No habían pasado horas desde el hallazgo de Emily, y todavía sin una versión oficial del hecho y sus detalles como hasta ahora, cuando ya sobre el cadáver de Emily y su hija se aventuraban los carroñeros. Opiniones empezaban a llover en ciertas redes interesadas que carecen de espontaneidad y que actúan de manera oportunista y aviesa, así como de algunos  comunicadores indicando que el culpable de estas muertes era la falta de leyes para consumar abortos. 

Fue triste  ver que no se respetase  el dolor  de la familia, ni el de una nación que lloraba con los padres de Emily, para empezar a sacar capital a favor de una posición con argumentos contradictorios. 

El crimen de Emily y de su hija no se resuelve con aprobar una ley que oficialice  el crimen de criaturas inocentes, porque la razón de este crimen no tiene nada que ver con el aborto. Esto ultimo solo reitera la devaluación de la vida que hace posible que un joven mate a su hija, y a la madre de su hija porque le resultan un estorbo.

Concluir de esa manera es una superficialidad, un autoengaño, o una astucia interesada para catapultar una vez más la cultura de la muerte.

El crimen de Emily es la muestra de una sociedad en donde el pecado del egocentrismo, el hedonismo y la  hipersexualización  ad absurdum de la vida han provocado una cultura desaforada de autosatisfacción egoísta  que es destructiva. Esto sumado al hecho de que no hay un régimen de consecuencias para los crímenes cometidos lo cual expedita los planes asesinos. 

Lo que llevo  a Emily a la muerte no fue el aborto inducido por el homicida  de esa madre y de su propia hija, sino una voluntad perversa comprometida premeditadamente a deshacerse de la responsabilidad que tenía por delante aun a costa de la muerte de esta adolescente madre y su criatura . Esto culmino en el golpe de gracia dado a la cabeza de Emily para  asegurarse de que el inconveniente de los compromisos de ese joven frente a esta situación fuesen también enterrados. 

No sabemos si el joven consultó con su madre o no para hacer esto, lo que si sabemos es que la madre estaba según versiones periodísticas  colaborando con el encubrimiento del crimen, y quizás pensando que el trafico de influencias que resuelve los problemas de los que detentan jerarquía política como ella, les iba a librar,  como ha librado a tantos otros en crímenes de esta y otra naturaleza.

Pensar que podamos tener de parte de elementos de esta sociedad el argumento de que estos crímenes se previenen aprobando las leyes de aborto, me lleva a preguntarme, en que nos hemos convertido, cuando la receta para combatir un crimen es cometer otro contra la mas inocentes de las criaturas, esa que esta en el vientre de la madre. En esos escritos  no vi enfatizar un castigo ejemplar sobre el asesino, lo cual me indica que algo anda mal en estos "pensadores".

 La hija de Emily, no era fruto de un incesto, no fue desechada por tener malformaciones ni por incompatibilidad con la vida como pretenden los abortistas que se legisle; esa inocente criatura en el vientre de su madre murió porque era un estorbo para la vida egocéntrica de ese padre.

Por ello vemos aquí que en este caso en donde no aplican las famosas causales, aún así  se quiere usar este caso como excusa para promover la cultura genocida, usando el shock emocional de esta nación para buscar simpatía con la causa del aborto;  a una nación que no esta convencida de qué hay que devaluar la vida para "progresar" y dar "dignidad" a la mujer.

 Emily y su hija fueron otra oportunidad de los promotores del aborto para tomar la ruta de un argumento emocional en favor de la muerte, pero en este caso le salió el tiro por la culata.