Bien que se legisle prohibiendo el matrimonio entre menores, incluyendo la autorización de los padres, y se sancione penalmente a quienes violen la norma.  Pero…¿Y las relaciones sexuales y embarazos a edad temprana  para lo cual no es necesario contraer matrimonio y que tienen lugar al margen del mismo e inclusive, de una relación formal y estable de pareja? Existe un gran porcentaje de madres prematuras que no han pasado por el Registro Civil, ni mucho menos por la sacristía. El hecho de que en el país un 20 por ciento de jóvenes dan a luz antes de cumplir los 18 años, no es noticia novedosa  que cause asombro ni turbe el sueño por resultar sobradamente conocido, lo que en modo alguno resta mérito a quienes llevaron a cabo el trabajo estadístico ni su importancia.  Por el contrario, el dato, una de cada cinco madres adolescentes,  nos  recrea  la gravedad del problema.  La complejidad de este trasciende con mucho la simple prohibición legal de contraer matrimonio antes de la mayoría de edad.   O la recomendación del uso de condones, que de acuerdo a los resultados de esa investigación al parecer no ha arrojado los resultados esperados por sus patrocinadores.  Son factores de cultura,  familia,  escuela,  marginalidad, ausencia de valores,  ausencia de orientación sexual,  falta de previsión del futuro incierto que esperan a la madre temprana y el hijo a destiempo. Resultan diversos los aspectos que es preciso abordar con una estrategia integral que va mucho más allá de la elaboración de una ley y los buenos deseos de que quienes le brindan apoyo.  Mientras tanto, seguiremos figurando en el poco meritorio listado de los países donde es más elevado el número de adolescentes embarazadas.