Muchas personas han criticado los movimientos feministas y las teorías que justifican su existencia. Mi conclusión al respecto es que, las personas que critican el movimiento es porque, quizás, en el fondo no se han detenido a pensar sobre la petición de las mujeres.

La historia de la humanidad ha estado escrita en clave masculina porque en su mayoría quienes la han escrito son hombres. El papel de la mujer ha sido invisibilizado y los textos que procuran explicar el origen de la humanidad atribuyen a la mujer la culpa de todos los males como sucede con Eva en el libro del génesis o con Pandora en la mitología griega.

Escasamente se reconocen los aportes femeninos en las luchas de la humanidad y es en contra de esta práctica que se han levantado esas voces feministas. Lo que exigen es inclusión social, que se borre esa imagen de la mujer como la culpable de los males, exigen equidad en el manejo de la historia y de la realidad pero, desgraciadamente, la vanidad machista nunca ha podido entender sus reclamos sin que existan hechos de violencia y de sangre.

Luchar por sus derechos les ha traído innumerables muertes, por ejemplo: en 1908 más de 129 mujeres obreras murieron carbonizadas por manos patronales en una fábrica textil de Nueva York, cuando mediante la huelga (conocida como la sublevación de las 20,000) reclamaban sus derechos como trabajadoras y al igual que el movimiento obrero del 1 de mayo de 1886 demandaban la disminución del horario y mejores condiciones de trabajo.

La cuestión ha estado en que, hacia la mujer ha existido siempre un sentido de exclusión y discriminación social y contra eso han luchado pero no ha sido fácil. Es importante señalar que el feminismo no busca sobreponer la  mujer sobre el hombre, sólo busca equidad y esto es reconocido como un derecho humano.

¿Dónde siento yo que ha estado la debilidad de todo esto? En que los movimientos feministas y las instituciones que promueven la equidad de género sólo se han preocupado en educar a la mujer en torno al tema de género, pero no al hombre y el género es conformado por mujer y hombre.

Siento que sin una adecuada educación de la masculinidad machista que nos arropa los feminicidios seguirán siendo una dolorosa realidad. Los hombres hemos sido educados para ser los jefes del hogar, los que tenemos la última palabra, los que mandamos. Las mujeres han sido educadas para ser las sumisas, las que obedecen, las controladas. Si sólo se pone el énfasis en educar la controlada y no al controlador cuando la misma intente levantar su voz y exigir sus derechos se encontrará con la violencia de frente como ha sucedido antes.

Los feminicidios seguirán mientras los hombres no asumamos que la mujer tiene derecho a crecer, a tener buenos salarios, a educarse y salir adelante. Que tienen derecho a rehacer su vida una vez se la hayamos hecho imposible. Los feminicidios seguirán mientras los hombres no entendamos que una mujer puede ser nuestra compañera, pero no nuestro objeto de pertenencia y que si no quiero perderla no debo esperar al límite para darme cuenta de lo valiosa que es. Solo cuando nos vemos al borde de perderlas es que reparamos en que realmente la amamos. Pero, el problema está en que “cuando una mujer decide olvidar, no hay nada en la tierra que le haga cambiar”. Y esto no lo entendemos los hombres.