Según las palabras de la Directora de la Dirección de Compras y Contrataciones Públicas, Doctora Yokasta Guzmán, el sistema político dominicano es “clientelar y utiliza las compras públicas y la nómina pública como un botín político”, expresión que compartimos desde hace mucho tiempo y voy más lejos: es tiempo de que la sociedad dominicana busque nuevos paradigmas anticorrupción.
En el encuentro que sostuvo la funcionaria ante líderes evangélicos representativos el pasado viernes sobre los logros del gobierno en la transparencia en las contrataciones públicas y también los planes destinados a jóvenes emprendedores y pequeños y medianos empresarios, muchas inquietudes surgieron en materia de transparencia y la lucha anticorrupción.
Es preciso decir que las contrataciones públicas representan aproximadamente el 40% del presupuesto del gobierno y alrededor del 20% del total de la economía del país, por lo que se deriva la importancia de la transparencia en este renglón estatal.
Sin embargo, al hacer una reflexión profunda, pude darme cuenta que el atraso que tiene el sistema político dominicano en materia anticorrupción se debe básicamente a tres factores: 1) No existe en la actualidad un paradigma a imitar, acciones o acción ejemplarizadora que nos pueda servir como un referente en la lucha anticorrupción; 2) Los partidos políticos en su mayoría son “maquinarias electorales” destinadas sólo a alcanzar el poder. Los que logran llegar a puestos públicos no tienen consciencia de lo que es servir al Estado, ya que tienen una escasa o ninguna formación como servidores.
La tercera causa son los grados de desigualdad social, la falta de oportunidades de un empleo digno que puedan ayudar a muchos a salir del círculo de la pobreza y sólo a través del ejercicio de la política pueden dar un “gran salto” económico cuando alcanzan un puesto estatal.
Por esas razones es que muchos ven como utópico que la administración pública, como lo señala la Ley 247-12, tiene el objetivo de satisfacer en condiciones de eficacia, igualdad, transparencia, publicidad, coordinación y eficiencia el interés general y las necesidades de las personas.
Esa correlación entre el interés general y los objetivos de la administración pública a través de una administración eficaz de los recursos públicos, hace tiempo que se ha perdido, porque sencillamente en las últimas décadas la ética y la lucha anticorrupción han estado ausentes.
Es preciso buscar nuevos paradigmas para mejorar la calidad del gasto público, vigilar cómo se ejecuta, a qué se destina, cómo son los procesos y si hay transparencia, para que el país finalmente logre tomar los caminos del desarrollo y la institucionalidad.
Una alternativa interesante para lograr una eficaz lucha anticorrupción es darle más participación a la sociedad civil para que dirija esos procesos. Es obvio que los partidos políticos han perdido esa capacidad.
Empoderar a grupos y asociaciones y además fortalecerlos para que puedan vigilar ciertos procesos estatales para la adquisición de bienes y servicios, podría constituirse en el paradigma que buscamos.
Ya no queremos políticos que se conviertan en héroes persiguiendo selectivamente a líderes de grupos políticos contrarios. La sociedad dominicana busca una lucha anticorrupción verdadera que no solo se limite a la construcción de expedientes judiciales, sino más bien labores preventivas y de empoderamiento de ciudadanos conscientes de que necesitan una sociedad más digna y que merece un buen manejo de las finanzas públicas.