A menos de un mes para las elecciones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), se mantiene la tendencia de una Emma Polanco como ganadora de al menos la primera vuelta y a un Editrudis Beltrán, su más cercano contendor, sin tiempo para remontar los cuerpos de ventaja. Mientras, candidatos a vicerrectorías, direcciones de recintos, centros regionales y escuelas, decanatos y vicedecanatos, pujan por conquistar puestos.

Como pasa en el patio electoral dominicano, en la Gran Ciudad Universitaria (sede y 19 centros, subcentros y recintos, 180 mil estudiantes) se ha registrado un aguacero de supuestos sondeos que ha empapado cada resquicio con cifras a favor o contra de candidatos, según sus diseñadores.

Más allá de la calidad de los números aireados en foros de Whatsapp y en miles volantes paridos casi siempre por la improvisación; más allá de la guerra de insultos, que daña relaciones y horada la imagen institucional, los factores subjetivos parecen favorecer ahora a Polanco, y la colocarían como la primera rectora de la primera universidad de América (28/10/1538) a partir de una fecha tan próxima como el 20 de junio de 2018.

Su equipo ha recorrido la distancia con una ventaja que –entiende–  ha resultado cómoda, quizá porque arrancó primero y ha sido menos errático en términos estratégicos. Ha lucido efectivo en la política de alianzas con los exrectores, las más potentes organizaciones estudiantiles y de empleados, e influyentes grupos profesorales, lo cual constituiría un manto psicológico positivo para los sufragantes indecisos.

Beltrán no se ha detenido en su afán de cooptar adhesiones para acortar distancia. Ha avanzado, pero, tal vez, insuficiente como para igualar. Los ataques morales emitidos por su entorno, al parecer no han provocado el efecto deseado en un target al que, erróneamente, le habrían supuesto baja instrucción y, por tanto, pasible de ser manipulable o chantajeable. Es probable que tal estrategia se haya convertido en un bumerán. Pese a ello, la han arreciado.

Él quedaría sepultado de cara a este proceso –y quizá por el resto de su carrera–, si no obtiene un porcentaje de garantía moral frente a la caterva de aspirantes que ya han enseñado el pico para el cuatrienio 2022-2026. Queda, sin embargo, poca agua en la fuente (2.659 docentes, 27 empleados, 53 ayudantes y 133 estudiantes). De ahí que intente afanosamente catalizar la mayoría de las fuerzas vinculadas al oficialista Partido de la Liberación Dominicana, dejadas libres por la comisión universitaria designada por el Comité Político.

A Emma Polanco se le vería, en las horas que faltan, jugando a mantener su ventaja y al enamoramiento de los indecisos, con un discurso distante de datos, frases cansinas y descalificaciones personales, porque tal vez sabe que, por primera vez, en el piso nueve de la torre administrativa hay olor a mujer. Luce que está en su kairos.

El panorama pinta que solo una eventualidad mayor, o un descuido el “día del juicio”, cuando toca votar y contar,  podría cambiar el rumbo de la nave. En la “guerra”, cualquier descuido sale caro. Sobre todo en el tramo final.