo para el beneficio de algunos?
En fin…
Que no, don Vinicio, que no es una trama internacional para corromper los valores, sino las mismas sociedades que han descubierto la farsa montada por los que se autoproclaman autoridades terrenales o celestiales para coartar la libertad, limitar los derechos y condenar las minorías a la miseria de una vida en la que sus sueños de felicidad solo se cumplen cuando están frente al televisor viendo una novela, mientras ellos lucen sus mejores cuellos blancos o sus brillantes terciopelos.
La educación es la respuesta, eso es vox populi, y la razón es evidente… l@s dejo con las palabras de la filósofa política Hannah Arendt:
“La educación es el punto en que decidimos si amamos el mundo lo bastante como para asumir la responsabilidad por él (…) también mediante la educación decidimos si amamos a nuestros hijos lo bastante como para no arrojarlos de nuestro mundo y librarnos de sus propios recursos, ni quitarles de las manos la oportunidad de emprender algo nuevo, algo que nosotros no imaginamos, para la tarea de renovar un mundo común.”