Hoy 25 de septiembre se cumplen 52 años del golpe de Estado contra el primer gobierno democráticamente elegido después de 31 años de dictadura. El golpe de estado, del 25 de septiembre de 1963 truncó las esperanzas de un pueblo por construir la democracia y vivir en libertad. Se marinó con una campaña anticomunista antes de las elecciones democráticas del 20 de diciembre de 1962, la cual no logró frenar la elección de Juan Bosch con la mayoría absoluta de los votos.
Pero lo que desencadenó el apoyo de la Iglesia al golpe de estado y la Guerra Civil, fue el contenido laicista de la Constitución de 1963. Juan Bosch salió airoso de tres horas de debate con el Jesuita Láutico García, dos noches antes de las elecciones. El sacerdote no tuvo más remedio que declarar que Juan Bosch no era marxista-leninista.
Desde el ajusticiamiento de Trujillo, la Jerarquía eclesiástica mostró su agradecimiento y auténtica devoción a su benefactor. El Arzobispo Beras lloró y pidió al pueblo cumplir el deber del agradecimiento y Francisco Panal lo despidió como héroe, pidiendo que sus huesos perecederos vivificaran la tierra para continuar nutriendo la conciencia de la Patria en la infinitud de los tiempos.*
El período entre el ajusticiamiento de Trujillo el 30 de mayo de 1961, y las elecciones democráticas el 20 de diciembre de 1962, es clave para interpretar el golpe de 1963. La Iglesia inició la campaña de edificar a la población sobre la relación intrínseca entre la identidad dominicana, el anticomunismo y la catolicidad.
Monseñor Reilly advirtió que era necesario enfrentar a los partidos comunistas y socialistas. “aunque se proclamen democráticos” (“Obispo Dice Iglesia Velará por Mantenimiento Derechos”. El Caribe 14 de febrero de 1962). Por otra parte Francisco Panal satanizaba el comunismo y amenazaba con el fuego eterno a quien no obedeciese la Iglesia (Monseñor Francisco Panal, El Caribe, 11 de marzo de 1962).
El pleno de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) orientó por quien no debían votar, en su Declaración sobre el Comunismo emitida el 25 de mayo de 1962:
“Ningún católico puede ser comunista. Son posiciones diametralmente opuestas. O se es católico o se es comunista, porque lo uno niega lo otro, como se oponen la luz a las tinieblas […] el comunismo se afana en apagar esa luz que ilumina la inteligencia humana, sin la cual el hombre caminará en las tinieblas de la violencia, del odio, de la falsedad y del engaño […]. [El comunismo] no reconoce otra autoridad que la del más fuerte, no acepta ninguna ley moral, ni admite real distinción entre la virtud y el vicio; sólo acepta distinción entre el placer y el dolor, entre la utilidad y el daño […] despersonaliza al hombre convirtiéndolo en simple engranaje de la maquinaria estatal. […] y porque nuestra Patria surgió al amparo de ‘la Santísima Trinidad de Dios Omnipotente’, siendo sus armas la Cruz y el Evangelio, afirmamos que ningún verdadero dominicano puede ser comunista. El que lo sea deja, por lo mismo, de ser dominicano.”**
La Iglesia utilizó el anticomunismo frente a un gobierno y una Constitución que no fue comunista. Lo hizo para esconder sus motivaciones contrarias a los intereses de las masas desposeídas, y a mantener los privilegios económicos, jurídicos, y de todo tipo que el Concordato le otorga garantizándole un Estado confesional; y un sistema de Educación que busca integrar ciencia y religión e imponer su moral a toda la población estudiantil.
Un análisis de la Constitución votada y proclamada el 29 de abril de 1963, muestra que esta no tenía nada de comunismo y mucho de justicia social. Se orienta a proteger la dignidad humana y promover su respeto; a propender la eliminación de los obstáculos de orden económico y social que limiten la igualdad y la libertad de dominicanos y dominicanas y se opongan al desarrollo de su personalidad.
La Constitución buscaba reducir la brecha entre ricos y pobres limitando la propiedad excesiva de la tierra. El art. 24 declara el latifundio antieconómico y antisocial y el art. 25 limita a personas dominicanas la adquisición de la propiedad de la tierra. El art. 28 dedica los terrenos del Estado a una Reforma Agraria. Estas medidas pusieron a terratenientes y militares que se apropiaron de terrenos del Estado o tenían grandes latifundios en contra de la Constitución de 1963.
La sección V sobre la familia garantiza los derechos de la mujer y los hijos/as. "Presupone una absoluta igualdad de derechos para los cónyuges, incluso respecto del régimen económico”, y prohíbe la discriminación entre hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio, entre muchos otros derechos para garantizan la salud y la vivienda.
Una piedra central de la Constitución es el planteamiento de una educación pública de calidad fundamentada en la ciencia y en la moral y cívica laicista. El artículo 37 garantiza la libertad de enseñanza y proclama la ciencia como fundamento básico de la Educación y saca a la Iglesia del aula y de la estructura del sistema escolar. El Estado tendrá a su cargo la organización, inspección, y vigilancia del sistema escolar para cumplir los fines sociales de la cultura y la mejor formación intelectual, moral y física de los educandos. El art. 38 eleva el magisterio a función pública y garantiza los medios para que pueda consagrarse a su "elevada misión sin presiones económicas, morales, religiosas o políticas”. Garantizando así el libre desarrollo de la personalidad de niños y niñas, dignificando la profesión del magisterio y sacando las ideologías políticas y religiosas de la escuela.
El análisis de la CIA de los primeros 100 días del gobierno de Bosch estimaba “su logro principal” la nueva Constitución. “De conformidad con sus objetivos reformistas, el tenor de este documento ha sido muy inquietante para los elementos tradicionales privilegiados de la sociedad dominicana. La Iglesia, por ejemplo, se ha sentido ofendida por omisiones y disposiciones que afectan la separación de la Iglesia y el Estado”. El informe de la CIA consideraba que no existían evidencias de que Bosch fuese comunista, y determinó que la campaña anticomunista buscaba justificar ante los Estados Unidos el golpe de Estado contra el gobierno de Bosch: “Sin embargo, la reciente propagación coordinada de este tema, sugiere un esfuerzo deliberado por ganar la aprobación de EU para un golpe militar contra Bosch”.
Después de 52 años del golpe de Estado, el impacto negativo se ha multiplicado, con el aumento caótico de la población y el cordón de miseria y desempleo creado por la descampesinización del campo y el avance de multinacionales que concentran la riqueza y el poder en pocas manos. Este es este el resultado del golpe de Estado y de la estructuración de un Estado confesional normado por el concordato, según la Ley Divina y el derecho canónigo ¿Es esta la Iglesia que quiere Francisco? ¿Una Iglesia unida al poder militar, económico y político?
** Las tres citas están incluidas en mi artículo inédito Desigualdad y adoctrinamiento en las escuelas del Estado que publicará próximamente el Centro de Estudios de Género del INTEC en su publicación de las presentaciones de la VIII Conferencia Dominicana de Estudios de Género, noviembre de 2014.