Desde principios de los años 1990 se comienza a afianzar en la Republica Dominicana la era digital, con el uso del correo electrónico y las conferencias virtuales. Este proceso se acelera con la llegada del siglo XXI, mejorándose sustancialmente las tecnologías de la información y la comunicación, que se circunscribe dentro de lo que se ha solido denominar la cuarta revolución industrial.
Cada día mas se incorporan las TICS a las actividades productivas, financieras, del mercado de valores, servicios, educación, salud, transporte, entre otras.
Una actividad que se ha revolucionado a partir de la introducción de las tecnologías que utilizan herramientas online es la ingeniería de software, que a la vez sirve de soporte para el desarrollo de dichas tecnologías; a esto se agrega el empleo de empresas transnacionales a personas que se encuentran en distintas partes del mundo, pero que desde su casa laboran en dichas empresas, gracias al uso del internet.
Entonces la modalidad de fuga de celebros, que antes se expresaba con el traslado de profesionales hacia otro país, ya se produce de forma remota, que el trabajador entonces se queda laborando desde su lugar de origen.
Con la pandemia del covid-19 este proceso de trabajo online se ha acelerado sustancialmente.
Este proceso se ha convertido en una amenaza para las empresas productoras de software locales, que se acelera su desarrollo a partir del año 2019 y sobre todo a partir del año 2020, como ya hemos señalado por el COVID-19.
Es que empresas que se encuentran ubicadas principalmente en Estados Unidos aprovechan la mano de obra barata de jóvenes, que como el caso de un joven dominicano. de los que trabaja en el desarrollo de software para una de esas empresas, que pasó de ganar en esa labor en una empresa dominicana RD$70,000 a RD$300,000 al mes. Los pagos online en esas actividades van de US$3,500 a US$8,000. Pero además les permite a desarrolladores trabajar en más de una empresa, de tal forma que en los dos trabajos podría recibir hasta US$10,000 al mes; a esto se agrega que no se le descuenta seguridad social e impuestos sobre la renta.
Esta situación ha derivado en una movilidad acelerada del personal de las empresas locales, para desplazarse a las empresas extranjeras de forma remota, llegando en algunos casos a una rotación de personal de un 55%.
Es una realidad que el proceso de globalización que influye en el empleo, sobre todo en la creación de software, no hay manera de evitarlo, pues la virtualidad ha roto con barreras, sobre todo las fronteras nacionales, que existían anteriormente, para el empleo.
¿Cuáles son entonces las alternativas para evitar la fuga de cerebros? La verdad es difícil para las empresas tecnológicas dominicanas, así como de cualquier país subdesarrollado, competir con empresas principalmente de Estados Unidos, por lo que la alternativa posible es hacer alianzas estratégicas, que permitan asociarse con esas empresas extranjeras, lo que permitirá, además de mejorar la tecnología, reducir la alta rotación del personal debido a las diferencias salariales.
Estas alianzas podrían hacerse en diversas modalidades, ya sea que las empresas trabajen como apoyo a las empresas extranjeras, no solo para la Republica Dominicana, sino para diversos países, lo que amplia de forma significativa las oportunidades de personal calificado que se ha estado formando en universidades e institutos tecnológicos. Esta modalidad podría también incentivar a jóvenes a capacitarse y dedicarse a las actividades de desarrollo de tecnologías, permitiendo empleos de mayor calidad, desde el punto de vista de la calificación y del salario recibido.